miércoles, 26 de octubre de 2005

Que me diga que le debo


El Gran Capitán descubre el cadaver del Duque de Nemours

Doscientos mil setecientos treinta y seis ducados y nueve reales en frailes monjas y pobres para que rogasen a Dios por la prosperidad de las armas españolas.
Cien millones en picos, palas y azadones
Cien mil ducados en pólvora y balas
Diez mil ducados en guantes para preservar a las tropas españolas del mal olor de los cadáveres enemigos tendidos en el campo de batalla.
Ciento setenta mil ducados en poner y renovar campanas, destruidas por el uso continuo de repicar todos los días por nuevas victorias conseguidas sobre el enemigo.
Cincuenta mil ducados en aguardiente para las tropas en día de combate
Millón y medio de ídem para mantener prisioneros y heridos
Tres millones en sufragios para los muertos
Setecientos mil cuatrocientos noventa y cuatro ducados en espías
Cien millones por mi paciencia en escuchar, ayer, que el Rey pedía cuentas a quien le había regalado un reino.

¿Qué hay de verdad en estas famosas cuentas? … pues mucho; Este episodio de la vida de Gonzalo Fernández De Córdoba, El Gran Capitán, es intenso, divertido y está bien documentado. Indudablemente, el Rey Fernando el Católico, junto con su esposa, Isabel, fue el monarca que sentó las bases de la grandeza de España. Pero Fernando, aparte de sus indiscutibles dotes políticas y diplomáticas, tenía una recelosa inclinación por el control de gastos. Además, los continuos éxitos militares de su vasallo más famoso, que los poetas recitaban de memoria por toda Europa, le tocaban bastante “la moral”. Según algunos cronistas, el Rey estaba deseando que el caballeroso Gonzalo metiera mínimamente la pata, para tener la oportunidad de leerle la cartilla; La excusa perfecta fue el excesivo dinero que, según los interventores de Hacienda, se gastó durante las Guerras de Nápoles (1501-1504)

Cuando Gonzalo, que como todas las personas inteligentes era dueño de un gran sentido del humor, oyó de boca de los funcionarios fernandinos semejante sarta de reproches, se lo tomó medio bien, pero no pudo evitar sentirse molesto por lo que consideraba una mezquindad después de haber conquistado un reino para su desagradecido soberano. Por eso, una vez llegado a España, Don Gonzalo se encargó de confeccionar la anterior lista, a medio camino entre la chanza y el desprecio, a base de algunas partidas más o menos verosímiles y otras, que parecen surgidas como consecuencia de una borrachera. Estas cuentas del Gran Capitán, corrieron de boca en boca y llegaron a nuestros días como expresión alusiva a toda justificación de gastos desorbitados, incoherentes y arbitrarios.

Pero… ¿Qué hubiese pasado si se hubiera escatimado dinero? Sin duda, la guerra se hubiese perdido. En todo caso, y aquí reside el fondo de la leyenda, el coste de una guerra pérdida, aunque barata, es siempre muy superior al de una guerra ganada, aunque cara. No hay ambición sin un elevado coste; y si hablamos de aquellos tiempos, cuando emergía una política cicatera, los países sufrían o desaparecían. La Aura medicocritas es una invitación al fracaso histórico.

El tema de las cuentas sirve también para valorar el precio de la identidad nacional. Una de las grandes paradojas del mundo moderno es sin duda la siguiente: un país se construye sobre una carga fiscal elevada, que nadie quiere aceptar para sí mismo. De aquí la queja de ciertos historiadores, y la mía propia, sobre la ruindad de las clases dirigentes de nuestro país durante el siglo XVI y XVII, desinteresados de estos asuntos, siempre entregados a sus ocios y a sus gastos. Resulta increible, por tanto, que una actitud tan cara, tan fútil y tan inútil acabara dando lugar a esa maravilla que es el barroco español.

¿Sabéis donde se guarda el original de dicho documento?... porque también tiene su miga…



18 comentarios:

Turulato dijo...

Se guardan en el Archivo General de Simancas.
Este artículo me ha llegado al corazón Luís.
Don Gonzalo fué Jefe de la Coronelía que yo llegué a mandar casi 500 años después...
En mi despacho guardaba los Historiales, escritos a mano, que reflejaban los hechos.
Y aún hoy, uno de mis amigos se apellida así. Excelente persona. Y un señor caballero.

Luis Caboblanco dijo...

Hola Turulato ¿Llegaste a mandar una Coronelía? Madre del amor hermoso.. ¡menuda responsabilidad!

Las antiguas Coronelias se componían de tres tercios y, como sabras, se llamaban así porque las mandaba un Coronel.

En cuanto al asunto del original del documento de marras, tu respuesta es acertada. En el Archivo General de Simancas se guarda una nómina manuscrita de Gonzalo donde figuran determinados adeudos, pero sin embargo, no coincide exactamente con la lista del artículo. Para reconstruirla debemos acudir a dos instituciones más.

