domingo, 30 de noviembre de 2008

Álvaro de Luna (1390 - 1453)

Entierro de "Álvaro de Luna", de Eduardo Cano

En 1158, trece valerosos caballeros que guerreaban en la región de Cáceres, ofrecieron sus servicios a Castilla para proteger a los peregrinos en la ruta a Santiago de Compostela. Para conocimiento de los viajeros y supongo, por algo de presuntuosidad, tomaron el nombre de “Los trece caballeros de Cáceres” y se esforzaron en aumentar sus hazañas y en ser bien conocidos por amigos y adversarios. Años más tarde, cuando reunían una cincuentena de acólitos, fueron recompensados – por decir algo... – con la defensa de la ciudad de Uclés, fronteriza con los musulmanes. Con el paso del tiempo, se fueron expandiendo a base de acciones militares, enrolamientos varios de jóvenes y no tan jóvenes y alguna herencia que les cayó y, en 1175, el propio Alejandro III, Pápa para más señas, consagró su noble propósito y les autorizó a tomar el patronaje del santo más español... pasaron a ser Caballeros de Santiago.

Y la Orden triunfó; fundamentalmente por dos razones: la ligereza de su regla y lo florido de sus intervenciones guerreras... me explico... Los caballeros de Santiago eran muy religiosos: estaban obligados a levantarse un montón para orar, debían ir a misa al menos 3 veces al día, observar la cuaresma, el ayuno peeeeeero, a diferencia de órdenes más duras, estaban autorizados a casarse, a conservas sus posesiones y a tener sirvientes. Claro, con semejantes dádivas, era de esperar que todo el famoseo español de la época suspirara por pertenecer a una élite que les permitía no tener que renunciar a nada. Por otro lado, como estaban en plena zona fronteriza y les eran encomendadas duras misiones, las posibilidades de ascender eran grandes. En compensación por tan laxa regulación, a la muerte de los hermanos, todos sus bienes revertían en la orden, con lo que los “Santiagueros” fueron haciendose más y más y más ricos a cada paso...

De sus Grandes Maestres, sin duda el más conocido fue Don Álvaro de Luna. Nacido en 1390, fue sobrino de Pedro de Luna que además de arzobispo de Toledo y antipapa, fue uno de los grandes protagonistas del Gran Cisma de Occidente. Primero Paje, y más tarde favorito del rey de Castilla, Juan IIparece que demasiado favorito... – su ascensión fue igual de fulgurante que su caída. Llegó a convertirse en el personaje más importante de Castilla, después del Rey y, muy probablemente, también el más rico. Bajo de estatura, de porte erguido y disciplinado, era animoso para el combate y para la vida y allá a donde iba generaba, con su poderoso atractivo personal, una verdadera riada de gentes que le pedían absolutamente de todo... y es que la situación era verdaderamente complicada en Castilla.

A la muerte del Enrique III, en 1406, su hijo Juan II sólo tenía un año y pico de edad. Con los nobles revoloteando como cuervos alrededor de su cuna, no quedó más remedio que confirmar en la regencia a Fernando de Antequera, hermano menor del difunto Rey, que debía de ser de todo menos tímido, ya que en el breve plazo de algunos meses, puso a dos de sus hijos como Grandes Maestres de las órdenes de Santiago y Calatrava y se lanzó, de forma bien imprudente, a la conquista del reino moro de Granada... resultando muy bien descalabrado.

Ante su fracaso, parte de la nobleza más rancia de Castilla se echó a la calle – en aquel periodo tambien se manifestaba ocasionalmente la derecha... - para además de pedir responsabilidades, ver que se podía pescar en el río revuelto. Álvaro de Luna, también lo hizo, con la salvedad de que estaba apoyado por la baja nobleza, parte del clero, la oligarquía de las ciudades y el lobby judío que, presionando sin cesar, lograron mandar a Fernando de regreso a Aragón y aupar a la corona a Juan II, que entonces tenía catorce años. Álvaro, que desde hace tiempo tenía gran ascendencia sobre el Rey, había llegado a la cima.

Pero las tensiones en Castilla eran extremas y estaba claro que el asunto no iba a quedar así. Desde Inglaterra a Portugal, pasando por la alta nobleza o los infantes de Aragón, todos deseaban ver a Álvaro en una caja de pino. El de Luna empezó dormir con un ojo abierto y otro cerrado, desconfiando hasta de su sombra hasta que, para tener a los nobles ocupados, montó una segunda operación contra Granada, mucho mejor preparada que la primera, que después de un resonante triunfo en Higueruela, en 1431, no pudo tomar la ciudad por poco. A partir de ahí, la vida de Álvaro transcurría entre intentos de exilio por parte de sus enemigos y correrías de todo tipo, caneando por el camino a sus adversarios en la Sierra de Gata (1442) y en la primera batalla de Olmedo (1445).

En aquel momento, ya era Condestable de Castilla, Gran Maestre de Santiago y el personaje más importante del reino, su poder parecía incontestable... pero eso mismo aceleró su caída, esta vez definitiva. La segunda esposa de Juan II, Isabel de Portugal, que sería madre de Isabel la Católica, le odiaba profundamente debido al conocimiento que tenía de sus intrigas y manejos y “apretó” a su marido hasta que éste, harto, no tuvo más remedio que abandonar a Álvaro a su suerte. Fue arrestado en el Castillo del Portillo, en Burgos. De ahí fue trasladado en una jaula hasta Valladolid donde, a petición de la alta nobleza y con el visto bueno de Juan, fue degollado en su Plaza pública, en 1453.

Dedicado a Lunarroja.

LAS CLAVES

  • Álvaro era un aceptable lancero, un buen caballero pero sobre todo, un gran poeta y orador con una atractiva personalidad. Con una belleza angulada y la tez clara, un tanto femenina incluso, manejaba de tal manera a Juan, que durante los siglos posteriores la historiografía española no tenía dudas acerca de que sin duda, había sido obra de un encantamiento.
  • Su expedición a Granada estuvo a punto de conquistarla y probablemente habría sido así si no fuera porque un terremoto les causó algunas pérdidas y un cierto desasosiego, aunque la leyenda dice que fue sobornado con un carro de higos... que encondía una enorme moneda de oro en cada uno.
  • Su lucha fue la de la pequeña nobleza, la ciudades y el clero regular contra la alta nobleza y el clero regular. En cierto sentido representó los mismos sentimientos que impulsarían, un siglo después, a los hidalgos castellanos a triunfar en el Nuevo Mundo... el deseo de prosperar.
  • Álvaro nos ha dejado unas 16 obras en verso, dedicadas en su mayoría a las mujeres, a las que consideraba, más allá de falsos idealismos y sin ningín afán pastelero... dignas de la más alta consideración y atención. Lamentablemente, si alguien quiere acceder a ellas, no tiene más que releer a Boccaccio... Son demasiado parecidas.
  • Su muerte, en el cadalso, ha motivado no menos de medio centenar de cuadros románticos de los más grandes autores españoles.

Encuesta "Mayor desastre militar de nuestra historia"

Hola a todos.

Trafalgar ha ocupado en esta ocasión, la "pole position" en cuanto a desastres militares varios. Hasta cierto punto es esperable y lógico, tanto por el disgustazo que nos causó, junto a las consecuencias políticas aparejadas. Las opciones alternativas, salvo en el caso de Annual, apenas han conseguido llamar nuestra atención y es justo: Tanto Rocroi como Djerba fueron grandes derrotas militares... con muy escasas consecuencias políticas, si es que las tuvieron.Sí me gustaría saber, que eventos tenían en la cabeza las personas que han votado "Otros"; Las Dunas, Alarcos, La Armada Invencible... Decidme por favor. Gracias por vuestra participación.

Resultados:
Votos emitidos: 37
Trafalgar: 22
Annual: 8
Djerba: 2
Rocroi: 2
Otros: 3

miércoles, 26 de noviembre de 2008

El hombre que soñaba en un desierto


Hay personas que tienen una extraordinaria capacidad para soñar, para atisbar nuevos universos, nuevas sensaciones y nuevos y fascinantes objetivos vitales... En consecuencia, la vida de esas personas suele estar compuesta de hechos igualmente extraordinarios, que amedrantarían a la mayoría de los mortales pero sin los que, para ellos, sería imposible concebir la existencia. Esas personas son las que marcan la pauta de nuestro progreso entendido éste como la capacidad del ser humano de cambiar, de alcanzar el siguiente horizonte pero, por eso mismo, son las que pagan el precio que supone ser los pioneros en algo... un precio, en ocasiones, demasiado alto.

Thomas Edward Lawrence nació en Gales, en 1888. Hijo bastardo de un pequeño terrateniente y de la niñera de los hijos de éste, vivió una existencia plácida y más o menos gris a caballo de las ciudades de buena parte de Inglaterra, puede que debido a su personalidad retraida y a su físico delgado y de aspecto endeble, en el que resaltaba, para más INRI, una imponente cabeza. Pero muy pronto, Lawrence empezó a cambiar su destino; después de graduarse como historiador en Oxforf – por cierto, con una tesis espectacular sobre la influencia de la arquitectura cruzada, “Crusader Castles”, disponible hoy en internet al módico precio de nada... – marchó a Siria, con el propósito de trabajar en unos importantes yacimientos arqueológicos del Imperio Hitita. Allí, en Siria, nuestro personaje iba a experimentar una importante transformación: primero, iba a mejorar de forma espectacular su forma física, lo que consiguió a base de caminatas, durísimas privaciones y ejercicios de todo tipo y... segundo... iba a descubrir que lejos de la imagen del mundo árabe con la que se había educado, otra cultura, espectacular y desconocida, se mostraba ante él, y le invitaba a formar parte de ella.

