domingo, 12 de febrero de 2006

El triunfo de la República

"Tarquinio y Lucrecia" de Tiziano

Roma es una ciudad maravillosa que he tenido la suerte de “conocer” acompañado de un par de buenos amigos. Gracias a “ELLA” he disfrutado el doble de paisajes y lugares, y he experimentado con más cercanía todas esas sensaciones que solo la antigua capital del Imperio puede provocar. Gracias a "ÉL", he descubierto cuadros, frisos y esculturas, y he podido contemplar una de las obras de arte romano más desconocidas pero a la vez más sugerentes y enigmáticas. Así que, para no ejercer de cero a la izquierda ni volver sin aportar nada, me he decidido a contar lo poco que sabemos sobre la vida del protagonista de dicha obra.

Lucio Junio Bruto fue un personaje legendario; ¿La consecuencia…? Pues que en lo que a su vida concierne, es prácticamente imposible saber que parte es cierta, y cual ha nacido de la nada para ir engordando de boca en boca a través de los siglos. El caso es que para los romanos de entonces y para muchos de los de ahora, Lucio se aparece como la exaltación del héroe, como la representación ideal de todas las ancestrales virtudes que encarnaba la Roma republicana… vamos, lo que sería un Viriato, un Don Pelayo o un Paco Gento para nosotros; hagamos un esfuerzo pues…

Alrededor del final del siglo VI a.C. Roma era ya una importante ciudad que se erigía como poderoso referente de una comarca de unos 800 kilómetros cuadrados, que albergaba treinta o treinta y cinco mil almas. Las ciudades latinas que la rodeaban, reconocían ese dominio de mejor o peor grado, y cada cierto tiempo se apresuraban a darse una vuelta por “la capital” para comerciar, asistir a un juicio o, simplemente, para dorar la píldora del gobernante de turno que en aquella época, no lo olvidemos, era nada menos que un Rey.

Sin embargo, por aquel entonces el ambiente estaba calentito; En capítulos anteriores, los reyes tuvieron la deferencia de invitar a las familias nobles a asistir a una asamblea de carácter consultivo para dejarse aconsejar, el Senado. Cuando un rey llamado Servio Tulio ascendió al reino de las ánimas, su sucesor, un tal Tarquinio, se negó a convocar a los nobles aludiendo que a él no le hacían falta consejos de nadie, y estos, quizá por despecho o quizás porque acababan de perder una semana gratis de vacaciones pagadas, pusieron cara de póquer y esperaron su oportunidad de devolver “el favor”.

No hubo que esperar mucho. Tarquinio tenía un hijo de aquellos de los que ni siquiera los padres más optimistas pueden presumir: un tipo borracho, libertino, mujeriego, mentiroso y matón. Cuenta la tradición que una noche “toledana”, Sexto Tarquinio, que así se llamaba la joya, violó a una virtuosa joven por la que toda Roma tenía un enorme respeto… una tal Lucrecia. Para la muchacha, que estaba destinada a encarnar a la perfecta matrona romana, el trago fue demasiado y se suicidó. Lucio, harto ya de los habituales excesos de su Rey y puede que preocupado ante lo que preveía que quedaba por llegar, se lió la manta a la cabeza y se dirigió lleno de ira al palacio real, soliviantando de paso a todo aquel que se cruzaba en su camino. Tarquinio, al ver a la muchedumbre, comentó aquello de… ”Entretenédmelos un poco que en seguida salgo” y se largo a la carrera, dejándose tontamente una buena cantidad de monedas de oro y a la mayoría de su familia. Roma era libre y los romanos, agradecidos, nombraron a Bruto nuevo Cónsul porque ya estaban hartos de reyes… ¡Había nacido la República!

