jueves, 12 de enero de 2006

Hasta el fin del mundo...


Mosaico en el que Alejandro intenta alcanzar a Darío

Alejandro se adentró en territorio persa como alma que lleva el diablo, en busca de Darío, que corría aún más deprisa, gracias al plus de energía extra que otorga la desesperación, y los dos se encontraron en Mesopotamia, donde el persa había reunido un enorme ejército a base de exprimir las últimas reservas de hombres jóvenes en todas sus provincias. El enfrentamiento que siguió se recuerda con el nombre de batalla de Gaugamela y resultó un completo fracaso para las hordas persas, de modo que Darío no tuvo más remedio que agarrar el petate de nuevo y, coger el primer autobús con destino “...a lo más recóndito de sus dominios”.

Tras este segundo fracaso de los enemigos de la Magna Grecia, las ciudades más importantes del imperio persa, como Babilonia o Susa, abrieron encantados las puertas a Alejandro, en parte porque no esperaban que el griego resultara aún más insoportable que Darío con su manojo de vicios, y por otro lado porque no parecía prudente incomodar a aquel que había dado muestras de contar con el favor de la fortuna, encuentro tras encuentro. A partir de este momento, con los endebles cimientos del Imperio Persa destrozados, la conquista fue rápida: los sátrapas o gobernadores de las diferentes regiones del reino, se rendían casi sin oponer resistencia, y a Alejandro, que no era precisamente estúpido, respetaba a rajatabla las costumbres y los cultos particulares de los conquistados, dejaba guarniciones con instrucciones claras de “…no tocar las narices” a los ciudadanos de las ciudades ocupadas y fundaba otras nuevas, a las que “modestamente” ponía su nombre, para dinamizar la vida comercial y cultural de los diferentes pueblos conquistados. Con esta serie de hábiles decisiones, Alejandro podía por fin gritar a los cuatro vientos que el Imperio Persa estaba prácticamente en sus manos.

Ignoramos si fue en aquel momento cuando sus hombres pensaron que por fin había llegado la hora de deshacerse de las corazas; por eso, cuando Alejandro convocó a sus fieles en el centro del campamento y les conminó a empuñar Larissa y escudo sin tardanza a las búsqueda de nuevos mundos que conquistar, muchos de ellos dudaron; y el joven macedonio, que esperaba darse un baño en un mar de gritos de aliento y de puños alzados, tuvo que soportar una enervante calma chica… un insoportable intervalo de silencio, miradas soslayadas y ceños fruncidos. Fue lo peor que pudo pasar. Alejandro no hizo nada que no hubiera hecho cualquier jefe militar de aquellos tiempos: escogió a varias docenas de cabecillas guiado por el puro resentimiento y los ejecutó de la forma más terrible que fue capaz de imaginar… pero eso hizo que perdiera aquel hilo invisible que le hacía estar emocionalmente conectado con aquellos a los que mandaba, y la figura de su joven Rey nunca consiguió volver a gobernar sus corazones.

El nuevo monarca decidió proseguir su avance hacia el este, con la intención de llevar a sus ejércitos hasta los confines del mundo conocido, pero aquel avance había dejado de ser una marcha triunfal y se asemejaba más a un velatorio. La situación se volvió insoportable a raíz de la decisión del joven Alejandro de rodearse de guardaespaldas; empezó a no fiarse de sus hombres, y estos hacía mucho tiempo que habían dejado de confiar en él. Sólo la apocalíptica visión de las hordas de elefantes del Rey Poros, en las orillas del río Hidaspes, estimuló el corazón de las tropas que, en medio de enormes dificultades y una buena ración de pánico, consiguieron formar su terrible falange, despachar a los paquidermos y salir triunfantes, una vez más. Más esta vez fue la última. Alejandro, emborrachado de victorias, quiso seguir hasta el Ganges, y entonces sus hombres, agotados, entonaron a coro el “…va a ser que no” tras más de ocho años fuera de casa.

