jueves, 1 de diciembre de 2005

El juego de la silla

Las organizaciones humanas son reflejo de la evolución de los hombres que las componen. Y la Iglesia Católica, como institución universal que es, también tiene una historia plagada de vicisitudes. Además, para más inri, cuando parecía que había llegado la hora de que sus jerifaltes mirasen por fin al futuro sin ira y sin miedo, al barrer la casa, se han encontrado con un buen puñado de cosas “que había que regularizar”; Para algunos de los implicados en ellas, como Galileo o Copernico, el desagravio ha llegado, cuanto menos, tarde. Afortunadamente, otras de las asuntos de las que la Iglesia no quiere ni hablar, solo pueden provocar una sonrisa o, como mucho, flirtear con un cierto surrealismo.

Un ejemplo es el llamado examen de la silla, parte indisociable de la coronación papal en la Edad Media, durante al menos, 700 años. Cada Papa elegido, antes de vestir la púrpura y ostentar el anillo del pescador, se sentaba en la sella stercoraria, un curioso asiento que estaba agujereado por el centro como una taza de váter actual y donde se examinaban los genitales de su eminencia para dar prueba de su masculinidad. Después el examinador (normalmente un diácono) informaba solemnemente al pueblo reunido: Mas nobis nominus est, es decir “nuestro nominado es hombre”. Solo después se le entregaban las llaves de San Pedro y el carné de Papa en prácticas. Esta ceremonia continuó hasta bien entrado el siglo XVI. Incluso Alejandro Borgia fue obligado a someterse a la prueba, pese a que en esas fechas su esposa le había dado ya cuatro lozanos retoños, que él reconocía con orgullo.

Curiosamente, la Iglesia Católica no niega la existencia de la silla agujereada, ya que, hasta el día de hoy, esta guardada en perfecto estado de conservación en la Ciudad del Vaticano, aunque a los fieles no se les permita verla. Tampoco niega nadie que este curioso mueble se usara en la ceremonia de coronación papal, pero muchos sostienen que la silla se usaba solo por su aspecto elegante. Peregrino argumento para defender el curioso diseño de un mueble, que solo puede obedecer a sopesar los atributos… o a aliviarse las urgencias “en marcha”; el primero que consiga casar la elegancia con cualquiera de estos dos posible usos que levante la mano… Por otro lado, el nombre de la silla parece que deriva de las palabras que dirigía el Papa cuando estaba sentado en ella: Suscitans de puliere egenem, et de stercore erigens paperem ut sedeas cum principibus…, “Dios eleva al necesitado del polvo y al pobre del estiércol para sentarlo entre los príncipes…

Dudoso argumento. La silla, o ha sido dedicada a retrete, o es un sillón obstétrico. ¿Es concebible que un objeto con asociaciones tan crudas fuera a usarse como trono papal sin ninguna buena razón? Y, si el éxamen de la silla es una ficción... ¿cómo explicar las innumerables bromas y chascarrillos que corrieron por el populacho romano durante siglos? Hasta cierto punto es cierto que la Edad Media supuso un interim de oscuridad y superstición, pero la Roma medieval era una comunidad muy interconectada y el pueblo vivía a pocos metros del palacio papal; en casi todas las familias había padres, hermanos, hijos o primos que tenían cierta relación con el clero y asistían a las coronaciones con lo que deberían haber visto la silla. Además, en 1404 el galés Adam de Usk, una especie de Labordeta de entonces, viajó a Roma y permaneció allí durante tres años durante los que llevó un diario de sus observaciones. Naturalmente, aparece reflejado el examen de la silla.

¿Alguien se atreve a decirnos cual es la teoria más disparatada relacionada con este mueble...?

Un abrazo.

20 comentarios:

Anónimo dijo...

Está claro que hoy va de sillas. Tengo que reconocer que nunca había oído hablar de ésta y me pregunto cómo se habrá arreglado la Papisa Juana, seguro que tu conoces las respuesta.
Tampoco se contestar a la que tu propones, así que volveré para conocerla.
Un abrazo

Turulato dijo...