En este periodo, intenso como solo Lawrence era capaz de vivirlo, se empapó tanto de la cultura de aquel “nuevo mundo” que fue reclutado por el Servicio Secreto Británico, que, valorando su capacidad y su espíritu noble y sacrificado, le mandó, sin tiempo casi de prepararse, a una presunta expedición investigadora en la península del Sinaí... cuya único y verdadero objetivo era, en realidad, recabar información sobre la composición de las unidades del ejército turco que allí había. Y Lawrence lo hizo tan bien que le encargaron otro misión y otra y otra... y así entre sobornos, agentes dobles, traiciones y medias verdades transcurrió su existencia, hasta 1916.

En ese año Husayn ibn Ali inicia de improviso la revuelta contra el Imperio otomano, dueños de hecho de la península arábiga. Y Lawrence es enviado, en calidad de persona de confianza a reunirse con él y decirle, poco más o menos, que Inglaterra está con él... mientras las cosas le vayan bien. En el marco de aquellas reuniones conoce a los cuatro hijos de Husayn y concluye que Faisal es el más adecuado para liderar la revuelta. Y el galés le ayuda, empezando por aleccionarle sobre el método de combate que más daño va a hacer a los turcos, la guerra de guerrillas. Loa árabes atacan, una y otra vez... y desaparecen sin dejar rastro. Al poco, los turcos están de los nervios, buscando fantasmas en el desierto, mirando continuamente hacia atrás... muertos de miedo. El mundo árabe, despues de tanto tiempo, triunfaba...

... Pero con los árabes enardecidos, encantados aquel extraño nuevo aliado, Lawrence realiza una incursión de reconocimiento, en principio, de rutina; En Deraa, un pequeño pueblo sede de una guarnición turca, es sorprendido por varios soldados que, a causa del color claro de su piel y de sus ojos, le toman por un desertor proveniente de la Turquía europea... le entregan a su jefe con el propósito de que sea interrogado... y éste le tortura y le viola salvajemente. Poco importó que después, fuera llevado a un médico armenio que le curó las heridas, o que ese mismo día, uno de sus captores se apiadase de él y le indicara el camino para abandonar la fortaleza... Aunque lo consiguió, y aunque sus amigos árabes empujaron al ejército turco hasta los confines de su país, poniéndolo en desbandada, Lawrence... Lawrence de Arabia ya para todo el mundo árabe, no se recuperaría nunca porque como el mismo admitiría años más tarde... “aquella noche, la fortaleza de mi integridad se perdió para siempre”

El espía, diplomático, agente doble, mensajero, explorador... viendo que la guerra ya estaba ganada, imaginó un mundo árabe libre, capaz de decidir su propio destino y volvió a Inglaterra para defenderlo, solo para caer en un doble desencanto: ni sus antiguos compañeros de armas iban a poder decidir en libertad, ni sus compatriotas entendían nada de aquello por lo que tanto había pasado... tratando a Lawrence como a un héroe a pesar del tremendo desencanto que sufría ante lo que había ocurrido con su proyecto. Con Inglaterra y Francia repartiéndose en dos esferas de influencia los terrenos, los valles, las gentes por las que Lawrence había sufrido, el “hombre del desierto” cayó en una profunda depresión que se acentuó por el absurdo trato al que fue sometido por la prensa rosa de su país - poco menos que el mismo que se le da a la más tonta de las rubias... - y por la negativa consiguiente, tanto de la Fuerza Aérea como del Ejército a tomarle mínimamente en serio.

Un día de 1935, Lawrence volvía de la oficina de correos en su motocicleta, que tanto le gustaba y que había bautizado como "hijo del trueno" e, intentando esquivar a dos niños que conducían sendas bicicletas, salió despedido y se golpeó brutalmente la cabeza. Después de seis días en coma, falleció el 19 de mayo.

Bajo su tumba, hoy puede leerse:
“Existen dos clases de hombres: aquellos que duermen y sueñan de noche y aquellos que sueñan despiertos y de día... esos son peligrosos, porque no cederán hasta ver sus sueños convertidos en realidad”
CLAVES
  • Lawrence fue, muy a su pesar, el tonto útil de los países europeos en su guerra particular por repartirse Oriente Medio. Al principio, no se dió cuenta; al final, sí... pero ya era demasiado tarde.
  • Inteligente y hábil, no era en absoluto un soldado por más que tuviera éxito en diferentes infiltraciones y misiones de reconocimiento. Era en el campo de la diplomacia, y en el cuidado con el que manejaba a sus interlocutores donde realmente valía su peso en oro. Quizá los árabes le estimarán tanto... solo porque les trataba como a iguales.
  • La violación que sufrió - y que solo reconoció expresamente al final de sus días - le destrozó anímicamente. Él, idealista y soñador empedernido, eterno visionario de un mundo mejor, se vio en esa ocasión más lejos que nunca de aquello que imaginaba constantemente.
  • Su vida fue llevada al cine en "Lawrence de Arabia" en 1962. Más allá del valor artístico del film, la película es famosa por varias razones; Marlon Brando rechazó el papel a última hora lo que motivó que recayera en Peter O'toole, muchísimo más parecido; Además, se rodó en gran parte en Madrid y es la película más oscarizadas de la historia (7) sin contar en el reparto con ningún papel femenino de cierta importancia.
  • El que realmente quiera acercarse a Lawrence no tiene más que leer su obra póstuma "Los siete pilares de la sabiduría". Es, aparte de la narración de sus viviencias, expresiva de una sobriedad y conocimiento interior que impresiona de veras... Y muy bien escrita, ya que incluso Bernard Shaw ayudó a correguir algunos pasajes. Si alguien cae en la tentación, se lo paso en Pdf...

lunes, 24 de noviembre de 2008

No estoy loca

Ilustración recabada de http://blogdelmontt.blogspot.com


No estoy loca.

Juro por Dios, por todos los santos que han defendido la cruz de Cristo e incluso por la más hermosa y buena de mis hijas, Catalina, que no estoy loca, a pesar de los esfuerzos que habéis hecho todos por hacerme creer lo contrario. Porque éste es el único y verdadero fin con el que me dirijo a vosotros... denostar tantos y tantos años de mentiras, de falsas sonrisas, de odios e inquinas contra mí por la única razón de ser quien era, y con el único objetivo de hacerme desdichada a cualquier precio, fingir que en mi cabeza hacía tiempo que no brillaba ya la luz de nuestro señor, sino un aturdimiento y una desmesura que solo podía ser obra del mismísimo demonio y sobre todo, proteger de mí a vuestros intereses y feudos, la mayoría ganados o conservados gracias al engaño y la vileza.

¿Estaba loca acaso, nobles señores, cuando aventajaba a todas vuestras hijas en temor a Dios, piedad o en todas las nobles artes que debe conocer, ya no una princesa, sino una noble dama castellana...? ¿y cuándo dejaba atrás a vuestros primogénitos a lomos de los caballos de las cuadras de mi padre, o cuándo quizás los avergonzaba con mi habilidad con la multitud de lenguas que se hablan en nuestros dominios...? ¿Fue entonces cuando el odio y el resentimiento para conmigo encontró cobijo en los más profundo de vuestros corazones...?.

Y vos padre... ¿Por qué vos también participasteis de esto?... Ni siquiera me permitisteis elegir uno solo de mis vestidos, ni me autorizasteis a acompañar a los músicos con mi canto ni tan siquiera decidir uno solo de los acontecimientos por los que iba a transitar mi futuro... ¡Cómo no pensar que tampoco ibas a concederme lo único y más importante en lo que puede pensar una joven... en elegir los ojos de aquella persona con quien el altísimo te da la oportunidad de ser feliz! Sí... feliz... la felicidad que soñé en las escasas ocasiones en que mi madre me dedicó por entero uno de sus días... los únicos en los que me habló como yo creía que debía hablar una madre, asiendo mi mano mientras nadie estaba cerca... hablándome de amor, de dicha... solo para que me devolvieras a la realidad sacándome de España, obligándome a encaminarme a una corte donde nadie me respetaba y forzándome a casarme con alguien a quien ni siquiera había visto nunca... ni tan siquiera había asido su mano.

No estoy loca

... por más que me enamorara locamente con el resultado de vuestro sucios propósitos; por más que los astros se alinearan de tal manera que al verlo, olvidara de pronto todas mis penas y mis ojos no fueran capaces de vislumbrar otra cosa que la felicidad que añoraba, que el deseo que nunca conocí y que ahora me invitaba a desaparecer con él, en dirección a ninguna parte... ¿Por eso he de ser considera loca? ¿Por sentir todo aquello que vosotros, tristes mediocres, no sereis nunca capaces siquiera de imaginar? ¿Por ser capaz de no dar un solo paso sin el abrazo de mi Felipe? ¿Por quererle de la manera que le quise y de odiarle de la manera en que lo hacía cuando él no quería estar a mi lado...?

¡Locos vosotros... locos vosotros!... que urdisteis la peor de la condenas para quien en nada os había perjudicado... que forzasteis a mi hijo a que me encerrara como una asesina cuando los únicos asesinos fuisteis vosotros, que os encargasteis muy bien de matar mi esperanza, de multiplicar mi pena a fuerza de separarme de los restos de mi esposo... ¿tanto daño os podía hacer que vele los restos de aquel que me hizo sentir dichosa?... ¿Qué secretos ardides habéis tramado...? ¡¿Qué cúmulo de mentiras habéis construido para que una pobre vieja se os aparezca en vuestra pesadillas y protagonice vuestras confesiones...?!

Tened por seguro que jamás me encontré mejor y más lúcida, y que ni siquiera después de tantos años habeis conseguido desplazar a aquellos a los que amé en mis pensamientos... que jamás conseguiréis que me separe de sus recuerdos y que jamás, jamás evitareis que allá donde mi alma llegue, os maldiga.


