Parece que un historiador italiano ha llegado a la conclusión – cada vez se utiliza con mayor ligereza esta palabra... – de que el cáliz que se guarda como oro en paño en la Catedral de Valencia, es el mismo con el que Jesús ejerció de Cándido junto a sus discípulos. En el fondo, nada nuevo bajo sol, pues periódicamente surgen noticias de esta guisa que afectan al mencionado cáliz, a la Sábana Santa, a la Lanza más santa aún y a una pléyade de falanges, metacarpios y muñones que mejor estarían enterrados. A mí, incrédulo por naturaleza y escéptico por convición, todo esto me es igual... Cómo mucho, me da cierta desazón ver a mujeres de sesenta y muchos años – lo siento, pero el relicario es mucho más aceptado por damas... – desollándose las rodillas ante una muestra de adn pero, mientras que el engaño no genere lucro... ¿Quién soy yo para decir a nadie ante quien o qué se puede o no rezar un padrenuestro?
Sin embargo, estoy mucho más interesado en la historia que rodea la noticia, por razones obvias; parece ser que Alfredo Barbagallo que, dicho sea de paso, no es la primera vez que asegura encontrar el origen irrefutable de algo, acaba de publicar un vasto estudio de más de quinientas páginas sobre el mencionado vaso. El estudioso lleva, como digo, la tira de años con la misma cantinela pero ahora asegura que dispone de pruebas "que lo convertirían en una realidad y en el mayor descubrimiento de la religión católica".
Naturalmente, no es tan sencillo; la reliquia se encontró en la tumba de San Lorenzo, en el Vaticano, un joven diácono al que le tocó el marrón de guardarla en un momento en el que en Roma no se podía uno ni asomar a una ventana si sabía dibujar un pez en la arena. Lorenzo la llevó a las lejanas montañas oscenses y de ahí, la copa empezó un peregrinar que abarcó iglesias, conventos e incluso capillas de reyes como Recaredo (primer monarca visigodo que abrazó la fe católica) o Alfonso el Magnánimo, para acabar finalmente en la Catedral Valenciana de donde no se ha movido desde 1437, salvo para esquivar los efectos de las Guerras Napoleónicas o la guerra entre nosotros mismos de 1936...
¿Qué es lo que hace especial a este cáliz? Pues, ni más ni menos, que es el único que ha resistido un examen científico como dios manda... La reliquia valenciana ha sido datada por especialistas alrededor del siglo I de nuestra era lo que, lógicamente, ha llenado de alegría a sus custodios y ha motivado que historiadores como Barbagallo den por hecho que estamos ante el Santo Grial. Partiendo de la base de que ni siquiera sabemos de verdad, que co... es el Santo grial – para algunos un objeto, para muchos una idea y para mí, casi un motivo de reflexión... – identificarlo con la pieza que nos ocupa es cuanto menos arriesgado, por no hablar de que no me explico como semejantes “evidencias” da para un estudio de medio millar de folios; no creo que el galileo tuviera especial gusto por hacer que su vajilla quedara perpetuada en el tiempo y tampoco creo que se molestara en grabarla con su nombre como hacen los enamorados con su regalo de bodas. Si me preocupa o, al menos, me resulta curioso, que nos cueste mucho menos quedarnos prendados de una pieza de loza que de la obra del presunto propietario... que me parece mucho más interesante.
Sin embargo, estoy mucho más interesado en la historia que rodea la noticia, por razones obvias; parece ser que Alfredo Barbagallo que, dicho sea de paso, no es la primera vez que asegura encontrar el origen irrefutable de algo, acaba de publicar un vasto estudio de más de quinientas páginas sobre el mencionado vaso. El estudioso lleva, como digo, la tira de años con la misma cantinela pero ahora asegura que dispone de pruebas "que lo convertirían en una realidad y en el mayor descubrimiento de la religión católica".