Cuando he "visto" por donde "iba" el artículo no he podido evitar una sonrisa..
(¡Ní te imaginas la cantidad de asientos que he "conocido" en los últimos días!).
En cuanto a la pregunta.. ¡No tengo ni la más remota idea!.
Pero me gusta imaginar. El asunto debe de ser muy poco sabido, pues Leo no lo ha resuelto, asi que..
Sí el agujero está en el asiento de la silla, la "cosa" tiene que ver con "los bajos"...
Has comentado su utilidad para comprobar sí el papa era "noi" o "noia"..
¿Qué más he podido encontrar en los anales sobre la iglesia?.
Pues el parto de la papisa Juana en la procesión del Corpus..
Dicen que iba a caballo, desde donde "se bajó" (cualquier jinete sabe que el caballo nunca te tira) con dolores de parto, dando horribles alaridos..
Pero pudiera ser que, sabiendo lo que venía, tuviese preparada una silla "ad hoc"..
Y que procesionase en ella, mientras..
De ahí lo de la silla gestatoria..
¡Bah!. Sólo leyendas e invenciones mías, que mezcladas dan locos resultados...

Anónimo dijo...

Aquí vuelvo yo con algo que encontré que si no contesta a las preguntas por lo menos amplía el tema:
Durante el siglo XIII el cronista dominico Juan de Mailly recogió — y difundió extraordinariamente— la historia de una mujer llamada Juana que había calzado las sandalias del pescador Pedro. De acuerdo con el relato, Juana era de origen oriental y, para evitar ser violada, se había disfrazado de hombre. Oculta tras tan peregrino atavío, Juana había conseguido llegar a Roma donde se abrió camino pronto dada su extraordinaria erudición.

Cuando se hallaba presidiendo una procesión le sobrevinieron los dolores de parto. Intentó sobreponerse pero, sin poder evitarlo, dio a luz. La reacción de la muchedumbre fue, primero, de sorpresa y luego, de cólera. Para algunos se trataba de una manifestación diabólica; para otros, de una profanación repugnante. Antes de que se pudiera impedir, la turba se lanzó encolerizada sobre Juana y la despedazó. (Esto vienen a apoyar lo que comenta Turulato)

Y Cesar Vidal dice:
Durante siglos circuló la historia de que una mujer llamada Juana había ocupado la silla papal y que, para evitar la repetición de semejante eventualidad, cada nuevo pontífice se veía sometido a un tacto testicular antes de proceder a su coronación. Se trataba de un trámite indispensable para evitar la repetición de aquel desafuero.

Bueno, eso es todo de momento, no se si tu pregunta tiene algo que ver con esto.
Un abrazo

almena dijo...

sí, también a mí tu post me hacía recordar a la Papisa Juana según te leía. En realidad, hoy se la considera un personaje legendario, pero fue reconocida durante mucho tiempo por la Iglesia Católica. Concretamente hasta el siglo XVII en que fue negada.
Hay un libro magnífico sobre esta ¿historia? ¿leyenda?, creo que os gustaría: "La Papisa" de Donna W. Cross y editado por Salamandra.

Besos!

Anónimo dijo...

Interesante tema, sí. Yo, sinceramente, pensaba que dicha silla tenía únicamente una función, enterarme que sirvía además de delatora de masculinidad... es un conocimiento más jeje.
Me encanta como relatas, es un placer conocer historia leyéndote.

Anónimo dijo...

!Con la Iglesia hemos topado!.Me gustaría pensar que se trata de un artilugio pensado para el alivio fisiológico del papable en cuestión (Sería escatológico, pero humano)!Sabe Dios la de tiempo que durarían esas ceremonias de entronización!Pero una vez más, coincido en la apreciación de Leo y Turulato,se trataba de alejar al "maligno",aventuro, porque para la Iglesia, el "maligno", no tiene colita.. y eso si que !Manda.... huevos!(Mil perdones por la irreverencia, dada la elegancia exquisita con la que has tratado el tema)

Anónimo dijo...

Y vamos de sillas.Rotundo la teoría más disparatada es la de la papisa, la existencia de la silla es cierta, asi lo recuerdo yo y se les llamaban sillas portentinas, que con el tiempo pasaron a ser sillas gestatorías. El significado de la palabra papisa, no es otro que mujer-papa, usado únicamente para designar al personsaje fabuloso la papisa Juana.Fue introducida malévolamente entre la lista de Póntifices, ocupando un lugar entre León IV y Benedicto III con el nombre de Juan VIII.Un abrazo Nina. Sabia que estabas tramando algo por tu silencio.
¿por qué le llaman personaje Fabuloso?

Anónimo dijo...

Pues vaya con las sillas, yo no conocía nada sobre ésta, y debio ser un lio para la Papisa Juana...la respuesta yo no la sé...pero como Leo volveré para conocerla! ;)

Anónimo dijo...