No estoy loca.


CLAVES

  • Psicólogos y psiquiatras modernos han intentado diagnosticar, a posteriori, los males que la personalidad de Juana presentaba. Un análisis de los acontecimientos históricos así como de los relatos de testigos - que los hay... - permiten aventurar unos celos patológicos que acabaron desencadenando una paranoia... que empeoró gracias a la situación de desarraigo emocional y la soledad que la reina padecía... y que algunos se empeñaron en acentuar.

  • Carlos V, su hijo, optó por recluirla, después de observar el disparate en que convirtió el traslado de los restos de su difunto marido y que se prolongó, en procesión, con la reina embaraza, durante 8 meses. Posiblemente quería evitar que el partido compuesto por los nobles y las rancias familias castellanas, alineara a Juana para su causa. Esto degeneró en un encierro de 46 años, en el que Juana fue tratada con un desprecio y una falta de atención manifiesta. No se puede decir que Carlos, después de que su madre le trajera al mundo en un excusado intentando vigilar a su esposo mientras bailaba, fuera muy agradecido.

  • En sus últimos años no se le vió ataviada con otro color que no fuera el negro, apenas se lavaba y su conversación era prácticamente ininteligible, pero no permitía que ninguna mujer se acercara al lugar donde descansaban los restos de Felipe "el hermoso".

Encuesta "Peor Rey de nuestra historia"

Hola a todos.

Ha finalizado el período durante el que era posible responder a la pregunta "¿Cúal ha sido el peor Rey de nuestra historia?"... Y por abrumadora mayoría, tan dudoso honor ha recaido en Fernando VII alias "El deseado". A mi entender era previsible porque, aparte de que probablemente lo merezca, la historiografía hace sangre permanentemente con él, mientras que los otros candidatos siempre tienen y tendrán, algún revisionista que se atreva a echarles un capote.

Gracias a todos.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Douglas Bader y Adolf Galland

Adolf,segundo por la izquierda y Dougas, en el centro.

Hay ocasiones en que se ven cosas difíciles de entender. Como cuando vas despacio por una carretera, por medio de un paisaje yermo y árido y, de pronto, se aparece ante nosotros una bella y solitaria flor casi al borde de la cuneta que al menos nos alegra en parte el recorrido... o incluso cuando tienes la oportunidad o la desgracia de compartir mesa y mantel con un grupo de gente en el que son mayoría los mediocres y, en medio suyo, aparece una persona de aquellas que captan tu atención solo por la habilidad con la que miden sus gestos o sus palabras. De igual modo, hay veces en las que la amistad fluye de manera extraña, duradera y casi incontrolable.

En 1940, en medio de lo más duro de la Batalla de Inglaterra, Douglas Bader fue derribado en su caza. Bader no era un personaje al uso. De espíritu independiente e inconformista, algo duro e incluso simple a veces, se las había arreglado para ser aceptado en la RAF (Royal Air Force británica) a pesar de ciertos inconvenientes derivados de su carácter y de su juventud. Una vez que consiguió convencer a los evaluadores de que merecía la pena jugársela por él, respondió de tal manera que no solo consiguió ser segundo de su promoción sino que acabó destinado a uno de los escuadrones de élite de la fuerza aérea. Sin embargo, un incidente iba a marcar la existencia de Bader para siempre. Una mañana, realizando acrobacias en su aeroplano con algunos compañeros de escuadrón, midió mal la maniobra para rectificar un tonel y acabó estrellándose contra el suelo. Atrapado en medio de un amasijo de hierros, fue rescatado con el tiempo justo para salvarle la vida... a cambio de ver amputadas ambas piernas. A pesar de que Douglas logró reponerse física y mentalmente, y se le diseñaron dos prótesis especiales con las que podía, incluso, jugar al golf, fue declarado inútil para el servicio en 1932. El aún joven aviador se sobrepuso de nuevo, esforzándose aún más por mantener una vida normal y, en buena lid, la vida le iba a dar otra oportunidad... en forma de confrontación armada.

En 1939 Inglaterra declaró la guerra a Alemania. Con la fuerza aérea bien escasa de pilotos, Douglas solicitó su reincorporación en medio del estupor general.... pero una mañana se presentó en el campo de aviación ataviado con el clásico mono de aviación, logrando subir al aparato por sus propios medios, y demostrando, de paso, que no se le habían olvidado ninguna de sus habilidades Cuando por fín se le asignó el mando de una escuadrilla, realizó en unos treinta minutos tal suerte de acrobacias que a sus nuevos subordinados no le quedó más remedio que aceptar un jefe al que le faltaban las dos piernas... “Tin Ace”... el as lisiado....

Al otro lado del mar, Alemania estaba, parecía, venciendo la guerra. Con un número de aparatos superior al de Inglaterra, en apariencia más modernos, y con una máquina bélica funcionando a pleno rendimiento desde hacía algunos años, el potencial nazi parecía imparable. Y en la parte que tocaba a su fuerza aérea, buena parte de la culpa era de Adolf Galland. Adolf, hijo de agricultor, culto, ciertamente apuesto y con un carácter muy atractivo, era sin duda la antítesis de Bader. Antiguo combatiente de la Guerra Civil española, junto con su amigo Mölders revolucionó completamente las tácticas de caza de las fuerzas aéreas alemanas, haciéndolas más flexibles y sobre todo más mortíferas y, aunque para nada se trataba de un furibundo nazi, asumió su responsabilidad volando en las condiciones más difíciles, en las misiones más difíciles y contra los objetivos más difíciles... haciéndolo de maravilla... y desatando la caja de los truenos de los jerarcas nazis al proclamar a los cuatro vientos que la batalla de Inglaterra iba a perderse porque no se estaba enfocando de la manera correcta. Como consecuencia de comentarios como estos, estuvo en el punto de mira del mismo Goering (jefe de la Luftwaffe y camarillero número uno de Hitler) pero su desprecio por él era tan grande que, interpelado por su jefe sobre qué haría falta para poder ganar la contienda... adolf respondió “un escuadrón de spitfires”... que era el avión inglés más moderno del momento. Genio y figura.

Pues bien, el 9 de agosto 1941, cuando Bader contaba con numerosos derribos en su haber – y habiéndose enfrentado con Galland en alguna ocasión, aunque sin saberlo ambos y sin llegar a derribarse... – fue obligado a saltar en paracaídas por la presión de un caza alemán que llegó a alcanzar su aparato. Al haber caído en territorio francés fue apresado por los alemanes y llevado a un hospital para que se recuperara pero ambas prótesis resultaron inutilizadas por la caída lo que llegó a oídos de Galland... poniéndose en marcha una de las operación más extrañas de la Segunda Guerra Mundial.

Inglaterra y Alemania arreglaron, por vía diplomática, la entrega de dos prótesis nuevas para Bader. En la única ocasión en que Alemania autorizó el vuelo de un avión aliado en territorio ocupado, se entregaron, en paracaídas, dos “piernas” nuevecitas para Bader – y de paso, alguna que otra bomba ya que aviones ingleses aprovecharon el pasillo para atacar objetivos de forma impune, lo que Galland calificó de “hecho de pésimo gusto...” Con la movilidad recuperada y ya instalado como prisionero en la célebre fortaleza prisión de Colditz, Douglas conversó ocasionalmente con Adolf, agradeciéndole el detalle y, de paso, confirmándole, muy cortésmente, que realizaría continuas tentativas de fuga... a lo que el alemán le replicó, muy cortésmente, que en ese caso procedería a confiscarle ambas prótesis... como así fue.

La guerra acabó como todos sabemos pero no así la amistad que fueron construyendo estos dos personajes extraordinarios. Desmilitarizados, ambos encontraron ocupación en la vida civil, el inglés como piloto de ejecutivos de la petrolera Shell y el alemán como consultor aeronáutico para Argentina, primero, y para su propio país después... y ambos siguieron visitándose de forma frecuente e incluso sus familias hicieron buenas migas, gracias, en parte, a la personalidad de Adolf y a su entretenida conversación. Ambos murieron más o menos viejos, más o menos felices y bastante... yo diría que bastante amigos.

Cuando a Adolf, mucho más dicharachero que Douglas, le preguntaban como era posible mantener una relación de amistad después de una confrontación armada como la Segunda guerra Mundial, el alemán se encogía de hombros y solía decir... “Bueno... nos conocimos intentando matarnos. A peor no podíamos ir...”

miércoles, 19 de noviembre de 2008

¡Que inventen ellos!

El submarino de Isaac Peral, en la actualidad



¿Cúal es el pasatiempo preferido del español medio? Quizás ver a Antonio Lobato dorar la píldora a Fernando Alonso los Domingos a la hora de comer... ¡no!... quizás ir de cañas con los amigos por los populosos barrios del centro de nuestras ciudades... ¡no! puede que entonces sea cantar a voz en grito los goles del equipo de nuestra tierra aunque ya no tenga ningún jugador de nuestra tierra... ¡no, no y no!... la principal ocupación del español medio es, en cuanto que la posición o el cargo lo permiten... joderle la vida a otro, o al menos intentarlo. Ya en serio... no cabe duda de que estoy generalizando, pero dicha generalización siempre trae causa de un hecho más o menos repetido en el tiempo que la explica o justifica y aquí, en Iberia, los que no han ido de quijotes en su lucha contra los molinos, es porque han ejercido de molinos mismos...

Pero centrémonos; a finales del siglo XIX, a la gente de todo el mundo la daba por inventar. Media humanidad intentaba hacer progresar a la otra media a base de parir curiosísimos artilugios que, con un éxito dispar, intentaban mejorarnos la vida o hacernos poseedores de nuevas capacidades. En medio de este maremagno creativo, ni tan siquiera los hispanos pudieron quedarse al margen y uno de ellos, cartagenero para más señas, contribuyó particularmente al progreso, por más que acabaran tomándole por el pito del sereno. Estoy hablando de D. Isaac Peral y Caballero.