Alejandro, incrédulo aún, comprendió que no podía ejecutarlos a todos, entornó una sonrisa de circunstancias y se dio media vuelta, quizás echando una última mirada a todos los reinos, palacios y batallas que le esperaban tras aquellos enigmáticos matorrales, en la otra orilla. Nada más llegar a Babilonia, empezó a sentirse mal y en pocos días unas terribles fiebres ya le tenían incapacitado para levantarse de la cama; dos días más tarde ya no podía ni articular palabra. Murió el trece de junio del año 323 a.C., poco antes de cumplir los 33 años de edad.

Todo el mundo tiene un límite. Aquel que triunfa es el que más rápido comprende donde está el suyo - Aristóteles

Un abrazo.

19 comentarios:

Turulato dijo...

¡Cuanto qué decir!. Además intuyo que le place a "vuesa merced" mis "salidas de pata de banco"..
Empecemos por el mosaico..
¿Sabes..?
¿Qué se encontró en Pompeya?
¿Qué es casi seguro que es copia de uno griego más antiguo?
¿Qué su calidad, además de las "manitas" del artista, proviene de que sus teselas son pequeñísimas, tanto que muchas no sobrepasan los tres milímetos?
¿Qué describe el encuentro en la batalla entre Alejandro, que monta a Bucéfalo ("Cabeza de Buey") -a la izquierda del observador, entre el desconchón- y Darío (III, sí mi memoria no me falla)-sobresale a la derecha, sobre su carro de guerra-?.
¿Qué todo lo que he dicho es lo de menos, pues la relevancia del mosaico está en el caballo que nos muestra su grupa, en el centro?
¿Qué está tan maravillosamente representado que fue copiadísimo durante el Renacimiento?.
¿Que ha elegido usted un mosaico que, al natural, es una maravilla?.

¿Qué estoy algo perdido, pues la "Magna Grecia" era territorio siciliano, mientras que "Alex" era del norte de Helas?.

¿Qué de tanto leer la prensa española y creer en los políticos, pensaba que a los reyes de antes -así, uno al azar, Ramiro II de Aragón "El Monje"- se le plantaba uno delante y "le'icia": Que no me sale de los "cataplines"..; que manda el pueblo y las cortes; y que con el contrato notarial de esponsales de tu hija, sometido expresamente al protocolo aragonés del "Matrimonio en Casa", "aluego" habrá rey de Cataluña?. ¿Qué resulta que yo estoy "equivocao", pues "a los de antes", sea Alejandro hijo de Filipo o el padre de Petronila, te cortan la cabeza en un "plis plas", sí dices chorradas?.

¿Qué creía que me ibas a aclarar sí lo envenenaron -a Alejandro- o muríó de la última enfermedad?.

¿Qué sus hombres perdieron las ganicas de seguir cuando descubrieron que lo de ser espartano está bien, pero que en la "Mil y una noches" se vive "que no veas"?.
¿Qué aguantaron "tela", penetrando por los territorios que penetraron, a "pinrel" y sin gasolina?.

Y ya está bien. Encantado de saludarle

Anónimo dijo...

En la batalla del Hidaspes Alejandro perdió a su querido caballo Bucéfalo, que era su montura desde que tenía doce años y del que decían que sólo se dejaba montar por él.
El rey Poros al verse rodeado luchó de manera tan fiera montado en su elefante que Alejandro mandó que lo cogieran con vida y así lo hicieron, aunque no sin dificultad y cuando lo presentaron ante Alejandro, que estaba asombrado por su valentía, le preguntó como quería ser tratado y Poros le contestó que como rey, impresionado Alenjandro le devolvió no sólo la libertad, si no también su reino.
Un saludo

Anazia dijo...

Nunca tengo nada que añadir que no sea mi asombro por cómo cuentas las cosas de una manera tan particular. He visto varios documentales de este ilustre hombre, pero mi falta de memoria (o la inexistencia de ésta) impide reproducirlos...

Anónimo dijo...

