viernes, 23 de septiembre de 2005

La cruzada de la Infamia

Ciudadela principal de la fortaleza de Montsegur

Saliendo de Marsella hacia el oeste nos encontramos con la región del Langedoc, antaño la más rica de Francia y hoy, una de las más pobres. En ella abundan los recuerdos de la turbulenta historia de estos parajes, salpicada por ruinas de castillos y antiguas ciudadelas, arrasadas por orden de Reyes y Papas enarbolando el estandarte de Cristo, tan habitual en la Edad Media. Porque el Langedoc fue la cuna de la herejía, si esto puede decirse de algún lugar del mundo, y pocas veces la religión habrá determinado con tanta crueldad el destino de un país de manera tan visible, sin exceptuamos Bosnia e Irlanda del Norte.

Pues bien, ese Langedoc de fortalezas, de amor cortés, de trovadores y riquezas sin fin, fue el escenario del primer genocidio de Europa: una matanza de más de 100.000 seguidores de la herejía cátara por mandato del Papa que tuvo lugar durante la cruzada más desconocida, la albigense, la cual recibió su nombre de la ciudad de Albi, cuna de la insurrección.

Hoy ya no es posible describir con exactitud la génesis de la fe cátara, pero en el Langedoc el movimiento se convirtió en una fuerza nada despreciable a partir del siglo X d.C. Parece ser que podemos encontrar sus antecedentes más fieles en el maniqueísmo, un conglomerado de enseñanzas acuñadas por el persa Mani en el siglo III de nuestra era; de ahí pasaron a la región montañosa que delimita los territorios de Macedonia y Bulgaria, desde donde alcanzó las tierras europeas primero gracias a las caravanas de los mercaderes y después, escondida en las columnas de caballeros de la primera cruzada... cuyos portadores fueron conocidos como Cátaros, del griego "Katarós" que significa "puro". Los languedocianos no hicieron a los cátaros blanco del desdén que hoy dispensamos a las confesiones u opiniones minoritarias existentes en nuestra cultura. Llegaron a ser la religión dominante del país y fueron tratados con el mayor respeto. Se puede afirmar que el catarismo, era en el langedoc la religión del Estado.

A sus seguidores los llamaban les Bonhommes o les bons chretiens, es decir, "los buenos hombres" o "los buenos cristianos", lo que da a entender que posiblemente, no hacían daño a nadie. Las crónicas imparciales les presentan como un movimiento de pureza, un retorno a la filosofía primigenia del cristianismo y, si bien es cierto que sus doctrinas acabaron no entendiéndolas nadie, en general propugnaron un ideal de vida conforme a las enseñanzas de Jesús y por tanto, renegaban de los fastos y las riquezas. Se congregaban al aire libre, todos los miembros eran iguales, eran pacifistas y creían en una especie de reencarnación. Además despreciaban - pobres- las relaciones sexuales, no mataban a los animales ya que creían en la metempsicosis y, por el camino, se cargaron los sacramentos inventando uno nuevo que valía para todo: el Consolamentum.

Más problemas presentaban otras partes de su doctrina: Para los Cátaros coexistían dos mundos, el cielo, obra de Dios y el mundo terrenal, obra de Satán. En esta especie de Tierra Media Dios no interviene en el segundo ya que para él, no existe. Por tanto los hombres seríamos una especie de almas encerradas en cuerpos terrenales de los que el Creador, en algún momento, se apiadó mandándoles a su hijo para hacerles entrega de un mensaje redentor. A diferencia del concepto católico, Jesús no resucitó, sino que solo tomó la apariencia humana por lo que los soldados romanos que perpetraron la crucifixión no asesinaron más que a una “sombra”. En cierto sentido, está claro que los hombres buenos no eran un peligro para nadie… excepto para la Iglesia. A dicha institución, ya bastante mosqueada por los sermones de los arzobispos cátaros en lo que condenaban la posesión de riquezas por el clero, no le gustaba nada el desprecio de estos por el símbolo de la cruz ¿Qué por qué? pues porque aborreciendo el culto a los difuntos, se rechazaba también el tráfico de reliquias, una de las más importantes formas de financiación de la iglesia Católica en la Edad Media y, es sabido que si se quiere mosquear a la Iglesia de verdad, no hay más que tocarle el bolsillo. Para redondear el asunto, en un determinado momento los cátaros hicieron pública su intención de no reconocer la autoridad del papa.

Hasta 1179 la iglesia optó por enviar a destajo a sus mejores predicadores al feudo albigense, para tratar de propiciar la vuelta al redil de los languedocianos. Incluso San Bernardo (no el perro… Bernardo de Claraval), creador de la regla de los templarios, fue enviado a la región, solo para regresar exasperado ante la tozudez de los “herejes”. Más tarde lo intentó Domingo de Guzmán, el fundador de los dominicos, con idéntica suerte. El Papa de turno, Inocencio III perdió la paciencia, excomulgo al Conde de Tolosa por no perseguir a los heréticos y, el 24 de junio de 1209, fiesta de San Juan, declaró oficialmente abierta la caza del Cátaro.

