martes, 3 de marzo de 2009

La crisis económica en el Imperio Romano

Se lo que significa consolarse con el “mal de muchos” pero... ¿qué queréis?... la periodicidad y repetición de ciertos acontecimientos históricos le dan a uno la seguridad de que, al menos otros caían en los mismos errores que un servidor y, además, que de todo se acaba saliendo... y que no hay mal que cien años dure.

El imperio romano, allá por el siglo II después de Cristo era, al parecer, una máquina de generar prosperidad perfectamente engrasada; con las fronteras más o menos estables, sin demasiadas guerras de importancia, con un florecimiento importante del comercio y con los emperadores muriendo de viejos y no atravesados precisamente por objetos punzantes, daba la impresión de que se había alcanzado un estado de felicidad generalizada. Sin embargo, la Teoría del caos, la de Gaia y alguna más, vienen a decir que dicha sensación nunca presagia nada bueno, confirmándose los peores temores un siglo más tarde, en el III d.C.... y con intereses.

A partir de comienzo del tercer siglo, los emperadores “fuertes” fueron sustituidos, por pura casualidad, por un nutrido grupo de nulidades – con algunas excepciones – cuya única preocupación al levantarse por la mañana era asegurarse de que al rival, real o imaginario, no le diera por intentar apoderarse de la poltrona. Esta desconfianza generaba todo tipo de eventos militares, desde expediciones punitivas a guerras interminables, cuyas consecuencias afectaban de manera principal a los propios habitantes del Imperio. Por el mismo carácter “civil” de estos enfrentamientos, apenas se generaban esclavos con lo que la pieza fundamental de la economía romana, el latifundio esclavista, se empezó a tambalear por una endémica falta de mano de obra... Aquí habría que añadir que el ascenso del cristianismo, que como idea puede estar bastante bien, le hizo un flaco favor a la Roma Imperial ya que, con sus manías de que todos los hombres somos iguales – que más quisiéramos... – la figura del esclavo empezó a ser cuestionada en sí misma... Por tanto, primera causa del apagón... la crisis del modelo esclavista romano.

Muy relacionado con lo anterior, encontramos otro cambio que también hará tambalearse el modelo productivo de los primeros italianos... veréis... A los legionarios romanos, al licenciarse después de la pila de años de servicio cotizados, se les otorgaba como regalo último un pedazo de tierra cultivable o una cantidad en dinero, en la mayoría de los casos a elegir entre una u otra. El afortunado poseedor de la tierra empleaba mano de obra gratuita para su aprovechamiento, generándose así, a lo tonto, excedentes de productos agrícolas que acaban sujetando los precios como indica el abc de cualquier teoría económica... “a gran cantidad de oferta, los precios tienden a bajar” Pero, a medida que al estado se le fue acabando la tierra cultivable de cierta calidad, empezó a otorgar títulos de propiedad de tierras pantanosas, áridas o totalmente inhábiles para plantar nada que no fuera una señal de trafico con lo que primero, los legionarios dijeron “nones” y segundo, empezaron a reclamar su pensión en metálico... ¿Resultado? Pues menor abastecimiento de productos básicos, menor oferta y, por ende, la palabra maldita de la economía moderna... la Inflación... segunda causa.

Ya tenemos menos tierra trabajada y productos más caros; para completar el triángulo de las bermudas de la economía nos hace falta una tercera pata, derivada de las anteriores. La subida de los precios de productos básicos que aconteció, acabo motivando que al poco, hubiera que ir a comprar el pan con una carretilla llena de monedas; para paliarlo, a alguna mente preclara se le ocurrió emitir numerario con menor cantidad de metal con lo que lo único que había sujetado algo la inflación, esto es, la falta de liquidez en el mercado, se diluyó al instante. Pero a ese “licenciado” se le olvidó que los impuestos del estado estaban medidos en la misma cantidad de monedas con lo que los ingresos se redujeron hasta un punto casi cómico y, para cuando se actualizaron los importes a hacer efectivos en el primitivo IRPF, nadie tenía un condenado duro, todo el metálico estaba en manos de cuatro especuladores y las minas – como las españolas de Las Médulas – eran incapaces de aportar metal precioso con la suficiente rapidez y algunas estaban agotadas. Aquí tenemos la tercera causa, casi consecuencia, de la crisis: la devaluación de la moneda.

Como todo lo que va mal puede ir aún peor, al los economistas romanos la tostada se les cayó por el lado de la mantequilla; Visto que pedir dinero a la gente era solicitarle peras al olmo, se fomentó la vuelta a un primitivo sistema de trueque e incluso el estado empezó a cobrar sus impuestos en especie, fundamentalmente en grano. Pero conviene recordar que la explosión demográfica romana y la falta de mano de obra esclava habían degenerado en una tremenda restricción de la oferta cerealista... restricción que fue a peor ya que los pobres agricultores retenían las cantidades para pagar sus impuestos y apenas quedaban excedentes para los mercados de abastos... Al estado, de nuevo, el tiro le sale por la culata y empieza a recaudar aún menos... tiene menos ingresos. Además, visto que ser agricultor no compensa ni de lejos, una legión, en este caso de desheredados y descontentos de la azada, inunda las ciudades dispuesta a buscarse la vida trabajando de lo que sea... trabajos que antes realizaban los esclavos... y que muy pocos pueden pagar... apareciendo la palabra con la que más sueña ZP últimamente... Paro.



Y ahora os digo... ¿Cómo se solucionó semejante entuerto?

6 comentarios:

Daalla dijo...

Muy buen post. Me imagino que te referirás al Edicto de Precios de Diocleciano, ¿es así?
Saludos.

antonio dijo...

Con una buena guerra, como lo solucionan nuestros amigos Yankees, jeje. Muy bueno el post.

Edem dijo...

Si es que las cosas no han cambiado mucho... Hitler tenia una politica parecida a la del Imperio Romano (con salvedades, claro). La del Espacio Vital. Para paliar la falta de esclavos o recursos (para los romanos, casi era lo mismo), se conquistan nuevas tierras, que generan nuevos recursos y esclavos. El problema es que esas nuevas tierras, requieren nuevos esclavos, que requieren nuevas conquistas y....
Resumiendo, que tras la edad de oro de Trajano, que no por casualidad fue un gran conquistador, le sucedió Adriano, que o bien abandonó conquistas, o bien fijó el limite del Imperio. Si a eso le sumas los latifundios, y que los esclavos por el metodo tradicional tardan unos 15 a 20 años en crecer (al fin y al cabo, son humanos), pues la tenemos liada. Pero mira, el Imperio hubiera podido sobrevivir. Lo que creo que lo mató, fue el cristianismo, sumado a un cambio de temperaturas en el siglo III (es una nueva teoria que está tomando fuerza), si no acabó con la esclavitud, y por ende con los cultivos, le dio un buen toque.
Esto se hubiera solucionado temporalmente conquistando Caledonia, Germania y manteniendo la Dacia. En fin....

Moony-A media luz dijo...

No tengo ni idea de cómo se solucionó, pero, lo que veo es que todo se repite una y otra vez, Círculos de existencias, de actitudes, de maneras. Antes, me maravillaba Harry Sheldon, el psicohistoriador de La Fundación de Asimov, pero, ahora, creo que todo es tan previsible...

Un beso grande.

Anónimo dijo...

si no me equivoco lo que vino después de esto fué el "feudalismo"

apuntes dijo...

segun el libro que compre lacrisis del imperio romano fue causada por que ellos solo querian ganar batallas entonces lo que hicieron fue gastar el dinero enarmas