Nada que añadir, pues mis conocimientos de historia siempre quedan anulados por tus escritos y los comentarios de Turulato.
Sólo dejar constancia que, una vez más la vida nos demuestra que hay ciertos lazos que surgen de lo "invisible", y que una vez se rompen nada ni nadie, y menos por la fuerza, puede volver a unirlos.
Bicos.

Portobello dijo...

Maravilloso, me encanta la buena historia escrita sobre Alejandro, con él inauguré el guanillo, fue mi primer post, sobre un libro histórico muy riguroso de Mary Renault. Un abrazo.

Lunarroja dijo...

Me ha encantado la frase de Aristóteles. Le haremos caso... O al menos, lo intentaremos!!

Anónimo dijo...

...en vivo y en directo, ese mosaico es algo indescriptible... Y cómo lo que podría describir está ya descrito por el autor del post y l@s comentaristas que me han precedido, saludo, felicito y hasta otro día a tod@s :-))

Un abrazo

Hannah

Luis Caboblanco dijo...

Hola Turu; no me importa que salgas, siempre que sea para entrar en algún sitio mejor…

El mosaico, dicen que es precioso, y que emociona el verlo al natural. Yo desgraciadamente no lo he hecho pero si que puedo imaginarlo. Efectivamente representa a Alejandro intentando atrapar a Dario III que pretende escapar en su carro de guerra. Y estoy contigo en que el cuadro gira en torno a la figura del caballo… como una famosa obra de Velázquez en la que hay muchas “lanzas” dibujadas.

La Magna Grecia hace referencia, más que a un territorio, a la idea de una Grecia imperialista y expandida, y comprendería el sur de Italia, parte de la actual Yugoslavia y la costa de Oriente Próximo. Alejandro, en efecto, no era griego puro sino macedonio, una tierra entre Grecia y la actual Bulgaria, cuna de hombres esforzados y duros, y que cientos de años más tarde proveería de miles de buenos combatientes a las legiones de Roma. En cuanto a su carácter, si hubiera nacido hace 33 años, los psicólogos probablemente le habrían diagnosticado cierta bipolaridad. Sus cambios de humor eran legendarios, así como su afición al zumo fermentado de uva…

Su muerte presenta varios interrogantes. ¿Por qué matarle ahora que todos sus soldados se iban a casa? ¿Y por quien, si todos los Sátrapas gobernaban con cierta libertad de movimientos?... Y si fue una enfermedad, posiblemente fue la malaria, ya que los síntomas que se describen por sus contemporáneos pegan con ese mal, aunque si hacemos caso a uno de los escritos, parece que habla más bien de tos ferina. ¡Ah!, si volvemos a la teoría de la conspiración, aparece a la primera de cambio el arsénico, veneno con el que presuntamente se le quitaron de en medio, y que solo podía contenerse en una pezuña de asno, ya que si se guardaba en recipientes de cristal y se enfriaba, los rompía.

Leo, aciertas… Poros era un reyezuelo hindú que sorprendió a Alejandro por su elegancia y porte. La batalla de Hisdaspes fue durísima a causa del paupérrimo estado de las tropas griegas y del efecto desmoralizantes de los elefantes y la superioridad de la caballería hindú. Alejandro lo contrarrestó agrupando a la falange en pocas unidades compactas para atacar a los paquidermos y formando enormes filas de picas para ensartar a la caballería. Pero lo pasaron muy mal… La falange – del literal griego "fila de batalla" – es una unidad pensada para combatir contra otra falange; si se deshace, se pierden la mayoría de sus ventajas.

Para todos. Si queréis leer algo apasionante sobre Alejandro Magno, iros a buscar la trilogía de MANFEDI, pero si pretendéis profundizar en el Alejandro persona, mejor el ALEJANDRO MAGNO de BOSWORTH. Si preferís novela histórica, la opción de Zuriñe es espléndida.

Un abrazo…

Verso dijo...

Después de leer al triunvirato, salgo muy instruida y agradecida, un lujo, gracias.
Besin.

Anónimo dijo...