Lucio no era torpe y acertó muy pronto la manera de gobernar y mantenerse vivo, que no era ni más ni menos que hacer justo lo contrario de lo que hizo su malogrado antecesor: restauró el Senado, distribuyó tierras a los pobres, designó a dos personas para que ayudaran a los Cónsules – los famosos praetores – y gobernó con mesura y sabiduría aunque se aseguró de cubrirse las espaldas expulsando a todos los que tuviesen el más mínimo parentesco con los Tarquinios… buenas intenciones para una de las primeras limpiezas étnicas de la historia. Pero Lucio se equivocó pues no era de la familia de los Tarquinios de donde podía venir la piedra, sino de la suya propia. Varios familiares, entre los que se encontraban incluso dos de sus hijos, planearon su derrocamiento con la excusa de que pretendía restaurar la monarquía y conspiraron, al principio de forma sibilina pero luego abiertamente, provocando a su padre en público y en privado. Lucio, hombre íntegro a su manera, no permitió a sus hijos lo que antes no le había consentido a su Rey y los ajustició, a pesar de los lloros y súplicas de su madre. Pocos días más tarde, el Cónsul alivió su luto lo justo para ir al campo de batalla para hacer frente a los recalcitrantes Tarquinios, que volvían a amenazar a Roma con nuevos aliados y reforzadas energías. Lucio conseguiría detenerlos… al precio de su propia vida.

Casi 500 años más tarde, un lejano descendiente suyo propinó a Cayo Julio César la última de las 23 puñaladas que le provocaron la muerte.


Una familia de republicanos… hasta el final.

24 comentarios:

Leodegundia dijo...

La historia de Roma no tiene secretos para tí, no sólo hablas de los personajes, sino que nos explicas las situaciones que propician los hechos históricos de forma que podemos llegar a tener una visión clara de los sucesos.
Eres un buen compañero de viaje pues con tus explicaciones logras que podamos meternos en la Historia y entenderla.
Un abrazo

Turulato dijo...

O sea, que el caballero fue el fundador de la República de Roma, la primera piedra de su grandeza..
Y digo yo.. ¿sería ambicioso el hombre?. Porque en familia no tenían un ambiente como para tirar cohetes

Verso dijo...

Magnifico post, como todos los que pones, pero mira, aquí veo un dato que no coincide, según Wikipedia fué : Lucio Junio Bruto, me aclaras si fué Lucio o Marco?, gracias.

Lucio Junio Bruto
De Wikipedia
Lucio Junio BrutoLucius Junius Brutus fue un personaje legendario, considerado el fundador de la República Romana por su pueblo.

El séptimo y último rey romano Lucius Tarquinius gobernaba Roma durante los tiempos de Bruto. Este rey era descendiente de Lucio Tarquinio Prisco, un usurpador etrusco. Durante el tiempo de los Tarquinios el reino se había extendido hasta alcanzar 800 km2 y la ciudad albergaba a unso 35 mil habitantes. Las ciudades latinas reconocían la fuerza del rey romano y le eran serviles.

Sin embargo, el ambiente en Roma no era amigable a estos reyes etruscos. En años anteriores los reyes habían invitado a las familias nobles de la ciudad para que lo aconsejaran, en una reunión llamada Senado. Cuando murió Servio Tulio, el nuevo rey Tarquinio se negó a convocar estos nobles, y éstos se ofendieron. En esta época se le dió el sobrenombre de Superbus o Soberbio.

Sin embargo, no fue la conducta del rey lo que desencadenó su caída, sino la conducta de su hijo Sexto Tarquinio. Según la tradición romana, Sexto violó a una mujer noble casada llamada Lucrecia, la cual se suicidó después. Esto ocasionó que Bruto, que era primo del rey, levantará a la población y expulsara a los Tarquinios, para luego establecer la república. Se cree que esto ocurrió en el año 509 o 505 adC.

Inmediatamente se creó un Senado permanente, y se designarón dos magistrados que ejecutarían las decisiones de los primeros, a estos se les llamó pretores y luego cónsules. Los primeros cónsules de la República fueron Bruto y Lucio Tarquinio Colatino, el esposo de la finada Lucrecia.

