miércoles, 14 de septiembre de 2005

¿Cuándo quedamos?

Si, por ejemplo, yo quedara a comer con una bella doncella romana para dentro de 3 días en alguno de los establecimientos de comidas diseminados por el Foro, lo más probable es que no nos encontráramos nunca. Y no porque la señorita se haya pensado mejor la bondad de mis intenciones y haya decidido dar media vuelta; la razón es la muy particular forma que tenían los antiguos romanos de concebir la numerología. Para un romano, tres, era un adjetivo predicable a naranjas, personas o días, pero siempre concebido como un conjunto de objetos, susceptibles de ser contados o agrupados. Nosotros, en cambio, identificamos el número 3 al punto exacto donde está el "punto kilométrico" número 3 en una "carretera abstracta". Los puntos intermedios entre éste y el dos llevan otras "etiquetas", que la infinitud de los números fraccionarios nos proporcionan. Esto, y el hecho de que, matemáticamente, no tuvieran modo de representar la cifra 0, seguramente supondría que la hermosa joven se presentara a la cita el viernes, y un servidor el sábado, con el consiguiente perjuicio para mi reputación. Y también supone, por ejemplo, que Jesucristo muriera un viernes, y resucitara el domingo... ”al tercer día”.


El ántiguo método romano, con todo, impregna todavía buena parte de nuestros hábitos. Las lenguas catalana y alemana cuentan las horas de forma distinta al resto de Europa, y, por ejemplo, designan las 10,15 horas como "un cuarto de once". Esto es, la cuarta parte dentro de la undécima hora. Esta undécima hora no es, pues, el instante temporal en que suena el bip de nuestro reloj de pulsera, sino todo el intervalo que va desde las 10,00 hasta las 11,00. Las agencias de viajes modernas también utilizan este sistema para tratar de convencernos de que siete días en una playa de Cancún y dos días con las piernas anquilosadas en un Boeing 727, son 9 días de vacaciones y como tal debemos pagarlos.

Pero volvamos a los romanos, pues otras repercusiones de sus hábitos numéricos nos alcanzan todavía hoy. Sabido es que fueron ellos precisamente quienes crearon nuestros actuales meses, pero los días de éstos no estaban tan prosaicamente numerados como hacemos nosotros, como vamos a ver. A veces identificamos un determinado lugar no por su punto kilométrico sino por proximidad a otro punto de referencia, y decimos que la nueva casa de nuestro cuñado se halla “junto a la plaza del Ayuntamiento” en vez de “a 12 km de la nuestra”. Análogamente los romanos situaban tres "hitos" dentro del mes: las nonas, los idus y las calendas.

Las calendas marcaban el principio del mes (nuestro día 1), y los días posteriores se contaban como lo que faltaba para las nonas, segundo acontecimiento que caía en nuestros actuales 5 ó 7, según que los meses fuesen largos o cortos. Las nonas precedían en nueve días (de ahí su nombre) a los idus (nuestro 13 ó 15), y tras éstos, el punto de referencia eran ya las calendas siguientes. Todo ello contado según el sistema descrito, que hacía que el nuestro 4 de enero fuera el cuarto día antes de las nonas de Ianuarius…

PD: Cuando queremos hacer referencia a algo que posiblemente nunca ocurrirá, muchas veces utilizamos la expresión romana "Ad kalendas grecas", que hace alusión a que ese hecho se materializará en dicho día...!cosa poco probable porque el calendario griego no tenía calendas!

2 comentarios:

Turulato dijo...

Recogí el "guante" y ya he escrito el artículo.
No me gusta el resultado.¡Pero, en fín!.
En cuanto a los tuyos, y este es una buena muestra, me encanta tu manera de relacionar varios aspectos partiendo de un detalle concreto.
Así, resulta interesante la interpretación sobre la fecha de la Resurrección..

Luis Caboblanco dijo...

Me alegra que mi escritura te robe un poquito de tiempo. Por otro lado, mañana colgaré un comentario "off topic" total. ¡Hay que abrir la mente!