Llego tarde, entre el post y los comentarios no tengo nada que añadir, de Historia sé muy poquito aunque me encanta y voy aprendiendo, me gusta mucho la forma que tienes de relatarlo, se hace muy ameno.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Bueno...yo digo como unjubilado..no me queda nada que añadir..
Pero me ha gustado mucho lo que he leido..
Besitos.

Anónimo dijo...

Feliz fin de semana, un tema maravilloso tratándose del personaje que expones,¿decir algo sobre Alejandro Magno?,con lo que tu explicas más el resumen de los "comentaristas",creo que para poder hablar del héroe es suficiente, además las guerras,no me gustan. PLinio decia que la guerra es un atentado contra el género humano,y estoy de acuerdo con el.
Sin embargo si me llama la atención su caballo Bucéfalo,que le acompañó en todas sus guerras hasta perderlo en la guerra contra Pore. Se lo compró al tesalio Filonico por16 talentos, era tan indómito que únicamente consiguió montarlo y desbravarlo Alejandro cuando solo contaba 15 años.. En su honor Alejandro fundó,a orollas delHidaspes la ciudad de Bucefalia. Un saludo NIna

Anónimo dijo...

Entre lo que tú cuentas y lo que añaden en los comentarios... qué instruída me voy siempre de este blog !!!! Dicen que hay que tener amigos hasta en el infierno, si Alejandro se hubiese aplicado ese dicho y hubiese tenido mejor relación con sus hombres, a saber de qué habría sido capaz si no muere tan joven.

Anónimo dijo...

Imposible mejores palabras para narrar la historia representada en el mosaico. Me ha encantado.

Anónimo dijo...

Ocho años, llegar tan lejos, a las puertas de la actual India, y tener que darse la vuelta...a veces el triunfo y la gesta tienen su parte de fracaso tambien.
Estupenda narración. Un saludo

Diego Gutiérrez dijo...

Vaya blog...
muy denso...
muy interesante...
me vendre con mas tiempo, prometido.
HAce falta mucha cultura historica en Espania...
SL2

almena dijo...

qué bien traída la cita de aristóteles, Caboblanco.
El "nivel de incompetencia" de nuestros días.
:-)

besos!

May dijo...

Gracias por la visita y me alegro que te haya gustado la foto. El lugar es más lindo... Un saludo

Anónimo dijo...

Caboblanco, llevo leyéndote desde hace tiempo, pero hoy has tocado mi fibra más sensible: Alejandro Magno. Estudio al personaje histórico y todo aquello que le rodeó desde hace un tiempo. Sin duda fue grande, muy grande. O eso nos han hecho creer...

Antes de que Plutarco publicase en sus "Vidas Paralelas" las biografías de Alejandro Magno y Julio César, el rey macedonio no gozaba de especial buena fama. Tampoco mala. Los cronistas de la época alejandrina no dejaban de ser "periodistas" a sueldo que estaban más por poner laureles a su jefe, que para eso les pagaba, que en contar todo lo que allí acontencía. Desgraciadamente las fuentes originales y contemporáneas -como por ejemplo las crónicas de Ptolomeo que le acompañó en las batallas- al personaje están casi todas perdidas. Eso sí, sólo perdió una batalla -contra Poros, sí señor-, así que muy malo como general no sería.

Me has dejado sorprendida con lo de diezmar el ejército. Tenía entendido que Alejandro Magno no hacía eso con sus soldados (biografía de Mary Renault)... Puede ser que esté equivocada (caray, yo que lo tenía como uno de mis ídolos, ya ves).

Buah, me fascina el tema, Caboblanco. Me encanta, me apasiona. Y la batalla de Gaugamela, la de Iso, las innovaciones bélicas que supusieron dichas batallas... Desde luego Hefestión, Crátero y Alejandro debían de conformar una tríada muy temida por aquellos entonces.

Lo dejo. Como siempre, un placer leerte. Ahora que me he soltado te dejaré algún comentario más (parece que me leyeras el pensamiento. Estuve a punto de mandarte un correo para pedirte que escribieras sobre Alejandro Magno). Un saludo. C.