El primer acto de Bruto como cónsul fue obligar a Colatino a renunciar bajo el pretexto de que él era un Tarquinio y Roma no sería libre hasta que todos los Tarquinios se fueran. Colatino se vió presionado y se mudó al pueblo latino de Lanuvium. Luego el Senado decretó que todos los Tarquinios debían ser exiliados y el pueblo elegió como nuevo cónsul a Publius Valerius, amigo de Bruto. Aparentemente a nadie le interesó que a pesar de que Bruto no portaba el nombre Tarquinio, él era un pariente más cercano a los reyes que el exiliado Colatino.

Tiempo despúes, varios familiares suyos planearon el derrocamiento de Bruto, pero la conspiración fracasó y muchos familiares suyos fueron ejecutados, incluyendo sus dos hijos Tito y Tiberio. Al poco tiempo, Tarquinio el Soberbio intentó recuperar su trono, pero fracasó, sin embargo Bruto murió en el combate.

A pesar de que los romanos lo considerarón el fundador de la República, sus acciones han llevado a los historiadores a considerar que Bruto pensaba instalarse como rey, más la muerte impidió sus planes.

Un lejano descendiente suyo fue el fiel repúblicano Marco Junio Bruto, uno de los asesinos de Julio César, que pensaba reinstalar la monarquía en Roma.

Anónimo dijo...

La historia de Roma no es muy distinta de la actual -salvando las distancias tecnológicas, claro-y es que el maldito poder ha corrompido y llevado de cabeza a la humanidad desde que ésta existe... Y si a pesar de todo, mal que bien, bien que mal, aún estamos aquí, ¿qué será si un día la ética, la libertad, la igualdad y la fraternidad (de otra répública) prevalecen en todos los corazones de los seres humanos en lugar de la ambición de poder? ¡Qué gusto me da acariciar ese sueño!

Por cierto, mañana en antena 3 a las 23.30 emiten "Calígula" que tampoco tenía desperdicio el hombre...

Un abrazo entrañable, Caboblanco.

Hannah

Luis Caboblanco dijo...

Correcto Incondicional. Es Marco Junio Bruto. Tanto tocar y tocar el Post hace que se cometan estos errores. ¡Muchas gracias!

Anónimo dijo...

Sólo se me ocurre daros las gracias por este "tríptico" tan bien elaborado y con enfoques tan personales. Un lujo, cuando os poneis mano a mano.
Del personaje, poco puedo aportar que no hayais comentado.
Si acaso, que la política no se entiende sin ambición.Parece que llegó al poder por un "calentón" y que no lo hizo del todo mal. Lástima que tuviera el enemigo en casa...

Un abrazo y que tu semana sea tranquila

Anónimo dijo...

Magnifica iniciativa la del "tripartito", espero que sea el inicio de ... mas colaboraciones.

Anónimo dijo...

El enemigo en casa. Sospechando del vecino y el estilete partia de su propia sangre.

Un abrazo

pijomad dijo...

Siempre me quejo de no ir con la persona adecuada... en mis viajes.

Anónimo dijo...

Desde luego, habréis disfrutado un montón el Trio. Me alegro
Un abrazo

Anónimo dijo...

Creo que entre monarquía y consulado existió un sistema transitorio de dictadura ejercida primero por la rama segunda de los Tarquinos y que pasó posteriormente a los Valerios, contra la incorrecta opinión popular de que se pasó directamente de un sistema a otro, no se incluye la destitución de Colatino, que marcaría una segunda fase de la revolución…
Todo ello según la Historia de Roma de Bertolini, no tan famosa como la Mommsem, pero que tiene un enfoque más político y que me ha atraído más que la de éste último.
Soberbio artículo Caboblanco. Un saludo optimista.

Luis Caboblanco dijo...

