¡Ni pagado ni agradecido!... suelen decir aquellos que se
sienten maltratados de palabra o de obra cuando, tras realizar lo que ellos
creen una gran gesta… vuelven a casa con las manos vacías o poco recompensados.
Pero si, además, te tocan un poquito los “gemelos del sur” exigiéndote
explicaciones sobre cuestiones de poca monta… el calentón automáticamente pasa
a ser tamaño King size…
Eso mismo le pasó a Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran
Capitán, cuando Fernando el Católico, a través de sus auditores, le pidió
cuentas de los gastos en que había incurrido durante la campaña de Nápoles, a
finales del año 1506. El caso es que Fernando, viendo que la guerra le estaba
saliendo más cara que un hijo tonto… pidió a Gonzalo Fernández de Córdoba que
le presentara recibos justificados de tales gastos. La cuestión venía de lejos…
Isabel de Castilla era la principal valedora del militar castellano pero ésta
había muerto en 1504; en ese momento los enemigos políticos de Gonzalo vieron
el campo despejado para injuriar y calumniar a discreción y la bala elegida fue
la de malversación de fondos públicos… algo por lo que ahora, a un político de
provincias no le iba a pasar nada pero que en aquellos tiempos te podía llevar
hasta a la horca.
Cuando a Gonzalo le llegó el requerimiento, le cambió la
cara y no porque tuviera algo que esconder; siempre había tenido fama de
maniroto, de pagar misas de amigos y enemigos de su propio bolsillo, invitar
a comer y a cenar a toda la cuadrilla o incluso, regalar ducados a sus soldados
si estos eran capaces de dejar de blasfemar durante las marchas un solo día… pero aquello
era demasiado para quién, en inferioridad de condiciones, había sido capaz de
derrotar al ejército francés en tres ocasiones seguidas y con ello, poner el bandeja a
su rey un territorio rico, riquísimo, como era el Reino de Nápoles.
Así que Gonzalo preparó su respuesta a conciencia… pero con
retranca: se limitó a desafiar al rey con una enumeración de gastos
exorbitantes en conceptos absurdos, (la frase más famosa, que suele usarse
también como tópico es en picos, palas y azadones, cien millones…) pero
que aludían directamente al heroísmo de sus soldados y al precio personal de las victorias
conseguidas. Concretamente, la
redacción que se acepta por más cierta… ya que no se conserva el original es:
Por picos, palas y azadones, cien millones de
ducados; por limosnas para que frailes y monjas rezasen por los españoles,
ciento cincuenta mil ducados; por guantes perfumados para que los soldados no
oliesen el hedor de la batalla, doscientos millones de ducados; por reponer las
campanas averiadas a causa del continuo repicar a victoria, ciento setenta mil
ducados; y, finalmente, por la paciencia de tener que descender a estas pequeñeces
del rey a quien he regalado un reino, cien millones de ducados.
A Fernando, el
tema le sentó tirando a regular… en un momento además en que, tras la muerte
de su esposa, su posición en la política castellana y ante los nobles de
Castilla estaba sujeta con alfileres así que…prefirió “envainársela”. Puso
cara de que también le había hecho mucha gracia y se limitó a dejar el tema
correr ante la sonrisa de Gonzalo… Naturalmente, un rey nunca olvida: años más tarde lo "desterró" para cualquier empresa de mérito y se olvidó de él a la hora de cubrir el cargo que más hubiera merecido... el de Virrey de Nápoles.
Ah... para que veáis que las tensiones interterritoriales en España no son de ahora, Fernando, tras la muerte de Cristobal Colón y para rebajar tensiones, hizo grabar en su tumba... "A
Castilla y a León Nuevo mundo dió Colón..." con la intención de dejar claro que la empresa, era sólo logro castellano; sin embargo en las tabernas de Castilla y entre cerveza y cerveza, la coplilla seguía así "... y con los cuartos de Aragón que Fernando aquí olvidó!"
Que humor...
4 comentarios:
Da gusto volver a leerte y con una anécdota del admirable Gran Capitán.
Un saludo
Es interesante tener la posibilidad de leer en internet cuestiones tan interesantes como estas. Por ello es importante tener la chance de encontrar estas cosas. Yo soy de viajar mucho y por ello es que leo tanto en los viajes. Ahora voy a comprar Pasajes al Salvador para comenzar mis vacaciones
¡Qué buen relato! Me quedaré para leerte más seguido desde Siberia.
Abrazo.
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