jueves, 25 de mayo de 2006

La espantosa lucha por la Galia (II)

La única estatua de César en Francia

Vamos a ver… ¡Ah sí!... habíamos dejado a Julio César a punto de atacar a los Helvecios, que estaban intentando emigrar hacía el oeste debido a que diferentes movimientos migratorios les estaban presionando a su vez, forzándoles a abandonar sus propias casas. César derrotó a los primeros suizos en una serie de batallas que llevaron a los supervivientes de vuelta a los Alpes y, quizás porque ya andaba por allí, aprovechó para hacer otro tanto con una confederación de tribus germanas que estaban intentando hacer lo mismo a través del Rhin. Esta campaña le supuso al joven Vergincetorix una impagable experiencia sobre la forma de hacer la guerra que caracterizaba a los romanos, ya que, probablemente, estaba al mando de una unidad de caballería aliada con Roma contra los anfitriones del Mundial. Más, muy pronto, los galos se dieron cuenta de que Julio había llegado para quedarse, y que estaban a punto de convertir a su invitado, en casero. Las expediciones de “Julito” pronto alcanzaron a Britannia, causando un terrible resentimiento en el mundo celta, que consideraban a aquellas tierras como los madrileños consideramos hoy en día a la pradera de San Isidro… Los carnutos se alzaron en armas, y a ellos les sucedieron los eburones, valientes soldados y espléndidos jinetes. César los sometió con habilidad, salvajismo y sin el menor atisbo de clemencia. Al terminar la campaña, miles de galos fueron vendidos por vez primera, como esclavos… serían millones.

Mientras tanto, nuestro joven galo, que acababa de hacerse con el poder por el socorrido medio del golpe de estado, dudaba. Sin duda, se veía favorecido porque era altísimo y bien parecido: en la cultura celta, un aspecto agraciado demostraba contar con el favor de los Dioses y los Druidas no tuvieron el menor reparo en coronar a aquel adonis rubio como jefe de los galos libres. A partir de ahí, Vergincetorix ya no dudó más; golpeó a los romanos en Cenabum – actual Orleáns – y asesinó a los funcionarios y comerciantes romanos allí donde los encontró, recorrió el país reventando caballos y, gracias a su elocuencia – César sostiene que hablaba como los angeles – convenció a todo el que quiso escucharle de que el momento tan largamente esperado, había llegado. Tan solo los Aeduos, que conocían como se las gastaban las legiones de Roma, decidieron permanecer al margen, de momento…

Mientras tanto, César no tenía, literalmente, ni un trozo de pan que llevarse a la boca. La inanición que rondaba a la mayoría de sus soldados generó varias epidemias, y el gran general no tuvo más remedio que completar sus mermados cuadros con mercenarios germanos, convictos y todo aquel con la fuerza suficiente para empuñar un arma. Además, fiel a sí mismo, contestó al fuego con fuego. Allá donde se habían ejecutado soldados romanos, César mataba a cien galos; Cebanum fue asediada y pasada por las armas… sin compasión. Avaricum, una de las más hermosas ciudades fortificadas galas, fue tomada al asalto por medio de una gigantesca rampa que desplobó de árboles un radio de 7 kilómetros a la redonda. Cuentan que Julio insistió en verlo todo desde lo alto de una colina cercana y que bajó personalmente al casco urbano, a segurarse de que ya no respiraba nadie. La Galia entera se había transformado en un gigantesco campo de batalla, en el que ya valía absolutamente todo. La venganza había dejado de tener medida.

Semanas más tarde, Julio se presentó ante Gergovia, un enclave al estilo del anterior, pero aún más grande y mucho mejor fortificado. Y aunque los romanos se hicieron rapidamente con el control de los aledaños, no pudieron impedir que algunos miles de jinetes galos, con Vergincetorix a la cabeza, entrara en la ciudad y corriera a dirigir la defensa. Con los efectivos al mínimo de nuevo, César no pudo cercar totalmente la ciudad y, extrañamente impaciente, decidió forzar un asalto a pesar de la opinión de su primipilus y de todos los manuales de táctica militar, que ciertamente desaconsejan tomar una población hacia arriba. Aunque algunos legionarios llegaron a alcanzar sus murallas, todo lo que pudo salir mal, salió mal. Las calles eran más estrechas de lo que los romanos habían calculado y los tejados celtas se llenaron de mujeres y niños celtas que descalabraron a un buen número de legionarios. Pronto, las principales vias de Gergovia estaban taponadas por cadáveres vestidos con túnicas pardas y los pequeños grupos supervivientes quedaron incomunicados, encajonados, sin poder levantar la cabeza ni empuñar el pilum pues apenas tenían espacio para mantenerse erguidos. El subsiguiente intento de retirada se convirtió en una desbandada general que solo se contuvo cuando la legión más veterana de Cesar, que estaba en la reserva, intervino, sin tiempo siquiera para ponerse las cotas de malla.

Los galos acababan de empatar a 1...

Gergovia fue un inmenso error en lo táctico y en lo emocional. Los legionarios atacaron sin casi descansar, sin demasiado brío y en las peores condiciones posibles. Pero César, al contrario que la mayoría, aprendía de sus errores; jamás volvió a intentar tomar al asalto una ciudad enemiga y, en lo posible, jamás volvió a plantear batalla con unas legiones tan mermadas de efectivos. Gergovia, por tanto, también le salió cara: 800 hombres murieron y otros 2.000 más o menos, recibieron heridas que les impidieron volver a participar en las operaciones o quedaron tullidos para siempre. Solo la intervención de los centuriones de la X Legión, que formaron una barrera humana en una de las calles, enderezó la situación, ganando un tiempo precioso para que sus compañeros pudieran ponerse a salvo.

