domingo, 1 de enero de 2006

Marco Antonio y Cleopatra

Marco Antonio había quedado prendado de Cleopatra desde que aquella apareció en el Foro una mañana para dar cuenta de las acusaciones de haber financiado al partido republicano de Casio y Bruto. Cleopatra llegó en una falsa nave de velas rojas, espolón dorado y casco laminado en plata. La dotación estaba formada por sus doncellas, hermosas jóvenes vestidas de ninfas, mientras que musculosos esclavos hacían las delicias de la concurrencia femenina vestidos de Marte o Júpiter. Una vez que la noticia se difundió por la ciudad, todos acudieron al puerto para verla, como ahora se acude a las puertas de los hoteles a ver a Jennifer López. Cuando Marco Antonio, visiblemente contrariado, se encaminó hacía la sala de las audiencias, sus generales ya estaban acurrucados a sus pies como gatitos. Más tarde, en la cena que siguió, las crónicas dicen que en el aperitivo, el romano se puso a acusarla sin compasión… pero que a los postres ya la había regalado Fenicia y Chipre. Días más tarde Cleopatra, triunfante, volvía a Alejandría acompañada por su nuevo novio romano.

Y el caso es que Marco Antonio representaba una especie de “enciclopedia universal del vicio” que escandalizaba incluso a personajes con nula fama de timoratos, como Julio Cesar. El gran hombre incluso había tenido que reprimir a su lugarteniente por la magnitud de la caravana de concubinas y efebos con que aquel se hacía acompañar en sus campañas. Pero, como no hay peor cuña que la de la misma madera, el crápula había tenido la desgracia de enamorarse locamente de alguien con menos apego por las personas que él mismo. Y mientras, en Roma, Octaviano hacía encaje de bolillos para no presentar ante el pueblo romano a su todavía socio como un traidor… más bien por aquello de no verse arrastrado en su caída. Su desesperación le llevó incluso a casar a Antonio con su hermana, una mujer con fama de virtuosa, pero de la que era desatinado pensar que aquel caradura se iba a dejar embridar. Marco Antonio, naturalmente, después de algunas semanas de tensa convivencia, la devolvió a su padre, aduciendo que su hija… “era más bien insípida entre las sábanas”. Las posibilidades de reconciliación eran ya inexistentes.
En la primavera del año 32 a.C. llegó a Roma un mensajero de Marco Antonio con una carta en la que el triunviro proponía a Octaviano deponer a la vez el poder y retirarse de la vida pública tras haber restaurado las instituciones republicanas. Hoy parece imposible que un insensato de esa calaña hubiera podido concebir un gesto tan taimado. Debían de andar por medio las artes de Cleopatra. Octaviano se encontró de pronto en un atolladero y, para que quedase claro que él quería la paz por encima de todo, se inventó un supuesto testamento de Marco Antonio, en el que designaba como únicos herederos suyos a los hijos habidos con la egipcia, y a ella como regente. El documento era más falso que un doblón de madera, pero sirvió para confirmar las sospechas que toda Roma sentía por aquella intrigante y permitió a Octaviano librar una guerra de independencia que, con mucho tacto, no declaró a Marco Antonio… “sino a la ramera de éste”.

Fue una guerra marítima. Las dos flotas se enfrentaron en Accio, y la de Octaviano, mandada por Agripa - aquel que más tarde derrotaría a los antepasados de los asturianos -, aún inferior en número, puso en fuga a la adversaria. El futuro primer emperador de Roma no la persiguió; sabía que el tiempo jugaba a su favor y que, cuanto más permaneciese Marco Antonio en Egipto, más se malograba en orgías y convites… así que dedicó unos meses a reorganizar las cosas en Grecia y Siria, y con los deberes hechos, marchó hacia Alejandría. Por el camino recibió tres cartas: una de Cleopatra, unida a un cetro y una corona, prendas de sumisión; y dos de Marco Antonio suplicando la paz. A éste ni le contestó. A ella le replicó que le dejaría el trono si mataba a su amante. Dada la calaña de la susodicha, sorprende que no lo hubiera hecho.

Con el valor que da la desesperación, “Antoñete” lanzó un ataque brutal y obtuvo una pírrica victoria a las afueras de Alejandría, pero al día siguiente, los mercenarios de Cleopatra – entre ellos muchos guerreros celtas – entonaron el “basta ya” y a Marco Antonio le llegó la noticia de que Cleopatra había muerto. Y fue aquí cuando este vividor, sacó lo mejor que tenía dentro y, quizás dándose cuenta de que estaba verdaderamente enamorado, empuño con fuerza su gladius y se dejó caer sobre él. Más cuando, agonizante, le comunicaron que ella aún vivía, se hizo trasladar a la torre donde se atrincheraba con sus doncellas y expiró entre sus brazos. Cleopatra pidió permiso a Octaviano para dar sepultura al cadáver y que le concediese una audiencia; y se le presentó como se le presentara a Marco Antonio: perfumada, envuelta en velos carísimos y pintada como una puerta… más, bajo aquellas telas había una mujer de cuarenta años, no de veintinueve. Su nariz no encontraba compensación en el frescor de su piel ni en la luminosidad de la sonrisa. Augusto no tuvo que hacer grandes esfuerzos para tratarla con frialdad y comunicarle que la conduciría a Roma… atada con una cadena, como adorno de su carro triunfador. Cleopatra, perdida como Reina y puede que también como mujer, se arrimó un áspid al seno y se dejó envenenar por él, al igual que sus cortesanas.

