miércoles, 12 de octubre de 2005

¡Esto es una bicoca!

Cerca de la ciudad de Monza, en Italia, existe una pequeña y pintoresca villa que está situada en lo alto de una suave colina. El turista que pretende alcanzar el centro de la población, primero tiene que aparcar su vehículo junto a la antigua muralla que aún define el perímetro de la ciudad vieja, después ha de ascender una fuerte pendiente de unos trescientos metros de largo para, por último, superar un pequeño terraplén que da paso al centro urbano propiamente dicho, y que es totalmente plano. Hace cinco siglos, durante el amanecer del 27 de abril de 1522, en los alrededores de la ciudad, Bicoca, no había coches sino quince mil piqueros suizos o esquízaros, a sueldo de Francisco I, rey de Francia; en la cima de la colina, tras el terraplén, no se encontraban despreocupados turistas, sino cuatro mil soldados españoles, la mayoría arcabuceros, que se afanaban en apuntalar con estacas de madera la destartalada empalizada que coronaba el talud de tierra que los protegía mientras enarbolaban los estandartes imperiales de Carlos I de España.

Los esquízaros enfilaron el camino que conducía a la cima con su habitual valor y, a pesar de sufrir un millar de bajas por el fuego enemigo, logran alcanzar la base del parapeto tras el que se encontraban los españoles. Superarlo les resulta en cambio, imposible; primero porque el desnivel del terrero ya ha mermado considerablemente su impulso y, sobre todo, porque los arcabuceros no descansan. Seguirán abriendo fuego por filas sucesivas hasta que, después de haber perdido veintitrés capitanes y más de tres mil quinientos soldados, los piqueros, sin dejar de hacer frente, se retiran. En lo alto del cerro los españoles están intactos, y el arcabuz ha probado su eficacia. Aunque la táctica no era nueva ya que fue adoptada con éxito por Gonzalo Fernández de Córdoba en Ceriñola, Bicoca supone un hito en la historia militar ya que, además de acabar con la leyenda de invencibilidad que acompañaba al piquero suizo, se considera el primer enfrentamiento militar cuyo desenlace fue motivado única y exclusivamente por las armas de fuego. La victoria española fue tan completa, que a partir de ese día la palabra Bicoca pasó al diccionario castellano como sinónimo de algo extremadamente fácil o de segura obtención.

A Bicoca asistió además un hombre que intuyó al instante las fabulosas posibilidades que el nuevo tipo arma ofrecía. El Marqués de Pescara, general imperial y napolitano de nacimiento, pero tan aficionado a lo español que cantaba en nuestro idioma por los pasillos de su palacio, hallará en los nuevos soldados de los Tercios el instrumento ideal para desarrollar su concepto de la guerra: maniobras ágiles, potencia de fuego, flexibilidad en el mando… y todo ello para cumplir los designios de su señor, el emperador Carlos: hacer de España una potencia capaz de imponer una determinada idea de Europa en todo el continente… por las buenas, o por las malas.

En el pecado llevamos la penitencia...

20 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo diría que por las malas y así nos fue. Dicen que quien mucho abarca, poco aprieta y después de tantas luchas, tantos muertos y tanto despilfarro, nos quedamos sin nada.
Encontrar este blog si que fue una "bicoca", clases de historia totalmente interesantes y gratuitas.
Un saludo

Luis Caboblanco dijo...

Pues sí Leo... no debemos caer en el error de identificar victorias militares con progreso social. Si cogemos cualquier libro de historia, no es difícil identificar centenares de victorias de las armas españolas en el periodo 1490-1650 pero ¿para qué? para despoblar Castilla, para declarar sucesivas bancarrotas, para perder en las mesas de negociación lo ganado en el campo de batalla...

Aunque quizás, España no era sino esclava de su propio destino. Tal agitación política y militar era consecuencia de ser "el más fuerte de la clase". Teníamos los más grandes generales, los mejores hombres, una enorme confianza en nosotros mismos... pero fracasamos y, en cierto modo, perdidos un tiempo precioso mientras tanto.

¿Debería algún país de la actualidad aplicarse el cuento?

Ahí lo dejo

Grial dijo...

En el pecado llevamos la penitencia...", sin duda alguna.
La vida nos da muestras de ello continuamente ;)
Otro magistral lección!
Un beso :)

Anónimo dijo...

Si Caboblanco, los españoles eran los mejores en la lucha, de eso hay pruebas a montón, pero a la hora de hacer política y negociar, eramos un fracaso y todo el mundo nos tomaba el pelo.
Se hacen muchas alabanzas a Carlos I, pero yo no le puedo perdonar que por su afán de conquista, solo le interesaba España a la hora de pedir y pedir más dinero, dinero tan necesario aquí. Y en cuanto a ser "el más fuerte de la clase" solo era orgullo y vanidad.
Si, no hace falta nombrarlo y acabará como España como no se espabile.
Perdona que volviera a entrar, pero este tema me apasiona.

Luis Caboblanco dijo...

No puedes ser más bienvenida Leo. A mi también me apasiona la monarquía de los Austrias (bueno, a mi me apasiona toda la historia, de la A a la Z...) y algo he leído sobre ello. Hay multitud de anécdotas que jalonan aquellos años, unas más divertidas, otras casi terroríficas pero, en esencia, aquellos años sirvieron para que no sea complicado encontrar osarios españoles en medio mundo. Por ejemplo, en cierto país africano se amontonaban hasta hace poco, como un monumento, cientos de osamentas de soldados españoles de los miles que murieron defendiendo esa tierra... y abandonados a su suerte. Afortunadamente la presión diplomática española consiguió su retirada y la sustitución de esa "macabrada" por una sencilla placa.

