Contestando al comentario de Turulato, los descendientes de Malitzin no enganchan con Aragón, de ninguna manera; Aragonés era el sargento, no Portocarrero. Y quizás me haya explicado mal: A Portocarrero Tatarabuelo le entregaron a Doña Marina como "regalo" pero a la que Cortés se "enamoró", también entre comillas, la dádiva le fue revocada. Años más tarde sus hijos naturales habidos con una española volvieron a la península e iniciaron una especie de “dinastía” que estaría muy presente en los Tercios durante las próximas décadas.
domingo, 18 de junio de 2006
...Y su no tan rápida rendición.
Tumba de Julio Verne, en Amiens
No es fácil de entender, es cierto. Para ello, como para discernir cualquier asunto, hay que afinar el punto de partida; en este caso, es el concepto de "honra" el quid de la cuestión...
ResponderEliminarPara un español del XVI, el concepto de honra era importantísimo e irrenunciable, y no es posible comprender al Tercio ni a sus comportamientos, sin echar mano de él. La honra, que atesoraba de igual modo el gran señor que mandaba la coronelía o el más bajo de los piqueros de la última compañía, era el derecho a ser tratados como gentilhombres, como señores, con el respeto que lleva aparejado esa condición, y la obligación de ser exigidos por ello, como solo se puede exigir a un hidalgo... en otras palabras, eran esclavos de su condición, estaban dispuestos a dar lo que su Rey esperaba de ello y tenían una fe cuasi religiosa en sus propias fuerzas.
Sería demasiado largo glosar su epopeya, en lo bueno y en lo malo, pero te aseguro que episodios como Amiens son la regla, y no la excepción. Como muestra, un botón: en el Tercio, el peor castigo posible era ser destinado a los últimas filas, aquellas en las que el peligro era menor... porque era considerado una deshonra; Y aunque la disciplina era tremenda y durísima, las peores desbandadas sucedían cuando, como consecuencia de esa "obligación" por ser el primero, se rompía la formación.
Para evitarlo, los sargentos, al igual que en las legiones republicanas, obligaban a los hombres de las últimas filas a esperar sentados su momento de intervenir, para calmarlos.
Pues yo lo entiendo. Y me enorgullece.
ResponderEliminarEspero no saber nunca sí sería capaz de comportarme como ellos, pues sólo cuando se vive se sabe.
Pero, aunque nadie me entendiese, aunque nadie aprobase mi conducta, sí cumpliese como digno heredero de su espíritu, me sentiría orgulloso de mantenerme fiel, a mi mismo y a lo que intentaron enseñarme.
Creo que avanzaremos si extrapolamos el concepto de honra a nuestro comportar civil. Afortunadamente es igualmente aplicable, y extraña las mismas recompensas y los mismos sinsabores, eso sí. Aunque, bien pensado, echar mano de la honra solo cuando vienen de frente es casi mezquino.
ResponderEliminarCuando digo que no es fácil de entender, no me refiero al concepto mismo, sino a los arrestos que hay que tener cuando sabes que elegir ese camino te va a llevar derechito a una caja de pino. En este caso, no entender engloba diversas sensaciones, desde al admiración a la perplejidad.
Efectivamente, honra merece quien es capaz de mantenerse fiel a sí mismo...
Por cierto, encontré el nombre del sargento que consiguió ganar la entrada... Francisco de Alarcón.
ResponderEliminarEl concepto de honor puede parecer un poco anticuado, pero hasta no hace mucho era muy importante. Asi que imaginaros en esa epoca. Por honor una familia era capaz de todo. Creerme, lo se porque por Honor la mia mantuvo un "asunto personal" con la Corona durante casi mil años. Y eso que solo eran hidalgos. Y por ese asunto se hicieron fuertes en un valle de asturias, se hicieron ilustrados, se fueron a las colonias y ayudaron a su independencia... etc.