Porque fue una verdadera caza del hombre; Una inmoral cruzada de cristianos contra cristianos… ¡no!... de hombres contra hombres. Duró hasta 1244 y tuvo dimensiones apocalípticas. La mayoría de los cruzados provenían de Francia, con lo que se produjeron escenas de combate entre vecinos, primos, incluso entre hermanos. Además, los Cátaros predicaban la no violencia con lo que enfrentamientos que empezaron como batallas, acabaron como matanzas. En el asalto a Beziers, en 1210, murieron 12.000 hombres, la mayoría mujeres y niños, algunos todavía nonatos que fueron acuchillados después de arrancarlos del vientre de sus madres. En Montsegur, su más importante centro religioso y una de sus más grandes fortalezas, se refugiaron en 1239 más de 500 caballeros cátaros y sus familias, en medio de gran regocijo por parte de su población que les recibió con los brazos abiertos. Blanca de Castilla, a la sazón regente de Francia, animó a sus nobles…"a cortar la cabeza de la serpiente que tantos problemas nos está dando” y al grito de Deux le volt o "Dios lo quiere", los cruzados entraron en la ciudad a sangre y fuego, quemaron vivos a los herejes y ajusticiaron a la población…por no seguir la voluntad de Cristo, o sea, la suya. En 1240 se consideró oficialmente erradicado el "problema".

Se mire como se mire, el episodio albigense resultó significativo en muchos aspectos. Además de ser el primer genocidio perpetrado en el mundo occidental, constituyó un impulso vital a la definitiva unificación de Francia… y también a la creación de la ¿Santa? Inquisición. Pero ¿por qué este episodio ha dado para tanta literatura comercial? Los Cátaros desdeñaban tanto su vil envoltura carnal, que no tenían reparos en desprenderse de ella por medio de la hoguera. Durante la campaña, miles y miles de prisioneros hallaron la muerte en las piras, pero la mayoría de ellos no dieron ninguna señal de temor. Muchos incluso, asintieron al alud de acusaciones que se les venía encima, pero se resistieron a convertirse forzosamente y negaron la tenencia de un fabuloso tesoro en alguna de sus ciudadelas. Todo esto, unido al apoyo más o menos encubierto de los caballeros de la Orden del Temple y al hermoso canto que los trovadores hicieron al amor verdadero de estos hombres, ha hecho que la esencia de la historia se mezcle con los posos de la leyenda en miles de libros, con mejor o peor suerte.

Pero debemos quedarnos con lo vital...

Hombres matando a hombres... por un Dios... que de existir, seguramente será el mismo para todos...

PD: He decidido manejar temas más variados. Hay que saber hacer de todo.

9 comentarios:

Turulato dijo...

Que tristeza. Y seguimos igual

Anónimo dijo...

El problema no estaba solo con la Iglesia, el rey de Francia, Luis VIII, quería su parte para poder gobernar el sur del país, por eso unieron sus fuerzas para luego dividir el botín.
Aquí y no en España, es donde la Inquisición comenzó su andadura y si Montsegur cayó después de diez meses de asedio fue gracias a la traición, algo muy frecuente en todas las épocas, costando este hecho la muerte en la hoguera de un buen número de personas que cometieron el error de enfrentarse al poder de la Iglesia y del rey de Francia.
¿Dejas Roma para adentrarte en el medievo?.
Un saludo

Luis Caboblanco dijo...

No..no..Roma, como dice "Melendi", es el chocolate que más me pone. Aunque me gusta leer historia antigua, medieval, moderna..en fín ¡todo!

Y si así puedo hacer que intervenga más gente con ganas de participar, mejor que mejor.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Que te conste que si solo hablaras de Roma, yo seguiría viniendo, aunque tenga mis trocitos de Historia preferidos, no dejo de lado los demás, me gusta toda.
Un abrazo

Anónimo dijo...

La historia ha sido siempre terrible con la religión. No habia leido nada sobre los Cátaros y me ha impresionado mucho.
Me gusta que gente como tú, eduque un poquito a los ignorantes como yo, que no tenemos mucha idea de historia.
Un saludo.

Grial dijo...

Todo lo que no podía dominar le causaba a la Iglesia y a los reyes de la época mucho temor..la pérdida del poder sobre todo no es fácil de asumir.
Los Bonhommes primero, los templarios después...y una larga lista ...
No creo que sea díficil encontrar alguna similitud con la actualidad ;)
Es un verdadero placer leerte.
Un beso :)

Luis Caboblanco dijo...

Leodegundia, me gusta saber que solo con un pedazo de Roma sería capaz de hacerte volver.

Él, te saludo. Espero verte de cuando en cuando por aquí..¡Ah! y un ignorante, aunque sea en tono de broma, no sería capaz de escribir el post que leí en tu blog...

Grial, tienes toda la razón; dinero, poder...todo demasiado parecido. El caso de los templarios es curioso. Me da la impresión de que, cuanto más se quiere profundizar en su estudio más no alejamos de conocer su verdadera naturaleza ¿te atreves a abrirnos los ojos?..¡escribe algo!

Anónimo dijo...

Una historia interesante, y aporta muchos detalles que no conocia. ¡Gracias!

Anónimo dijo...

Acabo de descubrir este blog y me pongo al dia revisando post anteriores que nadie va a contestar,lo se,pero..
Pero este tema es de los que mas curiosidad me despiertan.
Visite el Montsegur y la ruta catara hace unos años y me impresiono por su belleza y su misterio.
Aparte del tema de la heregia, en la cruzada se mezclaba la unificacion de Francia y el vasallaje del Languedoc hacia el Rey de Aragon.
Cruzada en la que el futuro rey de Aragon Jaime| ,quedaria bajo tutela de unos de los ganadores de la misma Simon de Monfort
Un saludo y enhorabuena por este blog