Isaac, aparte de marino y militar fue, qué duda cabe, científico. Y polifacético también, ya que entre inventos de menor monta, estudios y ensayos, le dio tiempo a distinguirse en variadas acciones militares, como en la Guerra Cubana de los Diez Añosojo, no la gorda... – o en la Tercera Guerra Carlista a pesar de que era más bien enjuto, de constitución bastante débil y con tendencia a agarrar cualquier infección o virus que andara por allí cerca. En un momento dado, cuando el pobre debía ya caminar de lado debido al peso de las condecoraciones que había ganado, va Alemania y le da por discutirnos la soberanía de las Islas Carolinas, un archipiélago de poca monta que nadie en nuestro parlamento tenía muy claro ni donde estaba pero que ¡coño!... fue tocárnoslas, y las sentimos muy nuestras. En medio del fregao, Isaac peral se consideró en la obligación de comunicar al alto mando que, en sus ratos libres, había resuelto el reto de la navegación submarina... ¡casi nada!. Después del sofoco inicial, a nuestro jerifaltes de entonces no les quedó otra que analizar rigurosamente su proyecto que, después de concienzudos análisis, se reveló como plausible.

Al mandamás de aquellos tiempos en nuestra marina, el Almirante Pezuela, la idea de acercarse sin ser detectado a un barco y largarle un torpedo en medio del casco – los torpedos no se lanzan, se largan... – le ponía loquito pero a sus sucesores, cualquier tipo de adelanto tecnológico les parecía un atentado contra la única y verdadera forma de guerrear y empezaron a parar el proyecto, primero de forma sibilina y más tarde a cara descubierta. Sin embargo, y gracias al empeño personal de la reina María Cristina, Peral consiguió por fin botar su nave el 8 de septiembre de 1888.

El submarino, con arreglo a los cánones de la época era de caerse de culo; perfectamente dimensionado, maniobrero, equipado con periscopio, instrumentos variados y varios torpedos, tenía un complejo sistema que además de permitirle navegar el todo momento a la profundidad deseada por su capitán, lo mantenía equilibrado. Sin embargo, muy pronto empezaron a manifestarse los inconvenientes más graves en forma de falta de financiación y sobre todo, de exceso de envidia. La prueba que debía ser definitiva y que el propio Peral solicitó, atravesar sumergido el estrecho de Gibraltar, fue denegada vaya usted a saber porqué y su figura empezó a ser vilipendiada desde el propio Ministerio de Guerra, corporaciones industriales e incluso algunos periódicos afectos al gobierno. Isaac, extraordinariamente dolido, se defendió como gato panza arriba e incluso publicó artículos en los que explicaba lo sucedido pagándolos de su propio bolsillo pero, hastiado, solicitó la baja en la marina y se dedicó, con cierto éxito, a fundar empresas relacionadas con la producción de energía. Triste y enfermo, en abril de 1895 puso rumbo a Alemania para intentar operarse de un tumor cerebral que padecía. La intervención se realizó de forma favorable pero una mala aplicación de las curas le ocasionó una virulenta meningitis que acabó con su vida solo unos días más tarde, el 22 de Mayo de 1895.

Descansa en paz Isaac. Tu invento funciona de miedo...


CLAVES
  • Isaac debió inteligente hasta decir basta. De naturaleza reflexiva, tenía gusto por los números y era una eminencia en álgebra, física y geometría. De hecho, sus compañeros de promoción, extrañados de verlo todo el día entre libros, le apodaron "Isaac el profundo"
  • Aunque el submarino ya estaba "inventado" y varios europeos trabajaban en diversos prototipos desde tiempo atrás (entre ellos el gironés Monturiol) el mérito de Peral fue integrar, aparte de todo lo mejor de cada uno de ellos, un novísimo sistema de propulsión eléctrica que hacia la nave realmente manejable.
  • Con las primeras pruebas de su invento, Isaac se convirtió en un héroe popular que, en aquella España que iba de disgusto en disgusto, que estaba en manos de las más ordinarias personas y por la que campaban a su antojo el resentimiento y la envidia, equivalía a estar condenado, de facto.
  • Hasta el mismo momento de su muerte, Alemania intentó comprar la patente al español, sin éxito. Éste, hasta el mismo momento de su muerte, intentó que el gobierno español los produjera en serie, sin éxito.
  • Hoy, muchos años más tarde, España va a disponer en breve de cuatro de los más modernos submarinos no nucleares del mundo, de construcción básicamente nacional. Espero que tengan la delicadeza, o la decencia, de poner su nombre a uno de ellos.

lunes, 17 de noviembre de 2008

En el punto de mira

Basilio, el primero por la izquierda...

Matar a un número determinado de personas asegura pasar a la historia. Pero hay muchos modos de hacerlo... Si se trata de un insigne general, de un valeroso y gallardo comandante que, ataviado de forma extraordinaria, dirige a sus tropas desde lo alto de una colina, consultando de cuando en cuando complejos mapas y escudriñando el horizonte con un catalejo... las posibilidades de figurar, de forma molona, en el contenido de cientos de libros son proverbialmente altas... aunque seas responsable de la muerte de miles de personas. Si hablamos de un soldado o militar de menor rango que, personalmente, segó la vida de cientos de enemigos, la probabilidad también es bastante elevada pero dejando un regusto amargo; una cosa es sentirnos Napoleón en Austerlitz, ganando la batalla de forma más o menos inocua y otra muy distinta ponernos en el pellejo de, pongamos, un francotirador que presencia los últimos cinco o diez segundos de existencia de aquel que está a punto de perderla.

No hay, quizá, persona con una relación tan íntima con la muerte ni con el muerto, como el francotirador; ser testigo, desde esa posición de falso privilegio, de la última mirada, del último resuello, exige, además de una inexcusable habilidad técnica, o bien la más absoluta apatía para con la víctima, o el más descerrajado odio. Y pocas personas podían sentir, en el pasado más próximo, más odio por otras, que los soldados rusos por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Puede que ahí esté la explicación de la preferencia soviética por está figura militar que, aunque presente en épocas anteriores – fueron famosos los francotiradores alemanes en Waterloo, por ejemplo... – se manifiestó con toda su crudeza durante uno de los episodios más terribles dentro de los enfrentamientos armados: el asedio de Stalingrado.

El mencionado asedio fue consecuencia de los avances del VI ejército alemán por las estepas ucranianas y que desembocaron a finales de 1942 en una encarnizada lucha por el dominio de la ciudad – y, paulatinamente, por sus ruinas – donde quedaron empeñadas las mejores fuerzas del ejército nazi y donde, ulteriormente, se produciría la segunda mayor rendición en masa de soldados alemanes durante la guerra, casi 95.000 más o menos. Como he indicado más arriba, la acción de los bombardeos pronto redujo las tres cuartas partes de la ciudad a un amasijo de escombros, hierros y tuberías que forzó a los alemanes a un tipo de lucha que los descomponía psíquicamente: en enfrentamiento casa por casa... Los rusos, sabedores de ello, destinaron a la ciudad a miles de tropas de dudosa calidad – carne de cañón, para entendernos... – con el fin de contener lo peor del ataque alemán y, a al vez, colocaron entre las ruinas a cientos de francotidores, hombres y mujeres, con el fin de provocar el pánico entre los pelotones alemanes y asegurar que allí no se durmiera a gusto ni con valerianas...

De ellos, el más famoso y reconocido ha sido Vassili Zaitsev, encarnado por Jude Law en el film “Enemigo a las puertas”. Siberiano de nacimiento, educado por su abuelo, un pastor, y de carácter y temperamento recio y calmado, demostró desde niño una facilidad para hacer blanco poco común. Después de graduarse en la Armada Soviética como ¡bibliotecario y tesorero! fue recuperado para la causa y destinado a Stalingrado con veintiséis años... y con la orden expresa de “cepillarse” a cualquier alemán que tuviera centrado en su visor telescópico.

Lo de Vassili debía ser de traca; desde muy pronto, los periódicos oficiales del régimen dieron cuenta de sus hazañas que, en los momentos tan duros por los que pasaba la Rodinanombre con el que los rusos de todas las épocas han identificado a su madre patria... – eran seguidos por los soldados de las trincheras con verdadera devoción. La clave de su éxito, amén de su punteria, era el obsesivo cuidado con el que seleccionaba sus posiciones de tiro así como su capacidad de su camuflaje. Además, Vassili no sólo se ocupaba de hacer subir su contador, sino que también adiestraba a otros compatriotas en el arte del disparo de precisión, entre ellos a Tania Chercova, una excelente tiradora que también fue su amante. En un determinado momento, cuando el ruso ya se habría cobrado – perdóneseme la expresión... – más de cien victimas, al alto mando alemán se le hincharon las narices y mandó a otro francontirador, entrenador de la escuela alemana de tiro, un tal Heinz Thorvald.

Pues bien, Vassili y Heinz se estuvieron buscando las cosquillas durante varios días, moviéndose con sigilo con la esperanza de localizar a su adversario hasta que ambos se encontraron – sería más correcto decir que ambos sospecharon que ahí estaba el otro... – en la fábrica de tractores Octubre Rojo. Allí estuvieron tres días, esperándo mutuamente el error del contrario hasta que Vassili y otro fancotirador ruso, de nombre Nikolai, creyeron saber dónde estaba y urdieron un plan para descubrirlo. Nikolai asomó un casco, el alemán disparó y aquel se arrojó al suelo gritando de dolor. Thorvald mordió el anzuelo y levantó la cabeza para contemplar a su víctima, hecho que aprovechó Vassili para volársela.