ResponderEliminarImaginaros eso a escala militar. Que las banderas cayeran en poder enemigo, o que les acusaran mas tarde de no... "haber tenido lo que tenian que tener" era algo inaceptable para ellos. Prefieran morir a que la honra fuera perdida. Y mas en la España del siglo XVI, con limpieza de sangre, cristianos nuevos, hidalguia y demas incluido en el "menu".
Como bien dices, era al mismo tiempo una forma de vida y una forma de exclavitud. El noble o el hidalgo, no solo nacia con esas responsabilidades, sino que tenia que demostrarlo constantemente. Dicho de una forma vulgar, tenia que ser "el mas macho de todos los machos del barrio". Y en España, además, las formas eran muy respetadas. Por eso lo de los cañonazos. Por Honor (con mayusculas) y tambien por respetar las formas "si, vamos, nos rendimos, pero es que eran mas y ademas nos machacaron durante dias...".
El concepto no deja de tener su gracia y su aplicacion.
Por lo menos eso le decia mi abuelo a mi padre (y estoy hablando de hace 70 años),asi que no está tan diluido como pensamos.
Un saludo de Edem.
Hoy en día el concepto de honra es difícil de asimilar, porque no se concibe como antiguamente... Tengamos en cuenta que tan sólo el hecho de que te tiraran un guante suponía un duelo... y nadie no se atrevía a no aceptarlo. Qué no iba a pasar si en acciones militares va a suponer volver a casa como un héroe, con la cabeza bien alta, o volver con "el rabo entre las piernas".
ResponderEliminarHoy, vuelvo a repetirlo, dificil de concebir, nadie se deja la vida en nada.
Besos
Para la gente de esa época el honor, la honra y la patria significaban mucho por eso eran capaces de llegar a extremos que hoy en día pueden parecer exagerados.
ResponderEliminarDesgraciadamente hoy todas esas cosas no se valoran y la patria sólo arrastra a la gente cuando se habla de la selección de fútbol, entonces una buena parte se siente español hasta la médula, pero acabados los partidos la patria significa muy poco, ahora es políticamente correcto decir que somos ciudadanos del mundo.
Puede que no esté de acuerdo con algunas decisiones que se tomaban, o algunas estrategias, pero siempre admiré su valor.
Un abrazo
...Negociar siete días de bombardeo no deja de ser un pacto curioso. Insólita esta historia, Caboblanco... SALUDANDO:
ResponderEliminarLeeTamargo.-
He tratado de seguir la pista de Francisco de Alarcón, pero hay varios y me pierdo:
ResponderEliminarUno fué obispo, otro sargento 1º fallecido en el accidente aéreo en Turquía, otro natural de Guadalajara (aproximadamente 1626), otro mas, natural de Taxco (Mexico) 1581-1639.
Lo siento pero pese a que me he leido con atención tus dos post, no he sido capaz de aportar nada.
En España la honra la tenemos muy clavada en nuestro espíritu, al igual que todos somos, unos más otros algo menos unos quijotes.
Un saludo
Que acusado orgullo, yo más bien diría que fueron algo brutos. Iba a decir que sería cosa de la época, pero vamos, lo de la brutalidad es atemporal tratandose de guerras, invaciones y asaltos...
ResponderEliminarUn abrazo
PD:Estoy de acuerdo contigo "venerar" es una palabra demasiado fuerte, por lo que significa; pero a ver, en un poema queda perfecta. Lo que os pasa es que me leéis y pensáis que yo subro mal de amores o de desamores y, lo que escribo es pura literatura. Ya me gustaria a mi vivir algunas de las cosas que escribo:):):):)Curiosamente, ahora lo que me toca vivir es ser abuela, y de eso no sé escribir...
Aunque resulte hoy en dia impensable sacrificarse por un grupo o ideal,antes era algo comun.Me imagino que en una guerra,todavia mas.
ResponderEliminarLo que no ha cambiado nada en este pais es que el sacrificio de muchos no significa nada para unos pocos y se puede convertir en algo inutil.
Es triste pero se repite una y otra vez en nuestra historia;Amiens,Filipinas(..)