lunes, 11 de diciembre de 2006

Lepanto, 7 de Octubre de 1571

"Lepanto" de Veronese

El 7 de octubre de 1571, la flota aliada de la Liga Santa destruía a una fuerte Armada otomana cerca de Naupactus, en Grecia. A los contemporáneos les falto poco para celebrar la victoria del cristianismo unido como si de la final de un Campeonato del Mundo se tratara, afirmar el declive de las hordas infieles y proclamar el definitivo auge de occidente como potencia única y dominante del mediterráneo peeeeeeero lo cierto es que servir, lo que se dice servir…. Lepanto sirvió para bastante poco.

En la segunda mitad del siglo XVI, el Imperio Otomano era una gran potencia que controlaba los Balcanes, Oriente Medio, el Mar Negro, la mayoría del mediterráneo oriental y no llegaba hasta Fuenlabrada de puro milagro. La “cabeza de turco” pensante por aquel entonces era un tal Sokullu Mehmet Pasha, gran visir y persona extramadamente lúcida para cualquier tipo de asunto, en especial para los económicos. El ideario político de este hombre se fundamentaba en contrarestar el imperialismo comercial portugues en el Mar Rojo y el océano Índico, y acabar de una vez por todas con el dominio veneciano de la Isla de Chipre, auténtico bastión cristiano en el mediterraneo oriental y refugio de los corsarios cristianos que subsistían a base de castigar las rutas comerciales otomanas entre Estambul y los florecientes puertos Egipcios.

En 1570, los otomanos movilizaron un mínimo de 60.000 hombres y 380 embarcaciones para acabar definitivamente con el dominio “occidental” de la isla y a pesar de sus tremendas fortificaciones, Nicosia, su capital, caía el 9 de septiembre. La ferocidad del saqueo a que fue sometida convenció al resto de fortalezas venecianas en la isla de que aguantar “pa´ná” es tonteria y poco a poco fueron rindiéndose, más o menos honrosamente, hasta llegar a la guarnición portuaria de Famagusta. Después de los trámites administrativos normales después de un asedio – ofrecimiento de generosas condiciones de rendición que inmediatamente caen en saco roto, robos y violaciones a tutiplén y posterior decapitación de las oficiales venecianos en medio del alborozo general – los asaltantes se entretuvieron en despellejar vivo al gobernador Bragadino, llenenar su cuerpo con paja y pasearlo por toda la Anatolia como quien pasea una colección iterante de impresionistas.

En estas que Felipe II, como casi no tenía nada que hacer entre los cientos de problemas diarios que le procuraba su extraordinario imperio, decidió que ya estaba bien de aguantar desplantes del infiel y se juntó, de mejor o peor gana, con todo aquel que tenía alguna cuenta pendiente con los antecesores de los modernos turcos. De inmediato respondieron el Papadoque por aquel entonces se apuntaba a un bombardeoGénova, Venecia, Toscaza, Saboya, Urbino, Parma y los Caballeros de Malta. El avezado lector habrá notado, sin duda, que falta la segunda nación más importante - la primera según ellos... - de la cristiandad: Francia. El caso es que, como en la actualidad, los "fransuás" unicamente se movían si podían hacer la puñeta a su vecino español y no sólo no arrimaron ni un chavo sino que concertaron diversos tratados con el turco por si podían sacar tajada de todo aquello...

El objetivo de la Liga era librar una guerra perpetua contra los musulmanes y los otomanos en el norte de África y en todo el mediterráneo, además de recuperar Tierra Santa y Chipre pero las frágiles relaciones diplomáticas entre los países signatarios del acuerdo, además del no muy proporcional reparto de cargas de la expedición – como siempre, palmábamos pasta nosotros – hicieron que lo que debía de ser permanente se tornara temporal y que de no ser por las barbaridades que los supervivientes contaban acerca del saqueo de Famagusta y la no muy digna exhibición de los restos de Bragadino, la alianza estuviera condenada al fracaso. La flota, comandada por Don Juan de Austria salió de Messina a principios de septiembre y llegó a Corfú el 26 de ese mismo mes. En este punto las divergencias entre los cristianos eran ya, en cierto modo, insalvables: las peleas entre tripulantes de diversas nacionalidades estaban al orden día, el liderazgo de Don Juan era continuamente cuestionado por Doria y se cuenta que incluso los Almirantes llegaron en algún momento a las manos. Afortunadamente, en el banco otomano también pintaban bastos; El comandante en jefe y el Gobernador de Argel clamaban por adoptar una posición defensiva en el Golfo de Lepanto y obligar a los cristianos a luchar en tierra donde ellos – creían – tendrían superioridad. Además, las naves otomanas estaban peor mantenidas y calafateadas y se temía el papel que podían jugar los galeotes cristianos en los eventuales abordajes. Finalmente, se impuso la opinión del Almirante de la flota, un tal Alí Pasha, excepcional militar pero marinero solo a tiempo parcial. Lo pagarían bien caro...

