viernes, 14 de julio de 2006

El Callao, 2 de Mayo de 1866

La fragata Numancia, en su momento, una maravilla...

Todo en la vida, persigue el mismo ciclo vital: nace, crece, alcanza una cierta plenitud – el que puede -, se reproduce – al que le dejan – y, por último, se encamina hacia una ligera pendiente que a medio camino, ya se ha transformado en una autopista de cuatro carriles en la que es imposible hacer un cambio de sentido… hasta llegar al final. Este evidente corolario es igualmente aplicable a hombres por separado, y a los diferentes conjuntos de ellos, desde una comunidad de vecinos, hasta el más impresionante de los Imperios que a lo largo de la historia han sido. Sí, tanto cartagineses como romanos, luego los persas, más tarde los francos, después los árabes y así, hasta llegar a los actuales Estados Unidos de América, han pasado por todos esos estadios, y todos, sin excepción, han luchado denodadamente por evitar el declive con todos los medios a su alcance… porque como arriba no se está en ningún sitio. Y esos grandes Imperios, como cualquiera de nosotros, muchas veces cayeron en la tentación de engañarse a ellos mismos e intentar parar el reloj de la historia algunos años, tomando decisiones incomprensibles, lanzándose a conquistar tierras que no existían o comportándose como quien todo tuvo, pero ya no tiene apenas nada. A un hombre solo, quizás un cincuentón de aspecto todavía agradable, puede que le diera por desenterrar la camisa de chorreras del fondo del armario, embutirse en ella a fuerza de respirar lo imprescindible e intentar salir a buscar aquel bar donde ponían esa música tan molona, pero que en realidad ahora es un “todo a cien”… A la España de finales del XIX, que se desangraba por dentro, le dio por atacar El Callao.

El 5 de diciembre de 1865, Chile y Perú firmaron un tratado defensivo entre ellos que, en realidad estaba diseñado para tocar las narices a España. Tan solo dos días después de su firma, Perú le declaraba la guerra a la antigua metrópoli, y mandaba lo mejor de su flota a unirse con la armada chilena en el puerto de Valparaíso. Los barcos mercantes españoles empezaron a ser interceptados, mediante abordajes que aquí se calificaban de piratería y allí, de desagravio tras tantos años de dominación y deshonra. Además, los intereses de los ciudadanos españoles establecidos en aquellos lares empezaron a peligrar, ya que se les prohibió comerciar e incluso en algunas ciudades, salir a la calle. Nuestros abuelos, comandados por, posiblemente, una de las peores generaciones de políticos de las que hemos “gozado”, se apresuró a mandar para allá una flota, en plan “aquí estoy yo”, corta de efectivos, desigual en sus capacidades y muy justa de aprovisionamientos y víveres, pero llena hasta las trancas de una de las mejores generaciones de españolitos que ha dado esta tierra extrema y dura. Al mando, por accidente, Casto Méndez Núñez, marino capaz y convertido en héroe nacional tras la limpieza de piratas a la que sometió los mares de Filipinas.

Los Peruanos, conscientes de su inferioridad en los medios – la mayoría de sus naves eran viejas y las más modernas, aún se estaban terminando de construir en astilleros ingleses – se retiraron a aguas poco profundas en donde los españoles no pudiesen maniobrar. Núñez, al no poder forzar un combate en mar abierto, cambió de estrategia, y amenazó con bombardear los puertos de Valparaíso en Chile y El Callao, en Perú. Casto, hombre extraordinariamente escrupuloso en las formas, concedió cuatro días para evacuar el puerto Chileno, primero de sus objetivos e, informado de que buques americanos y franceses allí atracados amenazaban con oponerse al bombardeo, les comunicó que si era así, tendría que empezar por hundirles… “La reina y yo preferimos honra sin barcos a barcos sin honra”. Debió de resultar convincente porque cinco de sus barcos, La Numancia, Blanca, Villa de Madrid, Resolución y Vencedora bombardearon a discreción durante cuatro horas, sin que ni uno solo de los buques extranjeros intentara siquiera intervenir.

