lunes, 24 de julio de 2006

Carlos, el hombre casi todopoderoso


Carlos I, en plan picador, en Muhlberg

Todo hombre tiene un límite, incluso el más poderoso. Sin embargo, el límite de todo hombre está bastante más alejado de lo que el mismo se cree… Atinar con esa especie de punto de inflexión entre despeñarse y quedarse corto es el paso previo e ineludible hacía el éxito en cualquiera de sus formas. El problema es que, cuanto más poderoso se es, más difícil es conservar esa equidistancia... los enemigos son variados, las circunstancias traicioneras y tanto sube el nivel del agua, que cada vez es más complicado hacer pie, por muy alto, fuerte y guapo que se sea: te hundes por el propio peso de lo que representas... y Carlos llegó a representarlo todo...

Carlos V vino al mundo, si hacemos caso de la tradición, en un excusado, en 24 de febrero de 1500… curioso modo de nacer para quien, al paso de los años, se convertiría en la luz de la cristiandad. De estatura mediana, delgado, de aspecto contrahecho y desgarbado, en verdad parecía que aquel chaval no iba a dar para mucho. Además ceceaba, lo que al parecer sacaba de sus casillas a su preceptor, el cardenal Adriano de Utrech, que las más de las veces abandonaba la habitación rojo de ira, enfurecido porque su joven alumno ni estudiaba, ni intentaba disimular ese vicio tan molesto. Carlos le observaba risueño, intentando contener la risa que le producía ser capaz de hacer perder los estribos a aquel que en la corte tenía fama de no perderlos nunca… como si supiera que años más tarde, no iba a tener que volver a contenerse nunca con nada, ni con nadie.

Pero los inicios no fueron fáciles. Cuando abandonó Flandes por vez primera, lo hizo para dirigirse hacía su desconocido reino, España. Su llegada produjo un hondo malestar en las clases medias y altas, que le veían como un usurpador, debido a su educación flamenca y a que no sabía pronunciar ni una palabra en español. Para acabar de “revolver” las cosas, apenas llegó, solicitó fondos para financiar sus asuntos en los Países Bajos primero, y para acudir a su coronación como regente del Sacro Imperio Romano Germánico después. En fin, entre que no les cayó bien a los castellanos y que les pidió dinero a los catalanes, decir que empezó mal es quedarse corto. Afortunadamente, todo lo que de desgarbado tenía su cuerpo, lo tenía de lúcida su mente y pronto aplacó los ánimos, jurando los fueros castellanos y despidiendo a la mayor parte de su camarilla flamenca, que amenazaban con saturar todos los prostíbulos desde Laredo a Jerez de los Caballeros. Una vez libre de pleitos con súbditos y siervos, pudo al fin tomar conciencia de la compleja herencia recibida por ende de sus abuelos paternos y maternos, supongo que con cierto vértigo: entre legados, conquistas y adquisiciones de último momento, el monarca era dueño del reino de Navarra, las Coronas de Castilla y Aragón, las posesiones americanas de estas, Cerdeña, Sicilia, Nápoles, el Milanesado, el Franco Condado, los Países Bajos, el Sacro Imperio, Portugal… Vamos, que si en vez de ser un potente monarca hubiera sido un jugador de monopoly, tirar el dado era pagar seguro…

Normal que, con Francia como un inmenso islote en medio de tanta posesión española, y con su propia casa a medio barrer – Francia no era ni mucho menos un Estado modernoFrancisco I no durmiera ni con valerianas. Nada menos que cuatro guerras provocó, en las que se puso de manifiesto no solo la tradicional rivalidad hispano - gabacha, sino la animadversión personal que se tenían estos dos grandes hombres; Francisco, católico confeso, no tuvo el mayor reparo en aliarse con los turcos con tal de hacer la puñeta a Carlos. Parecidos desaires se repitieron numerosas veces durante años hasta que un par de espectaculares derrotas francesas silenciaron las intenciones francesas hasta la Paz de Crépy, en 1544, en la que Francisco aceptaba, poco más o menos, estarse quietecito de una vez y dejar de dar guerra a cambio de no ser caneado de nuevo.