Buen apunte Aticca. Hay una corriente que entiende que Lucio Bruto intentaba en el fondo perpetuarse en el poder como si fuera un Rey pero con formas más "republicanas". En mi modestísima opinión, eso podría haber sido posible pero el proceso democratizador que vivía Roma era imparable, pues subyacía una grave crisis social y ciertas decisiones militares que no contaban con el apoyo del pueblo. Lucio expulsó a Colatino, esposo de Lucrecia, por considerar que era familia lejana de los Tarquinios pero no reparó en el hecho de que sus propios lazos de sangre eran tan próximos o más a los antiguos reyes que los del expulsado.

La Historía de Roma de Bertollini es aún más política que la de Mommsem y exige más concentración y discernimiento porque es menos novelada. No es ni mejor ni peor... es diferente; y en ciertos aspectos, a mí tambien me satisface más. Pero Mommsem la "ilumina" de una manera inimitable.

Un saludo.

Silvia dijo...

Muchas gracias por el trabajo que habéis realizado el Trío, ha sido enriquecedor leer vuestros posts.
La verdad es que todo tu blog es una maravilla de la que he aprendido mucho y que ha despertado mi curiosidad por Roma.
Un abrazo

Anónimo dijo...

El trio (Caboblanco, Leodegundia y Turulato), se ha convertido en un cuarteto (incondicional) e incluso en un quinteto (Diadora), dentro de poco esto parecerá una manifestación.
¿Por qué será que en mis tiempos jóvenes "odiaba" la Historia y ahora cada vez me gusta más?
Un saludo a todos/as que nos hacen la lectura tan amena.

Anónimo dijo...

Perdón quise decir Dianora.

Anónimo dijo...

...Muy suyo también el modo de entender esto de la "cosa pública", siempre a golpe de puñal y espada...
SALUDANDO: LeeTamargo.-

Elen dijo...

Este viaje a Roma está siendo todo un lujo....

Besos

Anónimo dijo...

Os leo, procuro asimilar, cosa que es fácil, porque así lo ponéis, y acabo sonriendo al buen momento que me hacéis pasar.
Bicos a los tres.

Raúl dijo...

¡Qué vidas y que muertes las de los romanos!

Saludos,

Portobello dijo...

Que costumbre tenían las familias de cospirar unos contra otros. No había manera de sobrevivir un reinado, si no te asesinaban tus hijos, hermanos o madres lo hacían en el campo de batalla o tus leales. Perra vida romana. Un abrazo

Diego Gutiérrez dijo...

deberiamos de reconvertirnos en romanos todos ahora...
si es q fueramos romanos..

Anónimo dijo...

Hola Caboblanco:
Como siempre una formidable lección de Historia, así con mayúscula, además con este triunvirato arrasareis.
felicidades a los tres por vuuestros estupendos artículos y por vuestra coordinación.
Saludos
José
PD: Te espero en el concurso.

Anónimo dijo...

Sigo recreándome con ese viaje.. es uno de mis sueños;;)
Saludos!!

Anónimo dijo...

Eso es lo que siempre me ha chocado. Si Lucio Junio Bruto era miembro del Senado de los reyes, debia ser Patricio. Ya que solo los Patricios podian ser senadores en ese momento. Sin embargo, tanto Decimo Junio Bruto (uno de los generales de Cesar) y Marco Junio Bruto (el de "tu tambien hijo mio"), el hijo de su amante Servilia, eran plebeyos. Los Bruto decian que hubo un proceso de adopcion por algun lado, pero no es comun.
La verdad, siempre me he preguntado de quien seria hijo Marco Junio Bruto. Igual de Cesar, pero no se parecia nada a el. Nunca se sabra.
Por cierto, el fin de Bruto fue caer en combate en la batalla de Filipos, en el 42 AC. Pero su cabeza, todavia sigue por el mediterraneo. Augusto ordenó meterla en una tinaja, embasada. La nave en la que iba camino de Roma, tuvo mala suerte desde el comienzo, y justo cuando el capitán la lanzó por la borda, el mar se calmó.
Sic Semper eh?.
Edem.