Augusto permitió que ambos amantes fueran enterrados juntos.

Ungidos de avidez y pasión, fueron alcanzados por un
torbellino de deseo y fuego.
Ella, reina de Egipto, astuta y hechicera.
Él, prócer romano, de sangre cálida como su tierra.

Hechizado quedó de Cleopatra
La de ojos dorados de oscura fiera.
la de aroma profundo a mucha mujer.
La de sonrisa de carmines y promesas.

Ella, siempre lo celó, desde la primera vez que lo viera.
Cuando su corazón, aún de niña, se desbocó, ante aquel
gladiador de pelo azabache y figura apuesta.

Unidos, soportaron innumerables intrigas palaciegas.
Odios y traiciones. Batallas y guerras.
Pero esquivaron la maldad, con el mutuo fervor como enseña.

Locos de amor, se quisieron sobremanera.
Amantes y aliados fueron, y conquistadores de quimeras.

Con su amor forjaron una pasión que mereció la leyenda.
Y hasta la muerte, se cortejaron, con total furia y entrega.

De propia mano expiró Marco Antonio.
Su espada, leal hasta el último suspiro, sin sangre le deja.
Perdio sentido para él la vida,
en la maldita hora en que, derrotado, le anunciaron la muerte de su reina.

Y Cleopatra, burlando al viejo enemigo,
que humillarla pretendiera, solicitó de fruta una cesta.
En ella, oculto, respiraba un estilete de bífida lengua,
que mordió su pecho, robándole la fuerza.

Con tamaño sacrificio, ante Roma y sus estrategas,
la más grande soberana de Egipto, salvaguardó,
con orgullo su ralea.

Cortesía de Trini Reina
¡Mil gracias!

23 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi mas sincera felicitación por esta colaboración entre Trini y tú, difícil compaginar dos estilos tan diferentes, pero el resultado es magnífico.
Siempre se habla de los amores de Marco Antonio y Cleopatra, pero nunca de los hijos que tuvieron en común. Si mis notas no están mal, tuvieron tres hijos: Alejandro, Cleopatra Selene y Tolomeo. Los dos primeros fueron llevados a Roma por Octavio y la chica fue adoptada por Octavia y luego llego a ser reina de Mauritania por su boda con el Rey Juba II.
Un abrazo

Luis Caboblanco dijo...

Hola a todos.

Pues sí Dianora, Cleopatra debe ser interpretada como lo que fue: una estadista de primera que usó todos los recursos a su alcance para mantener a Egipto vivo como potencia, y evitar que se convirtiera en una provincia romana más. En cuanto a lo de la biblioteca, se dice que enviaba agentes a todos los rincones del mundo conocido a buscar libros de todas las culturas y a comprar colecciones completas. También se comenta que, cuando un barco llegaba al puerto, lo registraban para ver si transportaba libros, los confiscaban, los copiaban y luego los devolvían a sus dueños.
La biblioteca de Alejandría fue el referente cultural del mundo antiguo hasta que una horda de fanáticos inspirados por el arzobispo de la ciudad la incendió y asesinó a Hipatia, última directora de la biblioteca, en el año 415 d. C. La iglesia premió a este patán elevándole a los altares. Hoy se le conoce como San Cirilo.

Leo, muy correcto. Se cree que Alejandro y Tolomeo acabaron sus días junto a su hermana, en Mauritania. Octaviano no juzgó conveniente matarlos, como había hecho con Cesarión (hijo de Cleopatra y Julio Cesar) y con el hijo varón que Fulvia, su hija, había engendrado de Marco Antonio.

almena dijo...

Caboblanco, excelente "mixtura" tus didácticos posts y el lenguaje poético de Trini. Ha sido una genial idea.
Me ha encantado el resultado.
Felicidades a los dos! y un gran abrazo

Anónimo dijo...

Gracias a ti y tu "encargo" esta vez al leer tu Post, me lo sabia al dedillo. Me estoy pensando que esta de hoy, es una magnifica manera para que yo amplie mis conocimientos de manera amena. Como un juego.
¡Gracias a ti!
Un abrazo

Anónimo dijo...