Las flotas enemigas se encontraron el 7 de octubre en el golfo de Patras. Intentar hacer una aproximación de las naves y hombres enfrentados supone, más que nunca, un ejercicio de clarividencia debido a la poca información que tenemos y al alto número de deserciones que debió de producirse en ambos bandos pero, en terminos generales, las armadas debían estar igualadas con una cierta ventaja para los cristianos en piezas de artillería. En enfrentamiento fue naval, solo en cuanto al nombre: una embarcación localizaba a otra, la embestía, se cruzaban el fuego de falconetes, mosquetes y arcabuces y se abordaban al más puro estilo Erroll Flinn. Desde el principio, el ala izquierda cristiana estuvo a punto de caer debido a la mejor maniobrabilidad de las naves turcas en los bajíos y a una herida mortal que recibió su almirante, Agustino Barbarigo, pero la pronta intervención de Don Alvaro de Bazán al mando de las naves de reserva igualó la balanza... Una balanza que la captura de "La Sultana" - la nave insignia otomana - a manos de "La Real" - la galera de Don Juan de Austria - acabó por inclinar al lado cristiano. Sin su referente espiritual, el centro otomano se vino abajo y casi todos los hombres de sus tripulaciones fueron asesinados sin piedad.

Entoncés ¿fue Lepanto una gran victoria? En cierto modo sí. Hasta ese día, Europa entera veía en el Imperio Otomano una amenaza terrorífica e insuperable. Es cierto que nunca se recuperó Chipre y que la Alianza se desintegró bien pronto, en 1573, cuando Venecia firmó un tratado comercial con Estambul y los pocos recursos españoles tuvieron que ser destinados de nuevo a Flandes. Tambien es cierto que en 1574 los otomanos recuperaron Túnez y canearon a la guarnición española de la Goleta. Pero gracias a Lepanto, Estambul tardó décadas en volver a reponer sus tripulaciones, en especial los experimentados arcabuceros y arqueros navales, imposibilitando así ulteriores conquistas y salvaguardando la estratégica isla de Creta.

España sacó bien poco... poco más que el fanal que adornaba "la Sultana", que hoy puede contemplarse en el Museo Naval de Madrid. Si me apuráis, incluso estuvimos a punto de perder a mejor novelista español de siempre, D. Miguel de Cervantes, que servía como infante en la galera "La loba". Menos mal que solo fue un brazo...

Un abrazo.



15 comentarios:

Gregorio Luri dijo...

Recordar este hecho me parece toda una muestra de incorrección política que, por supuesto, saludo cordialmente.

Anónimo dijo...

Sí, no ganamos nadie porque cuando la fé se asocia al poder y a la limpieza de sangre, los "lepantos" por Alá,Jehová o Manitú, muestran que se puede perder más que el uso de un brazo, sino la esperanza en la convivencia, que es el único mensaje común a todas las creencias.
El idealismo-fundamentalista que le tocó vivir a Cervantes en su propia carne, desembocó en una reflexión universal... de estas exhaltaciones de locura, a nada que nos descuidemos... nadie estamos libres; unos y otros buscaremos la justificación para no reconocer que no somos los malos de la película.
Hace un tiempo, leí que en las crónicas de la batalla de Lepanto, se menciona a una tal María la bailaora que combatió a la par que los hombres y que tal vez, Cervantes la significara en "La Gitanilla" de las Novelas ejemplares...Me pregunto si es un personaje real, o de ficción.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Hola Caboblanco:
Como bien sabes, la figura del Santo Cristo que portaba la nave capitana se encuentra en la Catedral de Barcelona. Tiene su pequeña leyenda.
Resulta que la figura de Cristo no está derecha siguiendo el palo grande la cruz, sino que la parte de la cintura está desplazado hacía la izquierda, según se mara, y esa leyenda cuenta que está así porque movio el cuerpo para evitar un cañonazo.
¿Curiosa?
Un abrazo
José

Anónimo dijo...

Los "fransuás" como tú los llamas siempre van a lo suyo sin importales nada más y si de paso les pueden atizar a los españoles mejor que mejor.
Al final como siempre, después de tanta muerte y tanta destrucción, los negocios son los que mandan y si hay que pactar con el que hasta hace cinco minutos era nuestro enemigo pues ya se sabe "pelillos a la mar" y en este caso al Mediterráneo.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Hola a todos hermosos...