De los 50 centuriones, murieron 46.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Una de las tácticas que utilizó Vercingetórix fue la de la tierra quemada para dejar sin recursos a los romanos y no digo nada más porque me imagino que habrá una tercera parte de la historia ya que en este capítulo nos quedamos en la victoria gala de Gergovia sobre los romanos y la historia del protagonista no termina aquí.
Elegiste un buen tema.
Un abrazo

Mayte dijo...

Un tema estupendo, lleno de recoquevos que se descubren y que tu llenas con tu relato. Muy bueno.

Bikos.

Anónimo dijo...

...¡Me imagino las críticas en la prensa internacional del momento, Caboblanco! Gracias por acercar la historia a nuestro tiempo...
SALUDANDO: LeeTamargo.-

Anónimo dijo...

Vi un documental hace tiempo sobre las guerras de la Galia y ya dejaban claro que no fue una guerra facil para nadie.
Aunque en Gergovia destacaban mucho el genio de Vercingetorix y en un segundo plano los errores de Cesar.
No veo el momento de que llegues al final de esta historia.Estoy en ascuas

Anónimo dijo...

Me ha surgido una duda leyéndoos:

¿Es Vercingetórix o Vergincetórix?

En las dos anotaciones aparece escrito el nombre del galo de las dos formas...

Saludetes

Isabel Barceló Chico dijo...

Una guerra de mucho sufrimiento para los que participaron entonces y para los lectores de ahora. A mí, al menos, no me llega la camisa al cuerpo. Espero que no se haga esperar mucho el desenlace.

Luis Caboblanco dijo...

Vergincetorix... en galo, "Vencedor en cien batallas"

Un saludo :-)

Juan Antonio del Pino dijo...

Yo tampoco me he leido la "Guerra de las Galias" así que estoy también en ascuas par ver qué pasa a continuación.
Comentar eso sí, dos cosas:
*hay una película sobre el tema: Druidas, donde el papel de VERCINGETORIX lo hace Christopher Lambert. La peli es más bien irregular, a veces con buenos momentos, otras veces más bien floja. De lo que pude concluir me quedó la idea de un Vercingetorix que no se hacía respetar demasiado por sus subordinados, demasiado dubitativo para imponer sus criterios. No sé si esa imagen corresponde o no a la realidad.
*Hay un juego de Pc que quizá más de uno conozca:Imperium, que, me parece, tiene una más que decente base documental. Me llamó la atención que determinados combatientes del Juego de Ordenador salieron luego tal cual en la película esa de Druidas.
Y nada, no interrumpo más que quiero enterrame pronto de la historia de los galos y los romanos...

Anónimo dijo...

La rampa de avaricum fue una obra maestra de ingenieria. Por lo visto a Cesar le gustaba destacar en estos desafios. Porque eso aumentaba su dignitas (palabro dificil de definir, pero basicamente consistia en la idea que tenian los demas sobre ti, unido a la fama, el respeto y tus logros personales...), lo mas importante para un romano. Por eso hizo un puente en el Rhin, y por eso tambien pasó a Britannia. (Y volvió cuando las cosas no le salieron bien del todo). Tambien queria emular a Escipion Emiliano, que habia cercado Numancia y Cartago. Queria demostrar que era mejor que el, vamos.
Ademas, por esa epoca, Cesar estaba experimentando con la guerra psicologica. Por ejemplo, a uno de los pueblos druidas, los morinos, lo que hizo fue cortarles todos los robles (arboles sagrados), para que lloraran durante años. Funcionó, y no se les volvió a ver en decadas.
Cenabum se cree que fue una revuelta local que pasó a mas. Por lo visto, los mercaderes romanos y griegos residentes en la zona debieron pasarse 3 pueblos con los habitantes, pensando que la proximidad de las legiones los protegeria. Y como los galos lo sabian, cerraron la ciudad a cal y canto, y eliminaron todo lo que pareciera griego o latino... Claro, esto al transmitirse por "hablanet" pasó de ser "han masacrado en una pequeña ciudad a los romanos" a "los romanos corren que se las pelan por toda la galia".
Lo de Avaricum fue debido a que asi, demostraba a los Galos que iba en serio, que era capaz de todo y... que era uno de los pocos sitios donde habia comida. Los galos estaban practicando tierra quemada, pero en los bosques y campos. No se atrevieron a quemar sus propias cosechas. Resultado: obligaron a Cesar a tomar la ciudad.
Gergovia... vale, fue una derrota menor de Cesar, pero no fue porque Vergin fuera mejor, sino por un error de la IX (para variar). Por lo visto, en medio de la batalla, Cesar ordenó un reagrupamiento de la legion por medio de las trompetas. Pero el toque de ataque era similar, y fue confundido por las tropas, que se lanzaron al ataque. Fue la accion de los Centuriones lo que salvó la legion. Pero su perdida fue terrible... 46 de 50. Eso era lo que Cesar consideró como perdida. Para un general de Roma, el perder tropas o incluso Legados (senatoriales o no), estaba dentro de las "perdidas aceptables". Pero se ponian a llorar si perdian centuriones. Estos eran militares profesionales (no confundir con Sargentos), veteranos y entrenados, que a su vez entrenaban a los soldados. Un soldado, con 90 dias de entrenamiento se podia reemplazar. Un Centurion era mas complicado de encontrar.