Con el patio francés más o menos tranquilo, Carlos pudo por fin concentrarse en sus verdaderos por sus propias palabras – enemigos: el turco y Lutero. El primero de ellos estaba comandado por un hombre capaz de hacer sombra al mismo emperador, Solimán el magnífico, y quizás por eso Carlos se lanzó a una cruzada personal más al estilo de los antiguos héroes de caballerías que al monarca de un estado moderno. Las operaciones, al principio, tuvieron relativo éxito, y se consiguió tomar Túnez en 1535. Pero la variedad de frentes a los que España tenía que atender, los problemas financieros y la escasez de infantería española – Castilla empezaba a tener problemas demográficos por tanta guerra y tanto joven que se iba a hacer las Américas... – determinaron la vuelta a una política más “a verlas venir”, que culminó con el estrepitoso fracaso de Argel, posiblemente, la mayor derrota del gran Carlos.

En cuanto a los príncipes luteranos, estos eran aún más listos que el turco y, como se sabían inferiores e incapaces de golpear al monarca del mundo, decidieron, muy sibilinamente, tocarle las narices. Para ello formaron la liga de Schmalkalda, empezaron a gritar a los cuatro vientos lo esclavizados y aterrorizados que les tenía Carlos y, como estaban mal de pasta, convencieron a Francisco I “el derrotado” de volver al ruedo europeo, no como guerrero, sino como socio capitalista. Al principio les fue bien, pues consiguieron poner en jaque al ejército imperial en varias escaramuzas victoriosas pero el exceso de confianza que les otorgó esa pequeña racha triunfal, fue su cruz: cometieron el error de provocar a los imperiales en campo abierto y Carlos, por fin, les derrotó en las llanuras de Muhlberg, tal y como ilustra el cuadro de Tiziano, lanza en ristre, pues efectivamente la carga definitiva fue comandada por el emperador en persona.

Curiosamente, esta victoria fue también para Carlos el principio del fin. Cuando apenas había enfilado el camino de vuelta, los luteranos volvían a rebelarse reclamando libertad política y religiosa y, apenas llegado a Gante, su ciudad natal, tuvo que ver como sus paisanos se amotinaban ante el enésimo pago de impuestos, imprescindible para financiar un imperio que caminaba, como el mismo decía, “con la espada en la mano y la hostia en la boca”. Harto de tanta campaña, desilusionado, y sobre todo, extraordinariamente cansado, decidió abdicar en Felipe, el hijo que en nada se parecía a su padre y, enfermo de gota, enfiló el camino al monasterio de Yuste, donde pasó sus últimos años, hasta su muerte en 1558.

Cuando llegó a Yuste, la primera noche la pasó entre intensos dolores que no le dejaban conciliar el sueño. Uno de los monjes del monasterio, presentado “voluntario” para intentar aliviar su sufrimiento y, seguramente, sin saber muy bien que decir al antaño hombre más poderoso del mundo, balbuceó… “Señor, que bien dormiría usted sin la gota…”

Carlos le respondió… “Y sin Lutero padre... y sin Lutero”


24 comentarios:

Mayte dijo...

Ameno, rico...y muy ilustrativo, he visto a través de las palabras, las imagenes, peleas, confabulaciones y triunfos...me encanto.

Bikos.

Anónimo dijo...

Una vez más, una espléndida y amena narración, Caboblanco. Me acuerdo de una anécdota que se cuenta de Carlos; pues decían que dijo "El manzanares es un río navegable... ¡A caballo!" ¿Sabes si es cierto? Y sí, a la par que otro comentarista, opino que si bien hemos progresado mucho tecnológicamente, en nuestro interior seguimos guerdando los mismos sentimientos malévolos y perversos que siempre... ¡A la vista está!

Un abrazo, querido Caboblanco.

Hannah

Turulato dijo...