Esta historia del enfrentamiento entre Zaitsev y Thorvald no está del todo documentada en ninguno de los bandos enfrentados pero, por la cantidad de alusiones indirectas de todo tipo, casi no queda más remedio que aceptarla. En cualquier caso sobrecoge imaginar por un momento las inquietantes esperas a las que esta “profesión” obligaba, además del dilema moral que supone acabar con la vida de una persona tan directamente... y de esa forma, tan maquinal, sin el más mínimo aviso... pero viéndola en todo momento. Dios nos libre...

CLAVES

  • Los alemanes estaban bien entrenados pero su industrialización motivó que su aprendizaje fuera más artificial. Los rusos, de economía más rural, solían estar acostumbrados a disparar desde bien pequeños. Por eso eran especialmente hábiles a la hora de acechar y acertar a blancos en movimiento... que es lo más parecido a cazar.
  • No está del todo claro el número de blancos acertados por Vassili por más que algunas fuentes le asignen unos 250 "aciertos". Aunque los soviéticos mantenían una especie de ranking para motivar al personal, el bueno de Basilio confesó más tarde que "nunca los contó..."
  • Si está más claro, esta vez por informes alemanes, el número de bajas en el ejército nazi. Se cree que más de 3.500 hombres, en su mayoría oficiales y suboficiales, murieron víctimas de un francotirador. Aunque las normas lo prohibían, los tenientes y capitanes alemanes a menudo se despojaban de cualquier insignia que delatara su rango y terminaban por vestir como un soldado raso. De ahí que cuando un oficial superior acudiera a evaluar la situación en el frente..., ¡tuviera problemas para encontrar al superior al mando!
  • Zaiysev prestó servicio hasta mediados de 1943, momento en que la deflagración de una granada le produjo heridas en los ojos con pérdida de visión. Más tarde se reincorporó, recibiendo al concluir la guerra, el título de héroe de la Unión Soviética, la más alta condecoración en su día.
  • En la actualidad y como dato para no iniciados... un moderno rifle de francotirador habilita a su dueño para hacer blanco, en condiciones normales, a casi tres kilómetros de distancia.

Arqueología de todo a cien

La mercadotecnia, definitivamente, lo ha inundado todo. Al igual que en nuestra frívola existencia en la que uno no es nadie si su coche no es alemán y se llama como mi abuela por parte de padre, o si no tiene un apartamentillo en la playa en el que escapar tres días y pasarse dos y medio en un atasco, en el mundillo vacacional y del turisteo lo que realmente necesita un municipio para aparecer en los créditos es que haya una notable finado en las inmediaciones; Sí, como lo oyen, ni paseo turístico, ni especialidades gastronómicas ni una catarata hermosa ni nada de eso... lo que cuenta es que alguien famoso la haya diñado por allí cerca. Afortundamente para ellos y como demuestran a diario las televisiones, la categoría de “famoso” ha perdido bastante glamour y, hoy en día, puedo serlo casi cualquiera y además, si ni aún así se encuentra un candidato de reconocido prestigio pues va uno... y se inventa una buena historia... que puede ser cierta... o no.

El caso es que esta mañana me he desayunado leyendo una noticia que me ha causado cierta sorpresa. Parece ser que una historiadora especializada en la edad moderna ha llegado a la conclusión – por decir algo... – de que en Wolder (Holanda), concretamente en una de sus iglesias, la de San Pedro y San Pablo, descansan los restos mortales del famoso mosqueperro – perdón, mosquetero... – francés Charles de Batz-Castelmore, Conde de Artagnan. El muerto, que además de protagonista de una serie de dibujos animados fue un muy relativamente famoso mosquetero, murió en el sitio de Mastricht el 25 de junio de 1673 durante una serie encadenada de conflictos bélicos de baja intensidad denominados Guerra Franco Holandesa.

Charles, fue capitán de una de las compañias de mosqueteros de Rey Luis XIV que al parecer, le tenía cierta estima por causa que no nos constan. Apenas sabemos nada concreto de sus andanzas y sus correrías más que el momento y las circunstancias de su muerte pero otro mosquetero, Gatien de Cortilz de Sandras, escribió un libro sobre su vida, ciertamente exagerado llamado Memorias del señor D'Artagnan, teniente capitán de la primera compañía de los Mosqueteros del Rey”. Dicho ensayo biográfico fue publicado alrededor de 1700 y sirvió de base para que el gran Alejandro Dumas publicara en 1844, su novela “Los tres mosqueteros”.

Si se sospecha que el primer manuscrito ya fue para la imprenta algo “magnificado” – en plan casi currículo vitae... – las hazañas que aparecen en la obra Alejandrina ya son de caerse de culo pero, como en el fondo la literatura nos gusta, pasaremos por alto y casi agradeceremos esas licencias así como las frecuentes inexactitudes que aparecen en las obras de Dumas y que se concretan, en este caso, en errores y licencias como el que D’artagnan no viviera en la época de Richelieu sino de Mazarino, la dislixia galopante que sufre el escritor a la hora de poner edades a los protagonistas – muchos de ellos envejecen y rejuvenecen a discreción... –, el que el desarrollo de la personalidad de el protagonista recuerde en demasía a las primeras páginas del “Quijote” cervantino y sobre todo, el que nos “condenara” después de una buena primera parte – "Los tres mosqueteros" – a sufrir una segunda y una tercera bastante peores – "Veinte años después" y "El Vizconde de Bragelonne".

Pero volviendo al tema principal, la tumba del valeroso mosquetero, sorprende, además de la rapidez y limpieza con la que se ha identificado la tumba – de hecho, aún no se ha puesto el pico en funcionamiento – lo ligero de su justificación: La historiadora Odile Bordaz sostiene que, ya que la mencionada iglesia es la más cercana al lugar donde se situa su muerte, no queda más remedio que el que esté enterrado allí...

Mi apreciada Odile, para tan escaso viaje no hacían falta tanta alforjas... ni tampoco cinco años de carrera. Tu razonamiento es atractivo... por lo rápido... pero ni el pobre mosquetero era tan importante para que su cuerpo fuera traslado en carro varias docenas de kilómetros – te podría enumerar dos docenas de maestres de campos españoles, de los tercios, personajes de mucha mayor trascendencia, cuyos restos descansan en las tierras bajas de Holanda y Bélgica – ni me parece normal que, en pleno mes de junio, con la canícula, y en el desconcierto en que se convierte un campo de batalla después de ella, se pudiera recuperar su cuerpo con la suficiente rapidez para que, perdóneme su viuda, no fuera pasto de buitres o lobos.

Por tanto, esto huele a pequeño y casi inocente montaje. A pesar de los esfuerzos de la mencionada estudiosa y del alcalde el pueblo, que seguro atisba una nueva fuente de ingresos, se necesita el visto bueno de la autoridad eclesiástica para empezar a “reformar” la iglesia; al parecer, el parroco, que está a sus cosas, ha dicho que nones... que para que le pongan el ábside como los zorros hace falta algo más que la conjetura interesada de estos dos listos.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Aquellos maravillosos años


En 1843 una niña apocada, de aspecto bonachón y poco lúcido, y de nombre Isabel, fue declarada mayor de edad... con solo trece años. En realidad, la pobre ya era Reina desde hacía unos diez ya que fue coronada con solo tres primaveras; hija del marrajo de Fernando VII y de María Cristina de Nápoles, desde su nacimiento fue protagonista de las más salvajes intrigas del juego político español, derivadas de la pragmática sanción que acabó motivando que fuera Isabel la que ocupara el trono de las Españas y no el infante Carlos María Isidro... y, ulteriormente, dando lugar a eso que está en boca de muchos pero que casi nadie sabe explicar... el Carlismo. El caso es que una sucesión de intrigas, veleidades, odios, mentiras y medias verdades acabaron colonizando las meninges de la clase dirigente nacional, tocando las narices a la inmensa mayoría de los españoles y, de paso, dando lugar a los veinticinco años más farragosos de la historia de nuestro país... así que vamos a ver si somos capaces de explicarlo... sin volvernos del todo locos.

Como ya he dicho, Isabel era y fue, durante mucho tiempo, una niña. Es un dato de partida, mánido y evidente pero importantísimo porque su condición marcó el comportamiento de todos aquellos que tuvieron la oportunidad o la cruz de relacionarse con ella y porque, desgraciadamente, su formación fue la que cabía esperar: un auténtico despropósito. De su infancia, poco hay que merezca la pena reseñar; aparte de tener el conocimiento justo para pasar el día, los pocos que se acercaron con la sana intención de aportar algo positivo a la personalidad de la reina se apartaron bien pronto a causa del consabido nulo interés de la monarca por nada que no fuera manifiestamente inútil. De este modo pasó sus primeros años, apuntalando la nada, entretenida en menesteres que no correspondían a su condición mientras que Esparteroel del caballo... – ejercía la regencia, mandaba a la madre de Isabel a freír espárragos a Francia, liquidaba el primer asalto del Carlismo y revolvía media Europa – la pobre apenas decidió nada en su vida... – con el sano propósito de buscarle marido.

Y como España ya hacía tiempo que había dejado de pintar nada en el continente, todas las potencias - muy especialmente Francia - se las arreglaron para que no surgiera ningún pretendiente que amenazara sus intereses. Por eso, todo aquel que merecía medianamente la pena salió por piernas en cuanto que pudo y también por eso el único que se quedo útil para comerse el marrón fue un pobre desgraciado, primo suyo para más inri, que atendía al nombre de Francisco de Asís y que acabaría siendo conocido en España como “la Paca”. ¿Qué porqué resultó elegido? Pues, aparte de por todo lo ya indicado, se le tenía por hombre apocado y de poco carácter, seguramente poco dado a los tejemanejes palaciegos, resultando poco esperable que de pronto le diera por interferir en el política.

