La balada del viejo marinero
Parte III
Taylor Colerige
Del mismo mar, embravecido
apareció a estribor
velado por la niebla y semioculto, el sol
que dentro de la espuma, se sumergió por babor
El favorable sur soplaba aún de popa
pero ni un solo pájaro amable nos seguía
y, ni tan solo por habre,
a nuestro saludo marinero respondía
¿Habré cometido un pecado fatal
que nos acarreé a todos la desdicha?
"Desgraciado - decían - ¿por qué mataste
al pájaro que hacia que soplase la brisa?"
De pronto,
como la faz de Dios, ni pálido ni rojo,
surgió de la bruma un sol esplendoroso...
"¡Qué acierto fue matar - ahora decían -
al pajaro que hacía que soplase la bruma!"
1 comentario:
La inconstancia en el pensamiento del ser humano es abrumadora, es suficiente con que cambie el viento para que se cambie de opinión.
Tomo nota de esta obra.
Un saludo
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