Certero análisis, aunque creo que se coló Portugal en sus dominios. ¿No fué en el reinado de Felipe II?.
Para un artículo perfecto, opino que sólo falta dedicarle algo al empleo de la riqueza americana.
Hasta Septiembre

Luis Caboblanco dijo...

Hola a todos. Creo que la anécdota del Manzanares y el caballo no pertence a Carlos V sino a un embajador alemán que hubo hace muchísimos años en Madrid, un tal Rhebiner.

Carlos V, que llegó a España como llegan hoy los turistas alemanes a las playas de Mallorca, acabó su vida sintiéndose muy pero que muy español. Él, amante de las comilonas, las cacerias, los amoríos, encontró en castilla un modo de vida sereno, franco y sencillo, y se sintió además arropado y seguro. Estimaba además una de las principales virtudes de los españoles de "casi" todos los tiempos: el sacrificio, que, en el ámbito militar, solo le daban sus soldados españoles, llamados "albardillas" a causa de su negrura y su baja estatura. Ya se lo dijo a uno de sus generales extranjeros, cuando aquel le presentó las tropas con las que pretendía desarrollar ciertas operaciones en Flandes...

"No veo infanteria española... Llévala, pues sin ella, es imposible que alcances ningún buen suceso"

Turu, para atacar la conquista española del Nuevo continente hay que estar muy bien desayunado. A pesar de ciertos esfuerzos, de fuera y de dentro, por minimizar e incluso demonizar la conquista - con sus luces y sombras, ojo - hay que entenderla como una de las epopeyas más grandes de la historia de la humanidad. Y de este burro no me bajo. Voy a ver si me preparo algo curioso... quizás de los lugartenientes de Cortés, que apenas nadie los conoce...

Buenas vacaciones Turu.

Anónimo dijo...

...Hay herencias donde nunca se pone el sol que te obligan a llevar siempre el maillot amarillo, lo cual no deja de ser algo insostenible.
A propósito de los lugartenientes de Cortés es ahí donde la Malinche y él se conocieron; interesante capítulo...
SALUDOS, CABO: LeeTamargo.-

Leodegundia dijo...

Creo que con Carlos I ó V como se le da en llamar, se hace bueno ese refrán de: “Quién mucho abarca, poco aprieta”.
Si no estoy confundida, la idea de aquella época era conquistar y conquistar pues a más terreno se suponía más gloria, pero no basta con conquistar, luego hay que mantener y tanto para una cosa como para la otra es necesario mucho dinero y lo que no es justo es que el dinero para esas conquistas o para lucir la corona de Emperador salga de un pueblo que bastantes problemas tenía ya y al que el rey le prestaba muy poca atención, de hecho creo que sólo se sintió español poco antes de morir, pero hasta ese momento ¿cuánto tiempo residió en España?, muy poco, demasiado poco diría yo, siempre delegó en otras personas para el gobierno del reino y no siempre con acierto.
En cuanto a Francisco I era un enemigo acérrimo de nuestro país y de Carlos y hacía todo lo que podía por ponernos las cosas difíciles y me temo que esta falta de “amor” de los franceses por los españoles sigue más o menos lo mismo, en cuanto tienen la menor oportunidad, nos dan en todo el cogote.
Te felicito por haber dado una visión de este rey en tan pocas palabras pues su ajetreada vida da para muchas páginas.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Me sigue encantando la manera como lo narras y me joroba un montón todo lo que me haces estudiar[...]
Isabel la Católica, al conocer el nacimiento, dijo: "Este será el que se lleve las suertes". Fue bautizado con el nombre de "Carlos" en memoria de su bisabuelo Carlos el Temerario.
Carlos recibió de los Habsburgo el prominente labio inferior y de la Casa de Borgoña el prognatismo del maxilar que le impedía cerrar bien la boca.
No me extraña que Adriano de Utrech se enfadara.
Luís de Vaca fue encargado, con escaso éxito, de enseñarle castellano.
Prefería la caza, los deportes y los torneos, actividades en las que llegó a destacar.
En 1528, Francisco I lleva a cabo una fuerte ofensiva sobre las posesiones españolas en Italia, hasta Nápoles se ve amenazada por la ambición del francés y la presión de un considerable ejército.
La paz se firmó en Crepy (18-9-44), Carlos vió, al fin, la posibilidad de una colaboración con Francia para celebrar el Concilio de Trento y reducir la influencia creciente del protestantismo alemán[...]
Ringgggg... Ringggggg... fin de la clase.
Saludos

Anónimo dijo...

