lunes, 24 de noviembre de 2008

No estoy loca

Ilustración recabada de http://blogdelmontt.blogspot.com


No estoy loca.

Juro por Dios, por todos los santos que han defendido la cruz de Cristo e incluso por la más hermosa y buena de mis hijas, Catalina, que no estoy loca, a pesar de los esfuerzos que habéis hecho todos por hacerme creer lo contrario. Porque éste es el único y verdadero fin con el que me dirijo a vosotros... denostar tantos y tantos años de mentiras, de falsas sonrisas, de odios e inquinas contra mí por la única razón de ser quien era, y con el único objetivo de hacerme desdichada a cualquier precio, fingir que en mi cabeza hacía tiempo que no brillaba ya la luz de nuestro señor, sino un aturdimiento y una desmesura que solo podía ser obra del mismísimo demonio y sobre todo, proteger de mí a vuestros intereses y feudos, la mayoría ganados o conservados gracias al engaño y la vileza.

¿Estaba loca acaso, nobles señores, cuando aventajaba a todas vuestras hijas en temor a Dios, piedad o en todas las nobles artes que debe conocer, ya no una princesa, sino una noble dama castellana...? ¿y cuándo dejaba atrás a vuestros primogénitos a lomos de los caballos de las cuadras de mi padre, o cuándo quizás los avergonzaba con mi habilidad con la multitud de lenguas que se hablan en nuestros dominios...? ¿Fue entonces cuando el odio y el resentimiento para conmigo encontró cobijo en los más profundo de vuestros corazones...?.

Y vos padre... ¿Por qué vos también participasteis de esto?... Ni siquiera me permitisteis elegir uno solo de mis vestidos, ni me autorizasteis a acompañar a los músicos con mi canto ni tan siquiera decidir uno solo de los acontecimientos por los que iba a transitar mi futuro... ¡Cómo no pensar que tampoco ibas a concederme lo único y más importante en lo que puede pensar una joven... en elegir los ojos de aquella persona con quien el altísimo te da la oportunidad de ser feliz! Sí... feliz... la felicidad que soñé en las escasas ocasiones en que mi madre me dedicó por entero uno de sus días... los únicos en los que me habló como yo creía que debía hablar una madre, asiendo mi mano mientras nadie estaba cerca... hablándome de amor, de dicha... solo para que me devolvieras a la realidad sacándome de España, obligándome a encaminarme a una corte donde nadie me respetaba y forzándome a casarme con alguien a quien ni siquiera había visto nunca... ni tan siquiera había asido su mano.

No estoy loca

... por más que me enamorara locamente con el resultado de vuestro sucios propósitos; por más que los astros se alinearan de tal manera que al verlo, olvidara de pronto todas mis penas y mis ojos no fueran capaces de vislumbrar otra cosa que la felicidad que añoraba, que el deseo que nunca conocí y que ahora me invitaba a desaparecer con él, en dirección a ninguna parte... ¿Por eso he de ser considera loca? ¿Por sentir todo aquello que vosotros, tristes mediocres, no sereis nunca capaces siquiera de imaginar? ¿Por ser capaz de no dar un solo paso sin el abrazo de mi Felipe? ¿Por quererle de la manera que le quise y de odiarle de la manera en que lo hacía cuando él no quería estar a mi lado...?

¡Locos vosotros... locos vosotros!... que urdisteis la peor de la condenas para quien en nada os había perjudicado... que forzasteis a mi hijo a que me encerrara como una asesina cuando los únicos asesinos fuisteis vosotros, que os encargasteis muy bien de matar mi esperanza, de multiplicar mi pena a fuerza de separarme de los restos de mi esposo... ¿tanto daño os podía hacer que vele los restos de aquel que me hizo sentir dichosa?... ¿Qué secretos ardides habéis tramado...? ¡¿Qué cúmulo de mentiras habéis construido para que una pobre vieja se os aparezca en vuestra pesadillas y protagonice vuestras confesiones...?!

Tened por seguro que jamás me encontré mejor y más lúcida, y que ni siquiera después de tantos años habeis conseguido desplazar a aquellos a los que amé en mis pensamientos... que jamás conseguiréis que me separe de sus recuerdos y que jamás, jamás evitareis que allá donde mi alma llegue, os maldiga.


No estoy loca.


CLAVES

  • Psicólogos y psiquiatras modernos han intentado diagnosticar, a posteriori, los males que la personalidad de Juana presentaba. Un análisis de los acontecimientos históricos así como de los relatos de testigos - que los hay... - permiten aventurar unos celos patológicos que acabaron desencadenando una paranoia... que empeoró gracias a la situación de desarraigo emocional y la soledad que la reina padecía... y que algunos se empeñaron en acentuar.

  • Carlos V, su hijo, optó por recluirla, después de observar el disparate en que convirtió el traslado de los restos de su difunto marido y que se prolongó, en procesión, con la reina embaraza, durante 8 meses. Posiblemente quería evitar que el partido compuesto por los nobles y las rancias familias castellanas, alineara a Juana para su causa. Esto degeneró en un encierro de 46 años, en el que Juana fue tratada con un desprecio y una falta de atención manifiesta. No se puede decir que Carlos, después de que su madre le trajera al mundo en un excusado intentando vigilar a su esposo mientras bailaba, fuera muy agradecido.

