jueves, 22 de junio de 2006

La conciencia de Nerón

Nerón, en el dialecto sabino que aún se hablaba en Roma durante el primer siglo después del nacimiento de Cristo, quería decir “fuerte”. En los primeros cinco años de su reinado, aquel marrajo de cuerpo y mente hizo honor a su nombre, mostrándose como un emperador magnánimo y sensato, cualidades que las más de las veces nacen de la fortaleza de alma, pero el mérito probablemente no fue suyo, sino de Séneca, que era el que realmente gobernaba en su nombre.

Séneca era hispano de Corduba, millonario por parte de madre y padre y filósofo de profesión, y había dado mucho que hablar desde años antes de que Agripina le contratase como educador de la bestia de su hijo. Entre sus logros y virtudes, el saber expresarse, aunando sinceridad, educación, vehemencia y respeto, vamos… igualito que cualquiera de nuestros politicastros de ahora; en cuanto a sus debes, también eran variados y rotundos: Calígula le había condenado dos veces a muerte porque le resultaba “impertinentemente listo”, pero la primera vez le indultó gracias a que estaba enfermo de asma y la segunda, posiblemente, porque se olvidó de confirmar la pena. Claudio le desterró a Córcega, al parecer por un problema de “cuernos” nunca resuelto, pero que implicaba a su tía Julia, la hija del divino Germánico. Allí permaneció Séneca ocho largos años pensando y escribiendo… o sea, tocándose los hue… que diría mi padre, pero Agripina le rescató porque valoraba su carácter sentido y estoico, tendencia de la que se constituyó en incontestable maestro.

Lo que estaba claro es que era un hombre raro. No tenía reparos en acrecentar su fortuna amparándose en sus variopintos contactos, pero no utilizó su patrimonio para vivir como un cura ya que bebía poquísimo, solo bebía agua, dormía en una tabla de madera y el poco dinero que gastaba, iba destinado a libros y esculturas. Siempre fue fiel a su mujer, a pesar de ser, dicen, atractivo, y a quienes le acusaban de utilizar la usura para su lucro personal, les perdonó la vida, aun cuando podía haberlos ejecutado sin compasión… Eso sí, siguió practicando la usura.

Mientras Séneca consiguió atar en corto a Nerón, todo fue bien: Se administraron bien los recursos públicos – a pesar de “pequeños detalles como los anteriormente descritos -, se potenció la administración de justicia y la policía, se dejaron de firmar sentencias de muerte… Roma tenía un buen emperador al que no veía, porque estaba casi exclusivamente interesado en la música y el arte, cosas a priori, poco peligrosas…Pero en un determinado momento, Nerón cayó en los brazos de Popea, una Agripina que debía de estar como un auténtico queso, y que, como quería hacer de Emperatriz, tuvo que empujar a su marido a hacer de emperador.

Y Roma empezó a temblar, y Séneca, atribulado, no consiguió empujar a la oveja al redil, porque esta ya se había convertido en un monstruo: Nerón, manifiestamente loco, asesinó a su madre, se exhibió en el Circo como auriga y gladiador, mató a aquellos senadores que no consentían en reírles las gracias y se arrimó a conflictivos personajes, como el astuto Tigelino. Más esto no fue lo peor, sino el hecho de que jamás volvió a tomar en serio a su antiguo preceptor, que permanecía aún a su lado, quizá confiado en que conseguiría parar su caída intelectual y moral, y evitar que acabara despeñado. Tras el famoso incendio del 64 d.C., el descubrimiento de la enésima conspiración contra su persona arrojó el nombre de Lucano, otro cordobés, que cometió la increíble torpeza, no ya de ganar un premio de poesía al que también se presentaba Nerón… sino de presentarse a por el premio. El emperador, bastante cabreado, le prohibió componer y, conocida su participación en el complot y sometido a terribles interrogatorios, cantó hasta lo que no sabía, como por ejemplo el nombre de Séneca, su primo. Éste, con mucha calma, abrazó a su mujer, Paulina, redactó una carta de adiós a los romanos y otra muy crítica a Nerón, bebió cicuta, se abrió las venas y murió según los preceptos del estoicismo, aunque posiblemente nunca aprendió a cumplirlos plenamente. Al menos, durante los últimos meses de su vida, se erigió en el único hombre fuera de la camarilla del Emperador, que podía hablar más o menos libremente en su presencia, e incluso cantarle las cuarenta, como cuando, ante una queja de Nerón porque el aire le desarmaba los bucles de su peinado, le espetó “Ignoranti, quem portum petat, nullus suus ventus est” o “Ningún viento es favorable para el que no sabe a que puerto va…”

El paso de los siglos ha engrandecido la figura de Séneca, personaje con muchos más claroscuros, incluso, de los que aparenta, pero lo cierto es que se expresaba como los ángeles. Sin embargo, la mayoría de sus obras no son claras y exigen concentración y constancia. En ellas, el padre del “ensayo moderno” y de la “tragedia hablada” desarrolla y defiende lo que para él, es la manera más “honrada” de encarar la propia vida, además de, inconscientemente, dejar a la luz sus numerosas contradicciones y defectos que impidieron a este hombre vivir de acuerdo a las directrices que plasmaba en el papel.