El monasterio de Yuste no fue escogido con la finalidad que nos han hecho creer: La de retirarse del mundanal ruido Carlos V y pedir perdón por sus pecados y desmanes amorosos y de gula. Si observamos el en clabe del monasterio ,este se halla ubicado en un lugar estratégico, separado del mundanal ruido pero no de la gula causante de su enfermedad y retiro, padecia gota, enfermedad muy dolorosa provocada por el exceso de comer carne. Era capaz de comerse el solito un solomillo de ternera.
Yuste está situado en Cáceres, en las estribaciones de la sierra de Gredos(Buena caza)enclavado en un valle de aspecto y vegetación mediterranea (Buena verdura, fruta..)y dista pocos kilometros de Plasencia, Trujillo y Madrid,y no olvidemos su posición entre los rios Jerte y Tietar (buena pesca ) Resumiendo lo tenia todo a mano, el alimento su punto debil y la corte.
Junto al monasterio Carlos V mandó edificar un palacio residencia idéntico al de Gante donde había nacido, constaba de dos pisos, en el principal estaba la antesala, el despacho, la sala de guardia y el dormitorio que se comunicaba con la iglesia por un pequeño pasillo al lado de la Epístola desde donde oia la misa cuando no se celebraba en la antesala. Murió a los dos años de vivir "retirado"en el monasterio. El autor del palacio fue fray Antonio de Villacastin y como resumen era un glotón y nunca dejó el mando, desde Yuste gobernaba. Un abrazo Nina

Anónimo dijo...

Otra magistral lección que recibo de ti en esta calurosa tarde.
De CarlosV sabía algo más que de otros personajes que nos presentas, eso de que murió en el monasterio de Yuste creo que lo saben hasta los gatos... Por lo demás, aprendiendo, que es lo que hago en tu blog.

Besos muchos

Isabel Barceló Chico dijo...

Hola caboblanco. Muy interesante el perfil que has trazado de nuestro Carlos V. Si alguna vez te apetece volver sobre él o sobre sus batallas y guerras, me gustaría que dedicaras algo de tiempo a contar uno de los actos más silenciados de la edad moderna: el "sacco" de Roma por parte de sus tropas. La ciudad ya nunca fue la misma. Besos.

Briseida dijo...

Eso sí, tenía muy en cuenta las "necesidades" de sus soldados.
En el vecino pueblo de Garganta La Olla, se encuentra la "Casa de las Muñecas", con su fachada pintada de azul para distinguirse. Un antiguo prostíbulo que Carlos I mandó establecer para tales "servicios" a la soldadesca...
Una visita la pasada primavera al Valle del Jerte, me descubrió esta sorpresa.

Lunarroja dijo...

Alguna vez te he leído decir que no eres profesor.
¿Sabes una cosa? ¡¡Me hubiera encantado tener un profesor como tú!!

Anónimo dijo...

¡Gracias por sacarme del error, Caboblanco!

Un abrazo

Hannah

Anónimo dijo...

Nada mejor que encontrarse con un Emperador en mi vuleta a la blogosfera.

Saludos.

Anónimo dijo...

Una interesante visión del Emperador, aunque me hubiera gustado que hablaras algo de su relación con los banqueros, que si mi información no es mala, fue mas que interesante.

Y una aclaración nina que Yuste este cerca de Madrid no era importante ya que fue proclamada capital por Felipe II ¿1561?, y Carlos murio en 1558. En aquellos momentos la capital estaba en el lugar donde se encontraba en rey. ¿Estoy en lo cierto caboblanco?