  • En sus últimos años no se le vió ataviada con otro color que no fuera el negro, apenas se lavaba y su conversación era prácticamente ininteligible, pero no permitía que ninguna mujer se acercara al lugar donde descansaban los restos de Felipe "el hermoso".

4 comentarios:

E.M.López dijo...

Precioso texto y muy interesante la vida de esta reina. La reina Juana, pernoctó unos días en mi pueblo y otorgó una serie de privilegios con el fin de frenar su despoblación, cosa que consiguió. Uno de estos privilegios (el más llamativo) era el del vino, que consistia en que durante tres meses al año, en su reino, no entrara vino que no viniese de Alcalá la Real.

Saludos y besos. Fue un placer leerte.

Anónimo dijo...

Parece ser que existió un diario de Martín Moxica (tesorero de Juana) que por encargo de Felipe contenía anotaciones al detalle de los comportamientos de Juana, que se ha perdió y del que no existe más que referencias. Este documento hubiera sido una auténtica historia clínica, independientemente de que fuera usado en su momento para demostrar la enajenación y reclamar la regencia.
Conocemos la versión romántica de su locura. Incluso, leyendo el alegato que en esa carta hace en defensa de su cordura, nos produce una engañosa apariencia de lucidez. Y es que los enfermos con esa patología, son en la mayoría de los casos, extremadamente inteligentes. Incluso, sospechando que se la reconoció sana o enferma a conveniencia, no hay que olvidar que frente a las enfermedades mentales y sobre todo si se ventilan intereses importantes, la familia niega y oculta. Antes e incluso ahora. En el caso de Juana, pese a que desde 1503 sus parientes están más que convencidos de sus desvaríos tratan de olvidarlos a la mínima mejoría o los sacan a relucir cuando no tienen más remedio.
Respecto a la reclusión y a las resonancias siniestras de los “métodos” empleados por sus cuidadores para evitar sus acciones insensatas y destructivas, no distan mucho de las que hasta hace unos años se empleaba con este tipo de enfermos… un auténtico calvario. Tal vez, Don Carlos, no sintiera agradecimiento alguno por su madre y sólo se preocupara por disfrazar de palacio la cárcel y de trato cortesano los rigores del encierro y en ese sentido se equivocase sustituyendo a Hernán Duque que logró una aceptable estabilización del estado de Juana “quien volvió a dormir en su cama y tomar las comidas y vestirse con decoro”.
Sin duda, su drama personal fue terrible y nos inspiran la mayor piedad, pero es uno de esos personajes históricos que visualizamos a través de un cuadro: “Juana la Loca, ante el féretro de su esposo”de Francisco de Pradilla. Y ya que mencionas que en sus últimos años, vestía de negro y que no permitía que ninguna mujer se acercase al féretro de su esposo; tal vez sería curioso mencionar que esa asociación automática que entre negro y luto que asumimos de forma “natural”, no lo era para doña Juana. Casi estrenaba ella esta vinculación sentimental del negro impuesta por los Reyes Católicos con la “Pragmática de luto y cera”. Blanco era el color del luto hasta entonces. También en esa “pragmática”, prohibieron las plañideras y los gritos y los llantos excesivos… quizá por eso no acompañaron a doña Juana en su peregrinar funerario.

Unknown dijo...

El texto es magnífico. Reconozcámoslo. Es un alegato razonado del derecho a estar enamorada, del derecho a enajenarse incluso, por amor. Transpira fuerza, y la valentía de una mujer desgraciada que anhela no ya el amor del esposo sino antes, el amor de una madre que apenas le ha dedicado atención alguna, el roce de su piel, su canción de cuna. Es la figura clásica de la tragedia, de hasta dónde puede llegar el desvarío cuando una pasión desmesurada nos posee. Locura de amor. Lo cierto es que es difícil entender el amor sin un poco de locura.

He disfrutado mucho leyendo este texto. Y también los comentarios, desde luego. Y cada vez disfruto más de las entradas del blog, que van ahondando en el lado humano de la Historia.

A.M. Valero Lite dijo...

Pues sí, la verdad que el texto engaña y parece de una lucidez impresionante. Lo cierto es que su pasión por felipe, más que un amor adulto y sano, fue una pasión desmesurada, a la que se aferró de una forma obsesiva, quizá motivada entre otras cosas a la ausencia de una afectividad verdadera a lo largo de su vida. Se puede morir de amor?? No lo sé. Pero creo que no es necesario. Tantos años desperdiciados...

De todas formas, lo que nos pasa en la infancia, el patrón de afectos entre los padres y el hijo, creo, debe marcar de alguna manera los futuros comportamientos a nivel afectivo.
La falta de calor materno de esta mujer es lo que más me ha conmovido. Puedes amar a un hombre, y él te puede amar o no. Pero hay muchos hombres. Y al fin y al cabo, se trata de una elección. En cambio, madre, solo hay una y no sueles elegirla. Y ella, por lo visto no pudo elegir otro modelo de madre en otra persona para sustituir ese amor. La debían rodear como lobos de rapiña.
Me cae bien esa mujer.


Saludos.