¿Creen ustedes que los paramilitares son cosa de “países sudamericanos”? Pues no... no, no... Como, tanto lo bueno como lo malo está ya inventado, nosotros ya tuvimos nuestra propia ración de “salvapatrias” justicieros con motivo de una de las cosas que peor hemos gestionado los españoles desde que el sol sale por la mañana y se pone por la tarde: Cuba.
Resulta que, en la cuestión cubana, esto es, en los intentos españoles de dominar la isla por las malas – que, desgraciadamente, superaron con mucho a los que se intentaron por las buenas... – llegamos a un momento de empate técnico en el que ambos bancos estábamos más o menos groggies a santo de las enormes bajas que los enfrentamientos armados y, sobre todo, las enfermedades, ocasionaban. Como digo, ni al Capitán General español de la isla – a la sazón el Conde de Valmaseda – le mandaban hombres suficientes para inclinar la lucha a su favor, ni los insurgentes cubanos gozaban de ayuda “yankie” bastante para canear a los españoles... En estas que el 31 de octubre de 1873 una fragata española de nombre “Tornado” que andaba en misión de rutina por el mar del caribe apresa muy gallardamente al “Virginius”, un buque mercante de bandera norteamericana que, al parecer, iba a desembarcar una ingente cantidad de pertrechos y armas para los cubanos y que, al parecer también, estaba ya en aguas jamaicanas.
Resulta que, en la cuestión cubana, esto es, en los intentos españoles de dominar la isla por las malas – que, desgraciadamente, superaron con mucho a los que se intentaron por las buenas... – llegamos a un momento de empate técnico en el que ambos bancos estábamos más o menos groggies a santo de las enormes bajas que los enfrentamientos armados y, sobre todo, las enfermedades, ocasionaban. Como digo, ni al Capitán General español de la isla – a la sazón el Conde de Valmaseda – le mandaban hombres suficientes para inclinar la lucha a su favor, ni los insurgentes cubanos gozaban de ayuda “yankie” bastante para canear a los españoles... En estas que el 31 de octubre de 1873 una fragata española de nombre “Tornado” que andaba en misión de rutina por el mar del caribe apresa muy gallardamente al “Virginius”, un buque mercante de bandera norteamericana que, al parecer, iba a desembarcar una ingente cantidad de pertrechos y armas para los cubanos y que, al parecer también, estaba ya en aguas jamaicanas.
Bueno... una vez desembarcados, los tripulantes – la práctica totalidad norteamericanos y británicos, en su mayoría mercenarios y buscadores de fortuna... aunque también había ciudadanos que podrían pertenecer a un escaso pasaje – son recluidos en un barracón y en un barco amarrado al muelle, a la espera de juicio sumarísimo. A partir de aquí, no hay una sola versión a la que creer pero el caso es que, en menos que canta un gallo, empiezan las ejecuciones “gratuitas” y, para cuando el gobierno se quiere dar cuenta, ya van 71 norteamericanos muertos, muchos de ellos fusilados por la espalda.
¿Los responsables? Como ya dije, un grupo de paramilitares españoles, de carácter semi - oficial, que se autonombraban “los voluntarios de la Habana” y que daban cobijo bajo su manto a cierto número de maleantes, ex convictos, amargados y violentos varios, enemigos declarados de conceder cualquier tipo de autonomía a la isla y responsables de numerosas correrías, destrozos y linchamientos al más puro estilo “Kale Borroka”. Naturalmente, se podría haber armado la mundial... pero, Emilio Castelar – Presidente de la República y mejor orador en castellano de la historia de la humanidad – le suelta al embajador norteamericano tal colección de excusas en perfecto inglés que, al poco, la Sexta flota vuelve a puerto salvando para nuestro país el futuro de la provincia... aunque por poco tiempo.
1 comentario:
Excelente reseña. No tenía la menor idea del incidente pero ahora he buscado en Internet y algo aparece. Sin embargo, en algunas referencias defiende que la metrópoli estaba al tanto de las ejecuciones.
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