El matrimonio fue un desastre desde el principio. Francisco, que según la mayoría de los autores era homosexual, quedó muy pronto fagocitado por la personalidad fútil y vivaracha de su ya marchosa mujer y, a pesar de que ésta no era mala persona, le cogió tal odio que en palacio se temía por la misma consumación del matrimonio. Isabel, con un disgusto tremendo, se dedicó a pasarse por la piedra a todo lo que llevara pantalones de manera que con sus amantes no es que se pueda hacer la alineación de un equipo de fútbol... sino la Eurocopa entera... Y mientras tanto, en España ¿qué?...

Pues más de lo mismo... solo que peor: para el periodo con que le tocó lidiar, hubiera sido necesario, como mínimo, un Winston Churchill y la pobre, aunque intentó – parece.. – ceder más poder al parlamento para montar algo parecido a una auténtica monarquía parlamentaría, en el fondo solo consiguió poner aún más trabas a una verdadera participación ciudadana. A Espartero, de lo más cabal que había en España en aquel momento, no hizo más que ponerle zancadillas y el poco crédito que le quedaba se lo fusiló en los trágicos acontecimientos que desencadenaron una insurrección en Barcelona y que acabarían motivando su caída. Ya sin Espartero y con isabel funcionando – es un decir... – plenamente como reinona, empezó a mandar el general Narváez, moderado solo de nombre, que consiguió “parir” algo parecido a una constitución en 1845 y acabó, a base de palos, arrinconando a cualquier movimiento político de corte “liberal” esto es, algo más progresista. De la corrupción existente puede dar idea el hecho de que, durante este periodo, ni un solo partido que hubiera organizado una elecciones resultó perdedor. En cuanto a Isabel, fácilmente manipulada por la camarilla de la corte, especialmente por una religiosa llamada Sor Patrocinio a la que mejor hubiera sido ahogar en la pila bautismal, la Reina interfirió con frecuencia en la política de la nación pero su nula preparación y sus malos modos iban a granjearla un odio que se haría patente incluso en los momentos en que la pobre intentaba mostrar un pizca de buen corazón...

Semejante escenario no podía durar, y en 1854 se produce una verdadera insurrección, comandada mayormente por Leopoldo O´donnell, honrado posteriormente con una parada de metro. En principio, el movimiento solo pretendía corregir las desviaciones de los años anteriores, arrimando un poco más el ascua política a su sardina pero, quizá pensando en el “ir pa na es tontería” la cosa se les va algo de las manos, generando una gran cantidad de legislación más bien “rojilla”, un intento de nueva Constitución – la de 1856... - cabreando a base de bien al Vaticano y a varias potencias Europeas y mandando a parís de la Francia a María Cristina – y vas dos veces...

En ese momento, Isabel pasa de querer malmeter ocasionalmente a reinar desde las 9 de la mañana... para ello, me rescata a Narváez al que saca a bailar, con una gran y forzada sonrisa, en el baile que abría el periodo parlamentario, aunque el protocolo establecía que debía sacar a O'donnell, el jefe, todavía, del gobierno. El pobre Narváez pone cara de circunstancias, me coje a la reina del brazo y mira a O'donnell con cara de “ahora lo hablamos” ...y lo hablaron: Durante los años siguientes se alternaron en el gobierno de forma absolutamente corrupta dando lugar a una especie de buen gobierno... que no se pudo librar de una gigantesca crisis en 1865. En medio de ella, con el país en ayunas a pesar de algunos tibios intentos de modernización, la reina decide enajenar el 75% de sus bienes para intentar paliar la hambruna que se cernía sobre gran parte de sus súbditos. En otras circunstancias y con otras personas hubiera tenido que salir a saludar en plan torero... pero en vez de eso, Emilio Castelar, profesor universitario y mejor orador en castellano de la historia, va y me la pregunta, en la columna de un conocido periódico, por su legimitidad para quedarse con el resto... Al poco, Castelar resulta destituido, el Rector de la Universidad apiolado, la Guardia Civil tiene que tomar las calles y, en varias manifestaciones, acaban falleciendo once personas y resultando heridas más de trescientas... De nuevo el odio.

...Y la cosa sigue igual e igual y lo peor, termina por pasar: Con toda la familia real cuestionada perennemente a causa, aparte de su nulidad, de ciertos procedimientos poco claros de licitaciones ferroviarias – procedimientos en los que el Marqués de Salamanca se forró sacando lo suficiente para proyectar el barrio que lleva su nombre en Madrid... -, con la Universidad por los suelos, mal pagada y considerada... sin casi bibliotecas ni dispensarios médicos de calidad... con una industrialización mal enfocada que dependía del capital extranjero y que hacía más ricos a los de allá gracias a los de acá... a Marruecos – o mejor dicho, a lo que era Marruecos hace ciento cincuenta años... – le da por atacar Ceuta y Melilla. Con O´donnell retirado del juego político y Narváez con pocas ganas de ná – estaba hasta las narices de Isabelita... - los políticos, corruptos pero no tontos, saben que una guerra fuera de nuestras fronteras es la manera de mantener ocupado al populacho con lo que al poco, unos cuarenta mil hombres mal entrenados y peor equipados son enviados a combatir al norte de Africa... Es nuestra primera Marruecada.

Allí, lamentablemente para ellos, dan la talla. A pesar de ser aprovisionados de forma lamentable, de ser abastecidos con alimentos en mal estado... a pesar de las estúpidas órdenes recibidas, como atacar en plena época de lluvias, de la propagación de una espantosa epidemia de cólera que acabó con las vidas de más de cinco mil de ellos, atacan furiosamente en el valle de Castillejos al mando del molón general catalán Juan Prim y su cuerpo de voluntarios catalanes; semanas más tarde, repiten hazaña a pecho descubierto en Wad ras y vencen definitivamente, eso sí, no se sabe muy bien para qué... Con las potencias – otra vez las potencias... – recelososas de los éxitos españoles, se procede a malmeter a base de bien y consiguen - sí, consiguen... - que apenas haya más consecuencias tangibles para nuestro país que los dos leones que adornan la entrada del parlamento español y que fueron realizados a base del bronce fundido de los cañones que capturamos en la batalla (y que eran de fabricación inglesa).

El sistema moderado se hundía y arrastraba consigo a la monarquía.... y volvieron los pronunciamientos. Mientras un nuevo gobierno liberal intentaba atraer de nuevo a los progresistas con una tímida reforma, Prim, el héroe de Marruecos, se pronunciaba en plan torero en 1866. Los meses pasan y la reina va perdiendo aliados: con Narváez muerto ya no le queda nadie a quien recurrir y la práctica totalidad de las fuerzas políticas empiezan a exigir su destronamiento. La conspiración pronto rebasa los círculos militares y cala en el pueblo, harto de mentiras y de necesidad. El 18 de septiembre de 1868, un barco de la Armada – curiosamente, uno de los sectores que menos había sufrido la crisis pues aún era la quinta del mundo... - fondeado en la bahía de Cádiz, se pronuncia al grito de «¡Abajo los Borbones! ¡Viva España con honra!». Tras el triunfo de la revolución, Isabel II, que se encontraba de vacaciones en Guipúzcoa, es destronada y marcha al exilio en Francia, iniciándose en España un período de seis años, conocido como el Sexenio Democrático, en el que casi conviven, mire usted, el ninguneado rey Amadeo de Saboya y la Primera República, que Dios tenga en su gloria muchos años...
LAS CLAVES
  • De la relación entre Isabel y su marido se podría escribir un libro. Cuando la pobre conoció que Francisco de Asís iba a ser su futuro marido, se quejó amargamente a uno de sus ayudas de cámara sobre la desdicha de "meterse en la cama con alguien que lleva más volantes y puntillas que yo...". De hecho, Isabel buscó desde el primer momento alternativas afectivas y sexuales de manera que de los 5 hijos y varios abortos y embarazos fallidos de Isabel, solo uno fue, dudosamente, fruto de su relación con Francisco... Por cierto, su hijo, el futuro Alfonso XII fue, casi seguro, hijo del teniente de ingenieros Francisco Puig Moltó...
  • En la Corte, el cachondeo era tal que el servicio, mientras trajinaba, canturreaba está canción: "Gran misterio es en la Corte... saber si nuestro consorte... cuando acude al excusado... mea de pie o mea sentado..."
  • El Marqués de Salamanca, después de levantar su prospero barrio, murió adeudando unos seis millones de reales a varios acreedores. Atrás quedaban los tiempos en los que, jugando en la Bolsa a la baja en una estrategia aparentemente suicida, ganó 30 millones de reales en un solo día... No fue difícil, puesto que estaba al tanto de todas las conspiraciones militares y, evidentemente, de la que hizo bajar tanto a la bolsa aquel día...
  • La guerra en Marruecos levanto tal estusiasmo popular que a los reclutas que debían embarcar les era materialmente imposible llegar al barco, a causa de los abrazos y del alborozo del pueblo. Una vez allí, se comportaron con una dignidad y una valentía casi suicidas, a pesar de que los estudios modernos demuestran que, de cada 100 reales que las cuentas públicas asignaban a la contienda, solo 9 se utilizaban "realmente"... El resto se quedaba por el camino...
  • Prim fue famoso por su gallardía... y su crueldad, devolviendo el daño infringido a los españoles multiplicado por diez. Hasta los años cuarenta, en Marruecos, cuando se quería asustar a los niños, se les decía... ¡Que viene Prim!
  • Hoy, en honor de aquellos, la mejor unidad de caballería motorizada de nuestro ejército recibe el apelativo de Castillejos y uno de nuestros mejores batallones acorzados, Wad Ras.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Los ojos de América


No deja de sorprenderme que, precisamente en el momento de mayor disponibilidad de recursos periodísticos, ya sea en papel o en medios digitales, la información veraz esté tan amenazada o, al menos, tan cuestionada. La apertura de la red ha supuesto una democratización del espacio informativo y, a fin de cuentas, la masificación siempre supone un descenso cualitativo. Para los gobiernos de los grandes estados, con miles y miles de dólares en inversiones por el mundo entero y variopintos intereses, la necesidad de información veraz es perentoria así que tienden a hacerse con ella por son propios medios y al precio que cueste. Con esta información, esos datos, los gobiernos “normales” acaban construyendo la política exterior de un país y tomando las grandes decisiones. Siguiendo este razonamiento, el verdadero Ministro de Defensa o Secretario de Estado estadounidense durante más de treinta años, de 1966 a 1998 fue un curioso y avanzadísimo avión, una espectral aeronave conocida por sus pilotos como “Habu”, construida por la mítica firma de la aviación Lockheed y nombrada en el inventario estadounidense como SR-71.