Cleopatra fue y es conocida por el halo que la rodea,real como la misma vida....Fue una gra mujer.
Aparece en el relato un nombre poco oido y que en un estudio que hice sobre la mujer, aparecio su nombre y es raro porque en aquella época (Alejandria, 350-415) la mujer se preocupara por la ciencia.Hija del célebre matemático Teón, enseñó en Alejandría matemáticas, astronomía,filosofía,y medicina... Por defender elracionalismo científico frente al cristianismo se enfrentó a san Cirilo y al prefecto Orestes que la asesinaron y esparcieron su cuerpo por toda Alejandría.Escribió un comentario al Canon astronómico de Tolomeo, otro sobre Apolonio de Pérgamo y otro sobre Diofanto.Con su muerte acaba el platonismo en el Imperio romano. No se conserva ninguna obra suya.
El artículo te ha quedado que ni bordado y la poesia de una delicadeza y finura que la vives , te metes de lleno en la historia y el complemento, la poesia.Mi más cordial enhorabuena.El escrito que hice fue sobre la mujer egipcia y la mujer en general desde el punto de vista de su intervencicón en laa ciencia,y nada de feminismo.Nina

Anónimo dijo...

Hay unaa errata, donde dice "la mujer se preocupaba por la ciencia" debía decir "la mujer no se preocupaba...
Perdona Nina

Anónimo dijo...

¡Gracias por tu visita y por tus buenos deseos, Caboblanco! Acabo de llegar de mis vacaciones y antes de reanudar mi actividad posteadora quiero expresarte mis mejores votos para este año y para todos los instantes de tu vida.

Muy interesante post, cómo siempre.

Un abrazo entrañable.

Hannah

DñaGraja dijo...

Me encanta la historia.

Desenfadada y con el añadido poético resulta muy amena.

Por aquí seguiremos leyendo lo que nos resta y lo que nos vayas sumando.

Saludos.

Luis Caboblanco dijo...

Hola otra vez…

Celebro que os haya gustado la idea. Entre la sensibilidad de Trini, y el cerro de libros que este pedazo de carne agolpa por su casa, hemos dado una nueva vuelta de tuerca a este blog. Con vuestra ayuda, estoy consiguiendo que no pare de “evolucionar”. ¡Gracias a todos!

Pues sí, Nina; Yo no conocía las andanzas de esta mujer, pero debió ser un referente cultural en su época; Fue arrastrada por el carro de una chusma de monjes que odiaban todo lo pagano, la desollaron viva y la quemaron en los restos del edificio… ¡Qué fácil es matar en nombre de un Dios! La biblioteca de Alejandría ha debido ser la entidad cultural que más ha sufrido en la historia de la humanidad. Durante un asedio, con unos 500 legionarios de Julio Cesar en su interior, se desató un incendio que los legionarios consiguieron acabar pero, días más tarde, los mismos hombres provocaron un incendio en el puerto para destruir la flota del hermano de Cleopatra; los hombres de César no pudieron / quisieron apagarlo.

Juan P, mi opinión sobre la serie ROMA, que Cuatro emite los jueves por la tarde, es muy positiva. Argumentalmente, se han tomado las licencias justas para aumentar el interés de la serie sin tergiversar acontecimientos históricos. La ambientación es muy buena, sobre todo en las cuestiones relacionadas con el ejército romano; por ejemplo, las cotas de mallas, los cascos, los estandartes, las tiendas son tremendamente realistas, y fruto de una buena documentación (… la escena del centurión utilizando un silbato no es fácil de conocer). Por ponerle un pero, hay algún actor que no “encaja” con la imagen del personaje que representa: Julio César ya presentaba enormes síntomas de calvicie en aquellos años, y Pompeyo esta interpretado por un actor que tampoco se le parece. Pero, en líneas generales, la serie es tremendamente recomendable.

Turulato dijo...

La escena de la muerte por mordedura del aspid..
¿Estás convencido de su veracidad?.

Raraher dijo...

Un saludo Caboblanco y decirte que a mí también me apasiona “El imperio de Roma” y sobre todo Cleopatra que me sedució desde que leí el libro de Margaret George “Memorias de Cleopatra”. Margaret G. cede la narración a la propia reina del Nilo, y es como si escucháramos de su propia voz su verdadera y apasionante historia.
PD. Gracias por tu amable visita y que tengas un feliz año.

Luis Caboblanco dijo...

Hola a todos y Feliz Año para los rezagados.