Tras el éxito y puede que un "pelín" emborrachados de gloria, la escuadra española se dirigió a El Callao, parece que entre fuertes discusiones sobre la conveniencia o no de volver a España. El 1 de Mayo de 1868, a Casto le llegó un despacho urgente en el que el gobierno le daba la orden de volver de inmediato. La contestación que le dio al mensajero, fría e insensible, dejó helados a todos aquellos que allí se encontraban… “Mañana bombardeo el Callao, usted no ha llegado aún, llegará mañana, me entregará la carta y en cuanto que la lea, me apresuraré a cumplir las órdenes… España no hace las cosas a medias”

El día siguiente, la Numancia, primer buque acorazado en dar la vuelta al mundo y una maravilla de la tecnología de entonces – que sí, que sí… que la construimos nosotros – empezó a castigar las principales defensas peruanas, que no se arrugaron lo más mínimo y se defendieron con todo lo que tenían. El combate duró lo que duraron las municiones españolas. La Numancia, gracias a su carcasa de acero, solo tuvo que lamentar 19 heridos, pero el más grave de ellos fue el propio Méndez Núñez. Moriría tres años después, en medio de horribles sufrimientos.

El Callao fue, en realidad, un empate técnico. El dictador Peruano Prado celebró su victoria asegurando que la escuadra española había huído vergonzosamente. Nosotros dijimos que se trataba solo de una operación de castigo, y una vez castigado – El fuerte de El Callao quedo casi totalmente destruido – no tenía sentido seguir por allí… En resumen, decenas de muertos... ¿para dejar las cosas como estaban?.

La personalidad de Mendez Nuñez si merece unos minutos más; Era el prototipo de marino de la época, no demasiado formado, recio en sus comportamientos, hombre de palabra… de muy pocas palabras, pero ávido de gloria y de servir a su país, al menos lo que él entendía por ello. El mando recayó en él por casualidad, a causa del suicidio del Almirante de la flota y atacó contra la opinión de todo su estado mayor, convencido de que España tenía la obligación de reparar su honra. Cuando regresó a España su popularidad era inmensa, todos los niños querían ser como él… Incluso se le ascendió a General, graduación que rechazó educadamente, alegando “… que no lo merecía”.

Como estaría de considerado que, en medio del desbarajuste ocasionado cuando a Isabel II la corrimos a gorrazos de las Españas, en la votación que acabó determinando la regencia de Espartero, Casto Méndez Núñez fue propuesto para Rey de España… e incluso obtuvo tres votos.

Un pedazo de hombre, a su manera.


12 comentarios:

Anónimo dijo...

Te sigo leyendo aunque no te comente nada, pero en esta ocasión creo que tienes un error en la fecha del título:
El 2 de mayo de 1866, a las once y quince de la mañana, la escuadra española, tendida en una línea en forma de V, se acercó desafiante al puerto de El Callao. A la derecha, al sur del Callao, estaba la Numancia, seguida por las fragatas Almansa y Resolución[...]
Información en Adonde
Un saludo

Luis Caboblanco dijo...

Leche... es cierto. ¡Corro raudo a solucionarlo!

Anónimo dijo...