Como he dicho, a principios de los años 60 la guerra fría estaba – que contrasentido... – verdaderamente caliente. El principal medio para recabar información estratégica, los satélites de reconocimiento, estaban aún en pañales, no tenían los aparatos ópticos adecuados, eran costosos de reprogramar para cubrir una órbita diferente y además, podían ser derribados. La alternativa iba a ser el U2, un curioso aeroplano, más bien lento, diseñado para volar a gran altitud y sobre entornos más bien tranquilos pero para obtener imágenes sobre escenarios que representaran una gran amenaza era necesario un avión totalmente diferente, extraordinariamente rápido y furtivo, y con un equipo tecnológico sin precedentes. Y Clarence L. "Kelly" Jhonson lo consiguió...

... porque el aparato que diseñó era algo fuera de lo normal; En tierra el SR-71 se mostraba pesado, torpe, algo feo aunque ciertamente impresionante, y no dejaba a nadie indiferente. Para empezar era carísimo: la mayor parte del fuselaje era de titanio, el material más difícil de moldear y trabajar pero, y esto era muy importante, tremendamente resistente a las enormes temperaturas que el avión iba a tener que soportar en el aire. En una época en que la fibra de vidrio no dejaba de ser una quimera, aparte del titanio se utilizaban plata, oro y platino para “forrar” determinadas superficies y conducciones y se apostaba por lo mejor de lo mejor en comunicaciones, aviónica u óptica lo que elevaba el precio final por aeronave a una cantidad verdaderamente obscena que motivó que solo se completaran 32 unidades. Además, conceptualmente, manejaba conceptos revolucionarios como el especial diseño de sus motores (a medio camino entre los de un avión y una nave espacial...) o el hecho de que bajo su panza se pudieran observar unas extrañas acanaladuras de las que, en días fríos, llegaba a chorrear su combustible cuando estaba cargado...

Pero el SR-71 en el aire, era aún más maravilloso. Tras una carrera de despegue el doble de larga que la de una aeronave normal, el avión ponía proa a su objetivo, seguramente la Unión Soviética, la RDA, Corea del Norte, Cuba o Irán y, con su extraordinario equipo, era capaz de hazañas como fotografíar 269.000 kilómetros cuadrados en una hora (la mitad de la península ibérica) o localizar una pelota de golf a más de veinte mil metros de altura... logros que hoy, mucho tiempo más tarde, solo parecen al alcance de Google Maps. En ese momento el avión ya volaría a más casi tres veces la velocidad del sonido, la temperatura del fuselaje habría alcanzado más de cuatrocientos grados centígrados, las grietas de su panza se habrían sellado a causa de la dilatación por efecto del calor y a los pilotos solo les haría falta acelerar un poco más aún para ponerse fuera del alcance de cualquier adversario conocido, o del radio de acción de los misiles lanzados por éstos, guiándose casi sin necesidad de un navegante gracias a su sistema informático – avanzadísimo para la época – que, por ejemplo, reconocía más de cincuenta estrellas y guíaba al aparato de forma geoestacional. De traca...

Fue el SR-71 el que verificó que no hubo más intentos de instalar misiles con cabezas nucleares en Cuba, el que obtuvo las primeras imágenes de los nuevos submarinos lanzamisiles rusos de la clase Typhoon, el que localizó las primeras columnas soviéticas de camino a invadir Afganistán o el que suministró la mayoría del reconocimiento aéreo que se les regaló a los británicos para que hicieran la guerra en el archipiélago de las Malvinas. En definitiva un avión fuera de lo normal para una época fuera de lo normal.
LAS CLAVES
  • El SR-71 estaba preparado para operar de forma furtiva hasta prácticamente el final de sus días pero, antes las críticas que debió soportar en un debate parlamentario el presidente americano L.B.Jhonson a causa de su desconocimiento de temas geopolíticos y militares, éste se decidió a revelar su existencia... en medio del estupor de la Fuerza Aérea.
  • El avión operaba únicamente desde Midenhall (Gran Bretaña) y Kadena (Japón). En Estado Unidos sólo se almacenaba y se entrenaba a sus tripulaciones. Precisamente su mote de "habu" o víbora no le viene de su aspecto sino de la gran cantidad de esos animales que pululaban a sus anchas en las instalaciones donde se operaba el aparato en el Japón.
  • Los pilotos debían inspirar oxígeno puro al menos una hora antes de empezar el vuelo para acostumbrarse a la altitud e iban enfundados en unos monos de vuelo que más bien parecían un traje de astronauta. Ante la gran duración de sus misiones, el SR-71 fue el primer avión que incorporó una sonda para que ambos pilotos pudieran, al menos, orinar.
  • De la enormidad del aparato dan fe, aparte de las decenas de records de velocidad y altitud batidos, el hecho de que necesitara más de tres kilómetros para despegar o aterrizar o el que, a la hora de respostar en vuelo, debiera empezar a frenar... ¡320 kilometros antes de encontarse con el ación cisterna!
  • A causa del chorreo de combustible que se producía en tierra, una de las bromas más comunes para los novatos era encenderse un cigarrillo en medio del charco formado debajo del aparato y tirarlo, de forma descuidada, al suelo. A los "nuevos" se les salían los ojos de las órbitas y corrían a ponerse a cubierto... sin saber que el combustible del aparato, el JP7B tiene un punto de ignición altísimo que permite andar con esas jacarandas.
  • Se lanzaron, de forma más o menos confirmada, 19 misiles contra el aparato. Nunca se perdió uno de ellos a causa de lanzamiento de estos misiles.
  • Un servidor ha tenido la oportunidad de verlo y es un avión que destila, si es que puede decirse, una personalidad especial. La pena es no haber podido disfrutar del vuelo del "Blackbird" o "mirlo" que es como se le conocía en Gran Bretaña. Al parecer, cuando rebasaba mach 2, las altas temperaturas hacían que se volviera de un color negro azulado... como un mirlo...

martes, 4 de noviembre de 2008

Casas Viejas

Es una lástima que aquello que incide más directamente en nuestra alma, sea lo más difícil de aprender, y que los surcos de las heridas más certeras, más profundas en nuestra condición humana, tiendan a abrirse a la menor oportunidad, en aras, falsas claro, de conceptos como “bien común”, “legalidad” o simplemente, “justicia”. Los caminos a los que odio nos guía son variados pero, al igual que los que conducían a la ciudad eterna, acaban todos en el mismo sitio, un lugar lúgubre y falaz que no sabría ni explicar ni situar pero que en cualquier caso debe estar en las antípodas de la condición humana. En España conocemos bien los caminos del odio y los desencuentros a los que conduce. Hemos transitado por ellos voluntariamente durante generaciones y, los cortos períodos donde manejarse de distinta manera parecía posible, han sido fagocitados por aquellos, enterrando – otra vez – la esperanza de dejar definitivamente de lado la sinrazón y el resentimiento... también conocidos ambos en nuestra historia patria como “Las dos Españas”

Hace casi ochenta años, la proclamación de la II República en España supuso una ráfaga de esperanza e ilusión para millones de españoles, desplazados por un sistema político anterior que estaba, en el mejor de los casos, caduco y, en el peor, completamente viciado y corrupto. Este status quo motivaba situaciones de infinita injusticia que derivaban en pobreza, marginalidad social y explotación laboral en muchas regiones de España y que convirtieron provincias enteras en los cotos privados de una élite que identificaba el progreso del país con el suyo propio. La situación, por variadas razones, se hizo especialmente dura en Cádiz de manera que la zona se convirtió en terreno abonado para movimientos anarquistas que ocasionalmente tomaban un cariz demasiado violento.

La Ley de Reforma Agraria de 1932 pretendió dotar de tierras a los campesinos sin propiedad pero se ejecutaba lentamente a causa de las numerosas cortapisas de oligarcas y terratenientes y la endémica falta de fondos del país. Todo ello iba a desencadenar una serie de sucesos que culminaron, de la peor manera posible, el 11 de enero de 1933 en la pedanía gaditana de Casas Viejas. Ese día, al amanecer, el cuartel de la Guardia Civil fue atacado por unas doscientas personas armadas de escopetas de caza, hoces y guadañas. En el tumulto subsiguiente, se hirió de consideración al Comandante del puesto y a uno de los números y, más levemente, a otros dos compañeros. Los dos primeros morirían unos días más tarde pero, el mismo 12 de enero, el gobierno desplazó a la zona al cuerpo de Guardias de Asalto – tradicionalmente menos conservador que la Benemérita – con la esperanza de prender a los cabecillas, llegar a un acuerdo con el resto y finiquitar la insurrección lo antes posible.