Turú, he relatado la muerte de Cleopatra según la leyenda, porque estaba seguro de que, en los comentarios, alguno de vosotros iba a incidir sobre este asunto (... y no creas que no daba por hecho que ibas a ser tú, je je). La muerte de Cleopatra hay que entenderla de acuerdo a las tradiciones faraónicas. El reptil que quita la vida a la reina de Egipto, no es una serpiente cualquiera, sino de una evocación del URAEUS, la cobra real hembra que caminaba por delante de los faraones para destruir a sus enemigos. Esta serpiente es como una llama que se levanta hacia el cielo y se lleva con ella el alma de la difunta para protegerla... en otras palabras, SIMBÓLICAMENTE escapaba de las manos de los romanos.

Otra teoría sostiene que todo pudo ser una magnífica representación. Octaviano, aún habiendo confirmado a Cleopatra que iba a ser ajusticiada, dejó que esta regresase a sus aposentos y no la restringió las visitas. En aquellos tiempos ya se conocían ciertas drogas capaces de retardar el ritmo cardiaco y simular la muerte de un individuo. Quizás Cleopatra, que era lista y tenía apoyos en palacio, consiguió esta sustancia y escapó, después de simular su propia muerte.

Y además, ambas versiones son más complementarias que contradictorias...

Hola RRH 1008; gracias por tu visita.No he leído el libro pero agradezco tu recomendación. Haré un huequecito en algún momento.

Lunarroja dijo...

¡Qué bonito!

¡Y qué buena idea la de las colaboraciones!

Feliz año, Caboblanco... lleno de historias como las que nos cuentas a diario.

Anónimo dijo...

Aaaah!!! Cleopatra, que mujer más hechizante y que apasionante historia de amor. Mmmm, ....me hiciste soñar.

Un beso.

Anónimo dijo...

Entre un@s y otr@s, con estos relatos, vais a conseguir que me aficione a la lectura.

Enhorabuena y encantado de entrar en tu blog

Anazia dijo...

Cleopatra ha sido siempre uno de mis personajes favoritos de la Historia, por muy mala que la hayan dibujado, siempre ha merecido mis respetos, desde que era yo muy niña. Pero ya no puedo aportar nadamás de lo que ya se ha dicho ;)

Anónimo dijo...

Este post me ha recordado una vieja película con Elizabeth Taylor y Richard Burton como Cleopatra y Marco Antonio. Supongo que habrá perdido con los años, pero la entrada de Cleopatra en Roma me quedo grabada para siempre.

Anónimo dijo...

No puedo dejar de repetir lo ya dicho por todos: ¡Menuda pareja fascinante, habéis formado!
Enhorabuena a los dos.
Historia y poesía son un buen complemento.
Bicos

Anónimo dijo...

Hola caboblanco:
Fascinante la historia que nos cuentas. Iba a hacer el coemntario de lo del aspid, pero ya he visto que lo has respondido.
La colaboración excelente.
Hasta el próximo.
Un abrazo
José

Anónimo dijo...

Hola, ya de regreso me encuentro con una historia fascinante, enhorabuena a los dos. Respecto a Cleopatra y Marco Antonio,ambición pasión e intrigas son un cóctel irresistible... Al final va ha tener razón un amigo mío que analizando los grandes amores de la historia y la literatura, me dijo que la única forma de hacerlos perdurables, era la tragedia. Algo más que mala prensa debía tener Cleo para que le salieran enconados enemigos... He leido en alguna biografía que no era de una belleza excepcional. En fín, añadir que la Biblioteca de Alejandría,como todos los tesoros culturales que han sido destruidos por el miedo a saber o la ambición de dominio, sólo podían tener como patrón de otra forma de magnicidio al tal San "Ciruelo".
Un abrazo

Anónimo dijo...

¿Te has dado cuenta el exito de la colaboración? pero una colaboración conjunta,¡que bonita queda! y ¿un foro... ... ?Es una idea quizás absurda pero puede resultar. Hay o estais personas que valeis y otras que podemos ayudar, nos daría más cultura y conocimientos y podrían salir cosas muy bonitas.Un abrazo Nina

Raúl dijo...

"Pero, como no hay peor cuña que la de la misma madera, el crápula había tenido la desgracia de enamorarse locamente de alguien con menos apego por las personas que él mismo"

Un resumen bastante agudo, para esta historia de 'amor'.

Como siempre un gusto leerte. Un abrazo,

Luis Caboblanco dijo...

Hola a todos..

Pues sí, la película de Elizabeth Taylor y Richard Burton tiene un encanto especial... La Taylor es mucha Taylor.

Nina, en cuanto a lo del Foro, algo así exige más tiempo, más dedicación, moderar los comentarios... Ahora mismo, el blog está bien: escribo lo que quiero, viene a leer gente interesante que a su vez tiene blogs interesantes, me enmendaís la plana con acierto cuando meto la pata y, aquel que quiera escribir un artículo en esta "casa", no tiene más que decirlo. Ahora bien, si tu petición viene dada por la necesidad de una interacción más agil y rápida o necesitas cualquier tipo de documentación y / o información, puedes "abrasarme" todo lo que creas conveniente :-)