¿Realmente lo intentó...?


14 comentarios:

Anónimo dijo...

A pesar de todas sus enseñanzas, Séneca iba un poco por libre a la hora de actuar, adulaba cuando le convenía, difamaba y se vengaba en cuanto podía - como hizo con Claudio ya que a su muerte escribió una tremenda sátira que circuló clandestinamente, (Apoteosis entre las calabazas) - y se hizo muy rico con demasiada rapidez, pero eso no le impidió hacer unos escritos de adoctrinamiento moral.
Tengo entendido que aunque él era cordobés, descendía de una familia patricia romana asentada en Córdoba siglo y medio antes. Su padre pertenecía al “orden ecuestre” aunque con poca antigüedad y su madre a un ilustre y rico linaje cordobés tal vez hispanorromano.
Un abrazo

Anónimo dijo...

...Supongo que este filósofo se topó con la cara y cruz de vivir bajo el ala de la bestia tirana. De un lado, protegido y venerado como sabio consejero del poder; de otro, la arriesgada consecuencia de encontrarse a merced de un loco. El riesgo prevaleció y el conocimiento se volvió en su contra. Fue la última lección de un genio, aunque demasiado expresiva... SALUDANDO:
LeeTamargo.-

Anónimo dijo...

Hola Caboblanco:
Interesante artículo el de hoy.
La Historia siempre ha tratado a los personajes en diferentes formas que muchas veces no se ajustaban exactamente a como era dicho personaje.
Por eso, a veces, aparecen esas contradicciones.Un saludo
José

Anazia dijo...

Siempre he tenido conciencia de la existencia de Séneca y parte de sus pensamientos, pero nunca de cómo se producían. Gracias.

Edem dijo...

Lucio Domicio Ahenobarbo Tiberio Claudio Druso Neron Germánico... "Neron" para los amigos, para mi qeu tuvo mala prensa. Si, no niego que cometiera barbarirades, pero que la historia posterior, bien echa por republicanos como Tito Livio, o bien por Cristianos, no le dieron muy buena prensa.
Su problema parece ser una enfermedad que tuvo. Desde entonces, cambió en su mentalidad y en su forma de ver las cosas. Hasta entonces, Séneca y Burro habian manejado el Imperio bien, y hasta le acusaban de blando y todo. Si, a Neron, le obligaron a firmar una pena de muerte contra un conjurado, y se le oyó decir eso de "ojala no hubiera aprendido a escribir".
Pero fue una enfermedad, unido a que por sus venas corrian muchas mezclas entre las mismas familias nobles, muchas de ellas excentricas, como los Claudios, Los Domicios ahenobarbos, los Ponponios (Metelos), y un largo etc.
Si a eso le sumamos una crisis nerviosa, pues...
No obstante, su leyenda de "tipo raro" tiene algunas cosas que "huelen". Por ejemplo, el pueblo le queria, y hasta mucho tiempo despues de su muerte, su tumba era adornada con flores por el pueblo. Lo mas seguro es que no tuviera que ver nada con el famoso incendio de Roma. Que no era el primero, por otra parte. Construcciones pegadas unas a otras, de madera, yeso y productos inflamables, daban incendios para rato. De echo fue el quien reformó a los Vigiles de Augusto para que tuvieran funciones de Bombero, además de las de policia. Y su reaccion de correr a Roma y ayuda a atajar el incendio demuestra que no hubo predemitacion. Que despues aprovechara para cargarse a "los enemigos del estado, vease Cristianos", y para construir su proyecto de ciudad, pues... pero lo de construir era algo obligado para un gobernante. Su deber, y su obligacion, era dejar impronta con edificios publicos y privados. Algo asi como "ole mis ...., mira lo que os dejo".
En cuanto a Seneca... creo que fue uno de los ultimos romanos libres, a pesar de los tiempos en los que le tocó vivir. Hacia y decia lo que queria, y cuando murió, lo hizo como un Romano, suicidandose por su propia mano, en compañia de su familia y amigos, a los que pidio que enviaran una carta al emperador "no cantes mas", y que siguieran la cena en su honor con su cadaver presente.
Le dieron el gusto, por cierto.
Un saludo de Edem.

Anónimo dijo...

Gracias por tu saludo y buenos deseos, Caboblanco; pues sí, de nuevo aquí saludando a l@s amigos de la blogósfera, poquito a poquito, que aún estoy convalesciente;-)

Cómo siempre, un placer leerte, amigo. ¡Quien te hubiera tenido como profe de Historia!

Un entrañable abrazo

Hannah

Anónimo dijo...

Edem,

Es pobrable que Nerón tenga muy mala prensa, pero tampoco hay que exagerar por el lado contrario. Es cierto que el pueblo le quería mucho, pero solo la más baja plebe por que repartía con ellos el dinero que Nerón robaba a los ricos, siempre que tenía problemas economicos "surgía" una conspiración para asesinarle en la que siempre estaban envueltos los más ricos del momento.