Anónimo dijo...

Cabo con tu permiso le voy a contestar a Consumudor Irritado.Te agradezco de veras que me corrijas algo que al parecer está equivocado o carecia de importancia. NO se como empezar, en 1561 Felipe II traslada la corte de Toledo a Madrid, antes en 1525 francisco I de Francia llega prisionero de Carlos V a la villa permaneciendo en ella hasta el tratado de Madrid en 1526,si se suma las obras que se estan realizando en los alrededores de la villa y sobre todo el traslado de la corte, le supone el comienzo de su capitalidad y de su desarrollo urbanístico en detrimento del bosque que la rodea por la necesidad de la madera. Así nace el Madrid de los austrias. Carlos V muere en 1558, como tu dices y es cierto y en 1561 Felipe II convierte a Madrid en residencia oficial de los reyes de España. Carlos V durante esos tres años que vivió nunca perdió el intrés por la política.No abdicó todo junto ,sino que fue haciendolo poco a pocco .En1540 el Ducado de MIla,,en 1555-1556 Nápoles,los Paises Bajos y no digo más que para eso está Caboblanco.MI intención ha sido demostrar que no perdió su caracter de gobernante ni en el lecho de muerte y que para el ,estar cerca de la corte le suponía una gran satisfacción. No tengas reparo en decírmelo si ocurre otra vez.Un abrazo Nina
¿Cabo he hecho mal?

Anónimo dijo...

Ojalá,todos los gobernantes de españa fuesen la mitad de buenos que CarlosV.
Me gusta porque supo entender las particularidades de su reino,lucho por sus intereses y además lo demostró vehemencia e interes.
Entre tantos frentes abiertos,no puedes ganar en todos.Aún asi creo que fue el primer rey renacentista español.

Anónimo dijo...

Vengo a verte desde el blog de Galufante, y sabes qué?
Pues que me parece que cuando empiece el curso voy a enviarte a todos mis hormonados adolescentes a que te lean....o no.
Eso sería una sucia faena, que te llenarían de grafittis tu blog.
Ya les imprimiré tus artículos.
Felicidades, estupendo. Así da gusto leer Historia. Buen pulso.
Un saludo, vendré a verte a menudo.

Anónimo dijo...

Hola Caboblanco:
Gracias por esta nueva magistral lección de Historia.
No añado nada pues mi descococimiento de la Historia de España es enorme(Ojo, conocía a Carlos V, pero por encima)
Un abrazo
José

Anónimo dijo...

Nina gracias por las puntualizaciones, con ellas he conocido cosas nuevas,

Euphorbia dijo...

Me ha encantado este artículo. Muy ameno. La verdad es que tengo bastantes lagunas en historia y estos artículos que escribes me parecen fantásticos. Muchas gracias.
Gemma

Anónimo dijo...

Imagino que estarás de vacaciones... Eso espero.
Un saludo

Raúl dijo...

Estoy a la espectativa de tu actualización para seguir aprendiendo... por ahora busncaré algunos post viejos, que d eseguro me ensaeñarán algo nuevo...

Saludos,

Maz dijo...

No sé si se ha comentado ya (siento decir que no me he leído todos los comentarios :P), pero lo que sí es cierto es que con Carlos I/V comenzó el declive de España como potencia hegemónica. La mala administración económica que inició él, embarcando a España en su ansia por conseguir el trono imperial, la continuó su hijo -Felipe II-, y a partir de su nieto y sus sucesores (a quienes siempre se les suele echar más la culpa que a los auténticos iniciadores de todo).
El problema vino, más que nada, en que el oro, y sobre todo la plata, que se traía de América no era suficiente. Eso llevó a pedir créditos a los bancos extrangeros, que esquilmaron más las arcas estatales, terminando por meter al pueblo que, como dijo Leo, poco tenía ya para sí como para encima poner para las cuitas imperiales. Mala administración de lo que había, y mucho ojo que tenían también los bancos de fuera para hacerse con más de lo necesario :P.