Sobre la papisa puedo contarte la fábula,los fundamentos, la refutación y origen y desarrollo, pero de la silla no se más de lo que he puesto. Te buscas unos temas que vuelves turulato al más santo pero como te digo siempre el premioal ingenio.Un abrazo NIna

Anónimo dijo...

Yo sólo apuntar que no conocía la existencia de la silla. Y como siempre, aquí aprendiendo algo de historia.

un abrazo

Anónimo dijo...

Me temo mi desconocimiento al respecto... pero eso si prometo ser aplicada en lo que aprenda por aquí. Un poquito de historia así de bien narrada, me va a ir muy bien :)

Muchos besitos y mi gratitud por vuestras enseñanzas ;) amen.

Anónimo dijo...

No tenía ni idea de la existencia de tal silla, pero ha sido de lo más interesante tu post.
Un besito.

Anónimo dijo...

Confieso que durante la lectura he pensado en la Papisa Juana como episodio necesario para la existencia de la silla o las largas ceremonias, la fisiologia humana y la edad avanzada de los Papas. ¿La teoria mas disparatada/cusiosa? Como todos tendré que volver para conocerla....

Luis Caboblanco dijo...

Bueno, vamos al lio... intentando no ser desagradable.

En la Edad Media, el Papa debía hacer frente a varias horas de largas recepciones a las fuerzas vivas de la ciudad, embajadores, políticos, fieles...

y un apretón lo puede tener cualquiera...

pero supongo que el Papa no se podía levantar siempre que quisiese. Y alguien tuvo una una buena idea... je je.

Lo que nos gusta malpensar :-)

Anónimo dijo...

Yo no tenía idea de esto, como de tantas cosas, y me he quedado asombrada.
Leyendote no he podido evitar sonreir sobre todo al recordar el capitulo multirepetido de 2Los Simpsons" donde ese energumeno de hombre llamado Homer inventa un asiento de ese estilo:):):):)

Un abrazo y gracias siempre por tus amables palabras en mi blog.

Anónimo dijo...

Pues pobre del que tuviera que acercarse al Papa para besarle el anillo, ¿se habrían inventado ya las pinzas de la ropa?, lo digo porque más de uno las usaría para asistir a esas recepciones.
Un saludo

Anónimo dijo...

De ese tipo de silla solo conocía la que se usa para ancianos o enfermos, y ni sospechaba de la papable...
¿Su utilidad? Tratándose de la santa Madre la más insospechada e inverosímil.
Bicos.

Anónimo dijo...

por fin puedo dormir tranquila, todas las noches tení pesadillas. ¿ y ahora que preparas?.Un guiño cómplice nina

Anónimo dijo...

Bueno, parece que la silla en cuestión no sólo se usó en la edad media, ya que, recién, Juan Pablo II fue el primero que se negó a sentarse en ella -no se habían negado sus predecesores- y desde ese momento está en desuso.

Gracias por tu amable visita a mi Blog, caboblanco. Espero que no sea la última;-)

Un abrazo

Hannah

Anónimo dijo...

Tengan todos ustedes amantes de la cultura y literatura buen día, en efecto la Papiza Juana mito o verdad será un tema siempre de controversia pues nuestra Santa Iglesia Católica jamás va a reconocer dicha falla , haciendo un recordaris podremos precisar que en ese entonces y hasta el día de hoy el machismo ha imperado por los pasillos de Vaticano y es una herejía siquiera mencionar el nombre de dicho personaje histórico,pero aquí cabe la pregunta cuántos otros misterios nos esconde la Iglesia , qué hay de cierto , por ejemplo del apostol número 13, y sobre el evangelio de Jesús , la actuación de María Magdalena ella era la sucesora de Cristo?,qué fue de los papas negados por la Iglesia, nadie menciona ahora las atrocidades de los Papa Médici, oque Pío XII obligó a su hermana a abortar pues cuentan las crónicas que el hijo de ésta era del mismísimo Papa... Queridos amigos sólo nos queda investigar no sólo leyendo un cuento como el Código Da Vinci sino leer los famosos libros apócrifos d ela Iglesia no para dañar nuestra fé , se dice que un hombre sin fé es un hombre sin alma, sino con el afán de contrastar historias y relatos y que cada uno de nosotros podamos extraer nuestras propias conclusiones. Dentro de poco arribará de España un amigo seminarista con uno de los famosos libros apócrifos cuando lo tenga en mi poder lo compartiré con ustedes y podremos debatir, argumentar y conocer el otro lado del Cristianismo. Un abrazo
Ramón García Cavagnaro
ramongarcia900@hotmail.com