Méndez Núñez fue nombrado jefe de la flota debido al suicidio del almirante Pareja que no lograba ningún avance en la guerra con Chile, había decidido un bloqueo que no estaba sirviendo para nada debido a su falta de recursos y a la gran extensión de las costas de ese país y además la tripulación estaba muy desmoralizada. El almirante desconocía además que los chilenos habían capturado a la corbeta Virgen de Covadonga, que costó a los españoles cuatro muertos y veintiún heridos. Cuando el cónsul de los Estados Unidos en Valparaíso le mencionó casualmente el incidente, el almirante sufrió un duro golpe ya que era el segundo barco que España perdía después del incendio de la fragata Triunfo exactamente un año antes. Al día siguiente se pegó un tiro en la cabeza. Méndez Núñez era el oficial más antiguo por eso fue elegido, además de por su brillante carrera.
Por lo que se, el ataque a El Callao se produjo el 2 de Mayo de 1866 y aunque como tú dices fue un empate técnico, digamos que el honor español quedó a salvo haciendo que la opinión española considerara la acción como un triunfo.
Existe un rumor que dice que aunque su muerte se produjo por las heridas recibidas en El Callao, Méndez Núñez en realidad fue asesinado. Si se tiene en cuenta que el pueblo le había alzado hasta el punto de proponerle para rey, tampoco es muy descabellado pensar que eso pudiera haber sucedido dada la situación política en que se encontraba España.
Un abrazo y buen fin de semana.

Edem dijo...

Bueno, es que era otra epoca, Dianora. Hoy en dia, en cualquier pais, queman una bandera española y casi ni nos inmutamos...
Eso lo hacian en esa epoca, y como minimo les endosabamos 5 fragatas. Y eso nosotros. Imaginate los Ingleses, Franceses o los EEUU que hubieran echo en su lugar.
Es curioso lo de la Numancia. Está considerado uno de los primeros barcos acorazados del mundo (si, ya se lo del Monitor y el Merrimack americanos), y resultó ser tan bueno, que Ingleses y americanos tomaron nota de nuestro modelo. Los americanos nos lo demostraron en cuba, de la buena nota. Y los Ingleses desarrollando nuevos navios como el drenaught (o como se escriba).
Lo curioso de todo esto es, que con 5 barcos la marina fue capaz de asustar a la marina chilena, a la peruana y a la boliviana (entonces tenia mar). No era una accion de conquista. Lo que se trataba era de dar una leccion. Y creo que se cumplió. Si 5 barcos de un pais que está a 6000 kilometros, y cuya base mas cercana es Guam en medio de ninguna parte, llegan a la capital de tu pais, y se cargan la principal fortificacion de defensa, pues es como para desmoralizar.
Por aqui se lo tomaron como una reparacion al honor. En america se lo tomaron como "un intento de los españoles de reconquistarnos". Tanto es asi, que, haciendo caso de las cronicas peruanas, se sumaron a la defensa Colombianos, Ecuatorianos, Colombianos, Bolivianos, Chilenos... Estos ultimos de paso tomaron nota de las posiciones defensivas y lo utilizaron unos años mas tarde para conquistar Lima y llevarse hasta las farolas de la ciudad.

En cuanto al Numancia... si, era Español, de diseño español, y era lo mejor del momento. Por muy raro que parezca todo esto para nosotros. Pero bueno, Monturiol por esas fechas desarrollaba un submarino tambien, que solo atrajo la atencion del Imperio Aleman (y ya sabemos el uso que le dieron despues). Un general norteamericano, decia que, "Si el pueblo español hubiera desarrollado mas su inventiva, nos hubiera ido mal; Con un solo submarino en la entrada de la habana nos hubieran podido hundir la flota". Pero claro, era muy raro ver un barco que se hundia a proposito, al igual que era muy raro ver un barco con planchas de metal como era el Numancia...
Curioso episodio...
Un saludo de Edem.

Anónimo dijo...

...Es curioso como a costa del oro o de la honra se han montado las más cruentas batallas para acabar descubriendo que la honorabilidad es otra cosa. Bueno, o casi: es un pretexto que aún sirve...
SALUDANDO: LeeTamargo.-

Anónimo dijo...

Desconocia por completo este episodio de nuestra historia.Este y otros muchos de los que cuelgas.
Todavia sigo esperando un blog en el que trates sobre el fin del imperio romano.
Siempre aprendiendo...saludos!

Turulato dijo...