Naturalmente, no es tan sencillo; la reliquia se encontró en la tumba de San Lorenzo, en el Vaticano, un joven diácono al que le tocó el marrón de guardarla en un momento en el que en Roma no se podía uno ni asomar a una ventana si sabía dibujar un pez en la arena. Lorenzo la llevó a las lejanas montañas oscenses y de ahí, la copa empezó un peregrinar que abarcó iglesias, conventos e incluso capillas de reyes como Recaredo (primer monarca visigodo que abrazó la fe católica) o Alfonso el Magnánimo, para acabar finalmente en la Catedral Valenciana de donde no se ha movido desde 1437, salvo para esquivar los efectos de las Guerras Napoleónicas o la guerra entre nosotros mismos de 1936...
¿Qué es lo que hace especial a este cáliz? Pues, ni más ni menos, que es el único que ha resistido un examen científico como dios manda... La reliquia valenciana ha sido datada por especialistas alrededor del siglo I de nuestra era lo que, lógicamente, ha llenado de alegría a sus custodios y ha motivado que historiadores como Barbagallo den por hecho que estamos ante el Santo Grial. Partiendo de la base de que ni siquiera sabemos de verdad, que co... es el Santo grial – para algunos un objeto, para muchos una idea y para mí, casi un motivo de reflexión... – identificarlo con la pieza que nos ocupa es cuanto menos arriesgado, por no hablar de que no me explico como semejantes “evidencias” da para un estudio de medio millar de folios; no creo que el galileo tuviera especial gusto por hacer que su vajilla quedara perpetuada en el tiempo y tampoco creo que se molestara en grabarla con su nombre como hacen los enamorados con su regalo de bodas. Si me preocupa o, al menos, me resulta curioso, que nos cueste mucho menos quedarnos prendados de una pieza de loza que de la obra del presunto propietario... que me parece mucho más interesante.
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Para saber algo más del cáliz valenciano, aquí
3 comentarios:
Si tuviéramos que creer como auténticos todos los trozos de la Santa Cruz, de paños de Verónica, de plumas de las alas de los ángeles, de dedos de santos, de divinos prepucios, o de griales de la Santa Cena conservados en el mundo tendríamos que dar por supuesto que todos los santos tenían seis manos o que, en realidad se conserva toda la vajilla y no sólo una copa, por no hablar de todo lo demás.
Yo soy poco fetichista. Es mejor que el Santo Grial no se traduzca en nada material para no empezar guerras por lo mío sí y lo tuyo no. Además, quien tiene fé tiene fé a pesar de griales y otras reliquias.
Citando a Umberto Eco, "El prepucio de Jesús estaba expuesto en Calcata (Viterbo), hasta que en 1970 el párroco comunicó su sustracción. Pero han reivindicado la posesión de la misma reliquia Roma, Santiago de Compostela, Chartres, Besançon, Metz, Hildesheim, Charroux, Conques, Langres, Amberes, Fécamp, Puy-en-Velay, Auvergne…". Sin ánimo de ofender, no puedo imaginar el tamaño del miembro sagrado de ser cierta la colección completa.
Desde mi punto de vista, el uso que la Iglesia ha dado a las reliquias hasta hace más o menos un siglo no ha sido el religioso. Ha sido la competencia en la búsqueda de poder e influencia por parte de las distintas sedes eclesiásticas. Es decir, a más y/o mejores reliquias, más peso sociopolítico del cura, obispo o arzobispo poseedor. En Baudolino, también de Eco, se refleja bastante bien todo el entramado.
Actualmente, la importancia de las reliquias se ha reducido mucho, quedando sólo como destacadas las directamente relacionadas con la vida y muerte de Jesús. Quizá lo que se busca por parte de la Iglesia financiando ensayos paracientíficos tipo tocho de dos arrobas como el de Barbagallo, sea intentar dar cierta constancia científica indirecta de la existencia de Dios, en un mundo cada vez más mediatizado por la Ciencia. Cuando la propia definición de Dios y de Fe separan por completo su existencia y su práctica de cualquier prueba científica...
interesante tema y tienes toda la razon mientras no genere lucro esta todo bien, a propósito del grial, me quedo con los escritos de Otto Rhan.
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