Si no lo acertáis os escribiré un post

Turulato dijo...

Dices:"...y todo ello para cumplir los designios de su señor, el emperador Carlos".
No se debe confundir la Corona, con la Monarquía ní con España.
Creo que España hipotecó su futuro hasta el día de hoy, porque el titular de la Corona -Carlos- se "volcó" en sus intereses imperiales, rigiendo España como un instrumento al servicio de aquellos, de la Corona, de la dinastía que encabezaba.
Creo que esta elección de objetivos políticos originó que la Monarquía Española -el Estado Español del momento- atendiese más a apoyar las necesidades europeas del Emperador que a gestionar las propias de España. El resultado fué que la Monarquía se quedó obsoleta como Estado y que los problemas españoles no fueron resueltos, e, incluso, algunos se agravasen.
¿Y España?. España...; tan España eres tú que lees esto como yo. Mira a tu alrededor...

Luis Caboblanco dijo...

Dices bien y puntualizas mejor Turulato... por supuesto, la monarquia de entonces fue el actor de los acontecimientos y España, como conjunto de recursos y, sobre todo, de hombres y mujeres, fue el instrumento y, a la sazón, la que sufrió la consecuencias del enredo político que era la Europa de aquellos años. Todo ese conjunto de acontecimientos marcó a los españoles de entonces y creo que, en cierto modo, ha marcado un poquito la impronta de los de ahora.

Un abrazo.

Lunarroja dijo...

Estoy pensando que tu página debería ser obligatoria en los colegios españoles... ¿lo saben los del Ministerio de Educación?
Mejor nos hubiera ido a muchos...

Anónimo dijo...

Utilizo con frecuencia la palabra bicoca, pero nunca imagine que tenia un origen tan sangriento, no se si sere capaz de volver a utilziarla.

Luis Caboblanco dijo...

Hola Luna. Me conformo con que se den cuenta de que, sin educación, no hay convivencia posible... ¡Ah! y que se empieze a reconocer a los maestros el mérito que atesoran. Yo, que me planteé serlo, no me atreví..

Consumidor, no solo puedes utilizarla sino que "debes". Nuestro acervo cultural es fruto de los acontecimientos de nuestra historia. Usémoslo ahora, dándole un cariz más agradable.

Anónimo dijo...

Hola, espero que mis visitas a este blog no sean las únicas, pues habra mucho mas. Interesante clase de historia, Leo tiene razón, España abarco mucho en América, nunca había oído la palabra bicoca aprendí algo nuevo el día de hoy, y las tácticas militares siempre sorprenden de su pericia para realizarlas.

un saludo

Turulato dijo...

En cuanto a la cuestión que planteas, creo, sí mi memoría no falla, que te refieres al Osario Español de Tanger.

Briseida dijo...

Por Dios, usando "bicoca" sin tener ni idea de su origen. En adelante ya no me ocurrirá.
Me encanta conocerlo. Me gusta la historia pero son los guiños del lenguaje y de la literatura los que me atraen sin remedio...
Saludos!

Raúl dijo...

Gracias por el libro que me recomiendas. Espero poderlo leer proximamente. Interesante el tema de tu blog.
Saludos,

Luis Caboblanco dijo...

Turulato, no conozco el tema del Osario de Tánger, pero no, no es al que me refería.

Almena, la cantidad de expresiones y giros del lenguaje que derivan de temas militares es enorme, quizás porque la historia, casi siempre, se ha escrito a sangre y fuego.

Raúl, un placer leerte... y verte.

Anónimo dijo...

¡Menuda animación!, El país al que te refieres pudiera ser Argelia, resultado de nuestro fracaso en la toma de Argel, pero en estos momentos no puedo pararme a comprobarlo, así que tendré que esperar a la respuesta del profe.
Un saludo y que siga la animación.

Luis Caboblanco dijo...

Pues no Leo, no se trata de Argelia... pero por ahí anda ¡Lo seguimos dejando en el aire ya que os estaís acercando!

Anónimo dijo...

Creo que Caboblanco se refiere al desastre de Annual, donde murieron más de cinco mil (creo) españoles abandonados a su suerte. Las fotos son escalofriantes, y si alguien quiere conocer el tema algo más a fondo, Manu Leguineche escribió un libro sobrecogedor sobre el tema. A mí me impresionó muchísimo.

Caboblanco, tu blog me ha parecido una maravilla. Me gusta tu manera de sentir la historia, con la que coincido desde lo más profundo, así que te visitaré para disfrutar :D

Un abrazo
María

Anónimo dijo...

Hombre, has entrado a mi blog y ahora que he venido al tuyo me encuentro con uno muy bueno. Me gustan los blogs cultutales, tengo que leer mucho para ponerme al corriente, saludos!

Luis Caboblanco dijo...

María, Diego.. ¡Bienvenidos! el desastre de Annual fue el peor desastre militar de la España moderna desde siempre y, aunque no es el caso concreto al que me refería, en cierto sentido fue aún más vergonzoso y sangrante. El libro de Leguineche es extraordinario por lo completo y representa un oasis de veracidad y rigor en un tema casi tabú en la historiografía española.

Un abrazo.