Como siempre, me encantan tus introducciones. Das tu opinión, trasladas una manera de entender la vida.. Para mi, amigo, los datos están en segundo término.
En cuanto a las características de don Casto como comadante me has recordado...
Cuando yo ingresé mirábamos a los viejos oficiales, provenientes muchos de ellos de la guerra, con superioridad.
Nosotros habíamos obtenido el Despacho tras largos años de estudio y oposiciones, mientras que ellos tenían una preparación intelectual somera y habían desarrollado su carrera como una prolongación de su permanencia en los ejércitos desde la guerra.
Nos sonreiamos y comentábamos:"Cuando nosotros mandemos irán las cosas como deben, no como ahora; estos saben mandar, pero carecen de conocimientos".
Y efectivamente. Por razones de edad, han desaparecido de los cuadros de mando.
Ahora mandamos gente con estudios.
¿Sabes amigo?. Quizá sepa muchas matemáticas, pero cada día que pasa dudo de que hayamos hecho las cosas bien.
Por no decir que desastrosas. (Y hablo sólo de cuestiones estrictamente profesionales).
Añoro mucho, muchísimo, a aquellos profesionales formados en la experiencia y ejerciendo su oficio.
Eran muy buenos.

Luis Caboblanco dijo...

Turu, desde mi punto de vista hacen falta tres cosas para desarrollar un trabajo bien hecho: voluntad, técnica o conocimientos y experiencia. Sin la última de ellas también se puede funcionar, pero contando con ella se cometen menos errores y se tarda menos en llegar el buen fín. Todos son recursos, y el buen dirigente o mandador los utilizará todos en su justa medida, si es que es inteligente.

Tenemos una cierta tendencia a no valorar en su justa medida a aquel que se ha dado un golpe antes que nosotros... lo vemos como un imbécil, cuando la realidad es que puede evitar que caigamos en la misma piedra. Allá nosotros mismos.

Se me ocurre que sería como trabajar sin disco duro en el ordenador... ¡Empezando de cero a cada instante!

Además, creo que el mar en uno de los ambientes más difíciles y hostiles para un ser humano, con lo que la experiencia debía de ser insustituible. En la edad moderna, los almirantes apenas se molestaban si perdían guardiamarinas u oficiales pero se mesaban las barbas si les mataban contramaestres o pilotos... el disco duro del barco.

Celebro que sintonices con mis introducciones. A veces se aprende más con ella que con el resto del libro.

Anónimo dijo...

Una entrada llena de información sobre todo de finales del XIX de la que mi generación anda algo escasa...

Anónimo dijo...

Una introducción perfecta y una información magníficamente resumida que nos da una lección de historia a los que, como yo, somos indoctos en tantos y tantos temas.
En efecto en aquellos tiempos se valoraba mucho la "honra", cosa que ahora se lleva con menos firmeza, aunque también pienso que en determinadas circunstancias sale a relucir, por eso del "quién tuvo retuvo"...

Un abrazo

Edem dijo...

Es que practicamente fue una de las ultimas victorias de la marina. Luego vino Cuba, Filipinas... Africa no cuenta, y la Guerra Civil tampoco, ya que no hay victoria en una guerra civil. Fue uno de los ultimos momentos de gloria. Un episodio a la antigua, con un capitan con Honor (algo que el ejercito debió perder despues... sublevarse contra un gobierno legitimo no es de gente honrada, sinceramente), un enemigo con bases en el continente, mientras las nuestras estaban alejadas, el episodio del mensajero... los Ingleses o los Franceses le hubieran dedicado una plaza tipo Trafalgar Scuare. Nosotros olvidamos a nuestra gente.
No del todo, puesto que en mi ciudad, la calle Blas de Lezo y el Paseo del Almirante Oquendo están con estatuas para recordarles, pero es algo que se ha perdido.
Un saludo de Edem.

Chus dijo...

A nadie le gusta ese declive del que nos hablas, no? y se intenta remediarlo por todos los medios, buenos o malos.

Saludos