Lepanto es, sobre todo, una muestra de los cambiantes tiempos en materia estratégico militar que se estilaban, de los problemas a los que tiene hacer frente una potencia hegemónica como la España de los Asutrias y de lo diferente que es era pegarse en el mediterráneo y en el atlántico... si lo comparas con lo que ocurrió 17 años más tarde.

España era el bombero que intenta llegar a todos las ventanas y acaba por no salvar a nadie; aunque ganara Lepanto...

Anónimo dijo...

Como siempre en tu blog, recibo una magistral lección de historia.

Muy felices también para ti y los tuyos.
Un abrazo

Anónimo dijo...

...Juraría que había dejado un comentario en tu post, pero no aparece... SALUDANDO:
LeeTamargo.-

Anónimo dijo...

Ver la historia con un punto de vista diferente es un ejercicio que deberiamos hacer con frecuencia, de ello se pueden aprender muchas enseñanazas.

almena dijo...

Saludos, Maestro.

Feliz semana

:)

Mayte dijo...

Siempre le digo "seño Leo" a nuestra amiga común, pero vamos...que tu tampoco te quedas atrás, gracias por compartir de una forma tan amena, la historia.

Un abrazo fuerte y felices fiestas Caboblanco :).

Isabel Barceló Chico dijo...

Hace un tiempo quise dejar un comentario a este post y, no sé por qué razón (cosas de blogger) no quedó recogido. Hablaba un poco de cómo esa victoria se la habían atribuido algunos personajes: Andrea Doria en Génova y Marcantonio Colonna en Roma, ciudad en la que celebró un "triunfo" a la antigua (hasta donde daba de sí la cosa) subiendo a la iglesia de Santa María del Aracoeli, ubicada sobre la antigua ciudadela romana. Pero en fin, hoy venía solamente a desearte felices fiestas y que el próximo año te traiga salud, dinero y amor y raudales y en la proporción que necesites/prefieras. Un cordial saludo.

Anónimo dijo...

Amigo Cabolanco:
Paso por aquí para desearte unas muy Felices Fiestas.
Un saludo
José

Anónimo dijo...

25 de Dicienbre fum, fum, fum.
Feliz Navidad y un próspero Año Nuevo te desea este vejete.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Que estos días sean para tí y aquellos que tienes en el alma, tiempo de Esperanza.
Que sepáis miraros con sosiego y cogeros de la mano.
Que los Reyes te traigan la suerte que merece quien se esfuerza.
Que una Noche fría de invierno, una Estrella temple con su Luz tu corazón.
Y que guardes el abrazo de un amigo

Unknown dijo...

Por tí y por todos nosotros creo...

Creo en ti
Creo en tus palabras y tus silencios,
en tus abrazos y en tus miradas,
en tus lagrimas y en tus sonrisas.

Creo en quien eres y,
en quien a pesar de las derrotas,
no tienes intención de dejar de ser.

Creo en tus sueños,
en los maravillosos sueños
que seguirás construyendo,
hasta que no te queden
más fuerzas para soñar.

Creo en tus raices,
en tu historia,
en tus caminos
y en que nada está escrito,
y todo por escribir.

Creo en la amistad,
en los abrazos,en los besos,
en las sonrisas y en la esperanza.

Creo en tu fragilida y en tu entereza
Creo en tu esfuerzo por crecer,
y en tus paraisos imposibles.

Creo en la vida,
y en la magia con la que toca
todas las cosas.

Creo en ti;
Creo en ti cuando caes,
cuando no tienes fuerzas,
cuando el viento sopla
y tus velas ceden;
sigo creyendo cuando aguantas
para volver con todas tus fuerzas
para seguir y seguir creyendo,
y seguir andando, y seguir viviendo.


Creo en la magia de los sentimientos
que pueden hacer de cada instante
un nuevo y mágico amanecer…

Y creo más allá de todos los cuentos
de infiernos, paraísos y olvidos,
en el Amor, y en que…
Nunca nada llega demasiado tarde
Y en que, nunca jamás dejaré de soñar…
con poder volar y poder tocar
aunque sea por un instante
todas y cada una de las estrellas
que iluminan mi corazón.

Cerrar nuestro corazón a las estrellas
es morir poco a poco en cada una de ellas.
Abramos la vida a nuestros sueños,
ésa es nuestra libertad…
nunca renunciemos a ella.

Una sola de tus lágrimas o
una sola de tus sonrisas
me dirá que aún existe la esperanza.
Porque, no lo dudes, el corazón
no renuncia jamás a sus sueños.

Escucha a tu corazón y sueña,
vive con él… ésa es tu felicidad…
¡Cree en ti!
¡Sé feliz!

Seilgard