Desgraciadamente, para cuando llegaron estos refuerzos la situación no solo no se había calmado sino, más bien al contrario; Francisco Cruz, llamado el “seisdedos” se había atrincherado en una mísera choza – la vivienda habitual en el pueblo – junto a su mujer y varias personas de su familia, incluidos dos de sus hijos. Desde ahí increpaban a los guardias y pedían justicia social y el cumplimiento de los términos de la Ley Agraria. El capitán de los Guardias de Asalto, visiblemente nervioso y ante los términos que le llegaban desde Madrid – “¡Acábelo, y si es necesario, con tiros a la barriga!" – opta por prender fuego a varias de las chozas. Iban a morir las primeras ocho personas.

Al poco, con la situación absolutamente descontrolada, se llevan a cabo violentos registros y detenciones sin reparar en que muchos de los culpables de los asesinatos de los guardias civiles ya no se encuentran en el pueblo... Se abren puertas a golpes de hacha, se rompen cristales, se prende fuego a habitaciones y cuadras... A un anciano que apenas puede levantarse de la cama le cosen a balazos a pesar de su grito, medio ahogado, de que “... ¡no tiren, que no soy anarquista!... La orgía de sangre no acaba hasta el atardecer, cuando son fusilados de manera indigna – como si pudiera ser de otro modo... -, atados de pies y manos, Manuel Benítez Sánchez, Andrés Montiano Cruz, Juan García Franco, José Utrera Toro, Juan García Benítez, Juan Villanueva Garcés, Juan Silva González, Balbino Zumaquero Montiano, Manuel Pinto González, Juan Galindo González, Cristóbal Fernández Expósito, Manuel García Benítez, Rafael Mateo Vela y Fernando Lago Gutiérrez... siendo éste el único que realmente había participado en la intentona revolucionaria.

Con medio pueblo ardiendo, con más de dos docenas de personas muertas, con mujeres y niños pisoteados, apaleados... el Delegado gubernativo, Republicano, que conste por favor, manifiesta orgulloso... “Habéis cumplido con vuestro deber. El Gobierno por mi conducto os felicita. Gracias a vosotros, a vuestro valor, a vuestra energía y disciplina, a vuestra obediencia a las órdenes de vuestros jefes, la República ha podido vencer un grave peligro y puede seguir el camino triunfal y glorioso abierto el 14 de abril. Vuestra magnífica conducta merece bien de la Patria y de la República. ¡Viva la República!”

Quizá lo único bueno, es que odio no entiende de siglas, ni de modelos ni de sistemas... Es patrimonio de todos; a ver cuando conseguimos que no sea excusa para nadie.
LAS CLAVES
  • Al parecer la frase "de los tiros a la barriga" fue pronunciada por Azaña en presencia del Delegado del Gobierno y un comandante de los Guardias de Asalto. Lógicamente, fue silenciada inmediatamente.
  • Tiempo después, se consiguió llevar a juicio al Delegado del Gobierno y al Capitán de tras tropas de asalto, director y actor de los acontecimientos. El primero fue absuelto... Al segundo le cayeron más de viente años.
  • Casas Viejas fue el detonante de que la conexión que unía a la República con las más bajas clases agrarias se rompiera definitivamente. Quizás por eso, muchos de ellos acabaron aceptando o poniéndose de lado del alzamiento tres años más tarde.
  • El pueblo salió adelante gracias, en parte, a las donaciones populares canalizadas a través del "Diario de Cádiz"

Saludos.


lunes, 3 de noviembre de 2008

La caballería romana

Pretoriano a caballo

Un romano era, básicamente, un peatón que a veces realizaba con destreza determinadas obras públicas o un ingeniero que ocasionalmente se desplazaba andando de un sitio a otro... y esto fue así desde que aquellos dos tiernos gemelos se pusieron a mamar como descosidos de las tetas de una loba, hasta que el último de los ¿grandes? emperadores fue finiquitado a su pesar por aquellos exuberantes bárbaros que querían poseer Roma a toda costa, eso sí, sin saber muy bien lo que significaba. Los descendientes de Julio Cesar conquistaron media Europa a pie, el oriente próximo a pie, el norte de África mayoritariamente a pie... y excepcionalmente se embarcaron de forma momentánea para plantar sus reales en la más británica de las islas, por más que solo fuera durante unas millas y más bien de mala gana. Su fobia al barco como medio de transporte se extendió, en cierto modo, al uso del caballo, para el que los romanos mostraban una curiosa dualidad; veamos por qué...

En esta vida, todo tiene una explicación y, en este caso, el componente psicológico y de prestigio es el principal culpable de la “peatonalización” del Imperio Romano... y de su ejército. Desde el comienzo de los tiempos, el caballo nunca fue abundante en la península italiana con lo que jamás llegó a tener la importancia y el significado casi religioso que le otorgaban otros pueblos como los celtas o algunas etnias hispanas. Un equino es un animal caro que exige atención y más cuidados que un hijo tonto... con perdón... y aunque en los inicios de la República el estado romano pagaba el caballo con dinero de sus arcas a unos mil ochocientos ciudadanos – que llegaron a constituir un orden social propio, los equites o jinetes - como quiera que a los principales enemigos de los romanos de entonces – de nuevo, los celtas... – se les paraba mejor con grandes cuadros de infantería que con masas de jinetes, desarrollar esta nueva habilidad militar, como que no corría prisa.

Sin embargo, todo cambió algo a partir de los enfrentamientos con los cartagineses y, sobre todo, desde que Roma se convenció de que las enormes fronteras que tenía que defender le obligaban a comportarse como un imperio; los sucesivos descalabros de sus legiones frente a los tropas de Aníbal, primero, y después los sucesivos y ocasionales disgustos frente a los germanos, les convencieron de que había llegado la hora de cambiar las cosas. Y, al igual que las grandes empresas cuando tienen un problema de personal, buscaron la solución a base de formación interna y de externalización de tareas... me explico:

Para darle un empujón al asunto, se creó en todas las legiones una unidad de caballería de élite. Dicha unidad agrupaba a unos 120 jinetes o caballeros ordenados en cuatro escuadrones o turmas, formada cada una de ellas por unos 30 legionarios... porque no dejaban de ser legionarios, oiga... Gracias a esta nueva arma, además de vencer la inquina de la sociedad romana hacia todo soldado que no peleara con los pies en el suelo, se dispuso de una nueva y poderosa herramienta que, bien entrenada, funcionaba de miedo para perseguir, rastrear, explorar, etc... El entrenamiento era durísimo: se perseguía un manejo sin fallos de la cabalgadura, con la dificultad añadida de que por entonces aún no se conocía el estribo; además, se exigía montar y desmontar al paso, lanzar con soltura la jabalina al galope, soportar interminables patrullas y tener conocimiento sobre la salud y el “mantenimiento” de estos hermosos animales, que por entonces eran un poco más pequeños que los actuales. ¿La contraprestación? Pues un poco más de sueldo – no mucho más – y la posibilidad de jubilarse algo antes.

Las mencionadas unidades se complementaban con otras, en esta ocasión foráneas. Mediante el reclutamiento en aquellos pueblos con más tradición ecuestre – celtíberos, númidas, tracios... –, se formaban alas de caballería que podían llegar a englobar más de ochocientos jinetes y que se utilizaban para descargar a los propios de la tareas más engorrosas. Con la promesa de una futura ciudadanía romana al acabar el servicio para sí y sus descendientes, estos jinetes “de segunda clase” se comían los marrones verdaderamente duros y se condujeron en la mayoría de las ocasiones con una solvencia que hubiera hecho enmudecer a sus compañeros de armas. Comandados por oficiales romanos, acabaron por alzarse como la alternativa para mantener seguras las fronteras, reprender el bandidaje y otra multitud de tareas para la que enviar a legionarios se convertía, pura y llanamente, en antieconómico.

Con el tiempo, estas unidades se mostrarían imprescindibles: en las guerras bátavas del 69 d.C. la situación se salvó gracias a la aparición de dos cohortes de hispanos a caballo que aguantaron lo peor de la carga de los abuelos de los holandeses; a comienzos del siglo II d.C fue una unidad montada la que motivó el suicidio del rey dacio Decébalo y otras unidades a caballo, en este caso de sármatas, pasaron a la historia patrullando el lado septentrional del Muro de Adriano. Y, otro buen puñado de años más tarde, se incorporó a las monturas el estribo, extraordinario utensilio que no aporta casi nada a la hora de gobernar al animal pero que propició que fuera posible lanzarse a tumba abierta, lanza en ristre, a separar la cabeza del cuerpo a quien se pusiera por delante: Estaba a punto de nacer el concepto medieval de caballero... pero eso ya es otra historia....

LAS CLAVES

  • El impacto económico de una unidad de caballería era tremendo ya que, en el magníficamente bien organizado ejército romano, cada jinete solía tener un caballo de respuesto y además, había otros para entrenamiento y labores de tiro. Además, los cuárteles eran especiales, debiendo disponer de caballerizas, almacenes de grano, campo de maniobras e incluso hospital equino... No es de extrañar que se lo pensaran muy mucho antes de alistar una nueva unidad.
  • Especial preferencia tenían los romanos por los caballos tracios (la parte norte de la actual Grecia) y por los caballos salvajes hispanos... los asturcones. De hecho, el término "asturconarius" fue adoptado por los romanos para designar al tratante de caballos.
  • A los jinetes romanos se les debe, probablemente, la difusión de los pantalones en el Imperio. Ésta prenda, tachada de bárbara por los romanos, fue poniéndose de moda entre los jinetes romanos (quizá por comodidad) y acabaron adoptándola hasta los legionarios... eso sí... a la altura de la media pantorrila, algo así como los modernos "pantalones piratas"

Saludos