Por otra parte es bastante improbable que tuviese algo que ver en el inicio del incendio de Roma, pero es cierto la ocasión para quemar todas las mansiones que estaban cercanas a su palacio. Para esto enviaba matones a prenderlas fuego. Así no provoco el fuego pero lo dirigio hacía los barrios que a él le interesaba.

Chus dijo...

Por aquí me dejo caer, para aprender un poquito más, como cada vez que publicas un post. Los apéndices formados por los comentarios tambien son de gran calidad.
Saludos

Anónimo dijo...

Es cierto que Séneca tuvo una vida vacilante, pero no se le puede negar una muerte serena.
Séneca no demostró insensibilidad sino resignación. Vivió en la desolación total de quien acepta la razón por entero y luego la encuentra desvalida. La razón natural, esa que nos acerca al hombre, la que no se diferencia de la vida y que no es capaz de explicarla, ni trascenderla; sólo soportarla dignamente. La dignidad para los estoicos es lo más parecido a la libertad personal.
En muchos de tus artículos, hablas de esa resistencia a la desesperada que nos es tan fácil de reconocer en el ánimo español( si es que existe algún vicio o virtud que nos distinga del resto del mundo...) y esa desesperación en Séneca, no es dogmática aunque tampoco cerrada a la esperanza. Es una especie de debilidad ante el "Gran teatro del mundo", el cosmos y caer vencido por él pero sin rencor. Ni con fé ni sin ella...un "ateismo esperanzado" que huye de lo absoluto.
A pesar de la "sugerencia " de Nerón, no fue un mártir de su demencia. Murió callada y teatralmente ( el cuadro tiene esa lectura compositiva, esa puesta en escena)como un suicida que no quiere parecerlo, sin rastro de violencia ni protesta con estilo para conservar la razón en un tiempo de barbarie y decadencia.Lo que castizamente llamaríamos "guardar el tipo", ponerse en lo peor y afrontar el tiempo y la muerte con una estrategia de sacarle partido y no por ello, dejar de ser "elegante"

Un abrazo

Isabel Barceló Chico dijo...

¡Menudo tema has sacado esta vez, caboblanco! Daría para que pasáramos horas y horas dándole al pico. Sobre todo porque los personajes de los que has hablado: Séneca, Nerón, Lucano, Agripina, Popea... y los que has callado, resultan apasionantes. Todos ellos tienen fuertes contrastes y difícilmente podremos algún día conocer en todos sus detalles lo que cada cual hizo y si había o no coherencia entre su discurso y sus actos. No es nada fácil discernir. Pero son precisamente sus contradicciones, sus defectos y errores los que dan atractivo y relieve humano a sus biografías.
Creo que la crueldad de Nerón al mandar matar a su propia madre no tiene parangón, así que ni con las mejores virtudes del mundo se lo podríamos perdonar. Y Séneca, la verdad, no hizo nada para impedirlo, al contrario, contribuyó activamente a desprestigiar a Agripina para hacer creíble la mentira que entre todos habían urdido para justificar su muerte. Quizá el propio Séneca no merecía morir así, pero no podía cogerle de sorpresa... Bueno, y corto ya porque de lo contrario resultaría pesada.
Un tema estupendo, caboblanco, que espero que continúes por todas sus ramificaciones. Saludos.

Anónimo dijo...

El hablar de Séneca en la época en que vivió es dificil.El Imperio romano estaba hundido sus, gobernantes unos asesinos, la moraaal por los suelos y al más minimo movimiento eras tachado de conspirador, como le ocurrió a Séneca que fue acusado de complicidad en la conjuración de Calpurnio Pisón, siendo condenado a muerte por Nerón, dejándole elegir la muerte por haber sido su preceptor y amigo,se cortó las venas. Fue un prolífero escritor tanto filosófico o literato.Como literato escribe 9 tragedias con temas griegos mas para ser leidas que representadas.En cuanto a su pensamiento filosófico es deficil clasificalo pues no se atenía a reglas era totalmente asistemático,el expone sus ideas a medida que le van viniendo a la mente,se dice estoíco y la parte fundamental de la filosofia de Séneca es la ëtica.
Como nota curiosa la pretendida correspondencia con San Pablo, en el S XV se demostro su caracter apócrifo. Y el hablar de su filosofia nos llevaría unos cuantos años. Un abrazo Nina

Anónimo dijo...

Una vez mas se comprueba que no hay negor ni blanco sino mucho gris... La percepción de los gobernantes suele ser diferente dependiendo de la clase social..

mixtu dijo...

he tenido conciencia de la existencia de Séneca ...
excelente
abrazos

Maribel Molina Rey dijo...

"El paso de los siglos ha engrandecido la figura de Séneca, personaje con muchos más claroscuros, incluso, de los que aparenta.. "

me ha gustado.

Claro que el engrandecimiento de la figura de séneca, creo yo, que se debió más a un ardid político/religioso que personal. No olvidemos que el estoicismo es una doctrina "afín" al cristianismo y este tomó valores del otro, vamos que la iglesia a ayudado bastante a ello.