Un fuerte abrazo.

Turulato dijo...

En cuanto a las guerras..
Son creadoras natas de tecnología.
Alteran el futuro de los pueblos de una manera impredecible.
Eliminan generaciones.
En ellas se ve lo mejor y lo peor que puede ofrecer el ser humano.
Se podrían definir como el proceso en que "la sangre lava los errores de los políticos".
Hoy son todas económicas.
Nadie, nadie, es inocente.
La "verdad" se escribe en los periódicos del vencedor.
Y el odio en todos los medios.
A los pacíficos les llaman cobardes.
Los pacifistas, al cabo, generan una cantidad de sangre increible.
Las reglas de un conflicto las establece el fulano que te apunta o el drogado que te arrea un machetazo; todas las que haya publicado cualquier BOE te las puedes meter donde te quepan.
Los que "montan el tinglao" mueren en la cama.
Cada día hay más guerras.
En nuestra sociedad, creemos que la realidad está en la tele.
Sí nos "tocan el bolsillo" somos capaces de cualquier cosa; ¿lo dudas?...
Y los medios militares son cada día más caros. A los ciudadanos se les convence con una facilidad pavorosa de que las guerras son YA sólo tecnológicas. La mayoría de quienes me lean no habían nacido cuando se comenzó a "distribuir esta mentalidad", aunque la guerra siga siendo cosa de personas mugrientas, que se parten el alma a garrotazos. Pero así se consiguen dos cosas: Que las empresas de tecnología de defensa obtengan unos beneficios increibles, vendiendo unos "chismes" que suelen quedarse obsoletos sin ser plénamente usados (como los puñeteros móviles), y que las personas se entreguen a los poderosos -renunciando a su libertad-, pues están convencidos mentálmente de que no son capaces de hacer nada.
Y en último caso, se paga una misería a un emigrante -como hacen los españoles- para que dé la cara por ellos; hoy, el viejo uniforme del Ejército Español lo llevan los guineanos y a la Bandera de España, (que guste o no, se quiera admitir o no, nos representa a todos ante terceros)juran defenderla marroquíes, mauritanos, argelinos, ecuatorianos, colombianos,...
A mí se me cae la cara de vergüenza.Y estoy acojonado...
Porque sí algún día hay paz será porque las personas han adquirido un profundísimo sentido ético y se han vuelto enórmemente exigentes.

Luis Caboblanco dijo...

Gueras tecnológicas, daños colaterales, minimizar bajas civiles, ataques quirurjicos... ¡De qué variadas maneras se nos vende el sufrimiento! y siguiendo con tu idea de que las guerras son, básicamente económicas, creo que las de final de este siglo y el siguiente, serán por el agua.

Las leyes son básicamente innecesarias. El que no las cumple, generalmente lo tiene decidido desde el principio, y el que opta por respetarlas, en el fondo no las necesita.

Los jóvenes españoles no están dispuestos a jurar esta bandera principalmente por dos cosas: 1) Mi generación ha vivido estupendamente. Podía decirse que solo hemos sufrido de amores, no de necesidad. 2) ¿Que ofrece España ahora a los jóvenes? ETT´s, dividendos para unos pocos, becarios, botellón, una educación lamentable, falta de acceso a la cultura, una clase política penosa,tensiones entre españoles hermanos de allí y de allá...

No me gusta lo que veo. No me gusta nada.

Un abrazo

Turulato dijo...

Y España tiene mucho de ruín, si. O sea, así somos los españoles..
"Tengo derecho a que tú me des y reconozcas y concedas y otorgues y.."
Y para que gente así se quede contenta -que no se queda nunca-, tienen que existir otros que sufran por "El Cochecito" (http://www.cervantesvirtual.com/bib_autor/Azcona/cochecito.html
)
Pero atendamos a lo que dice la ciencia...
En una economía saneada, en equilibrio, la Demanda Agregada o Gasto Planeado debe de ser igual a la Producción.
En "román paladino": gasta lo que tengas, que te vas a enterar el día que tu mujer vaya al paro y te suban los intereses de la hipoteca..
Y la Demanda Agregada de todos nosotros es = Lo que se Consume aquí + Lo que Invertimos + Lo que se gasta el Estado (el que manda y "tira" del dinero que no es de él, ¿lo captas?)+ lo que somos capaces de vender por el mundo mundial - lo que le compramos al mundo mundial + la pasta que recibimos de los emigrantes - la pasta que envían a su casa los que emigraron aquí.
Y como la DA, lo que planeas gastar, "es lo que es"..
Sí "metes mano" por un lado, por ejemplo sí el Gobierno de turno abre el monedero terminará cogiendo mediante impuestos las "pelas" que guardabas para la lavadora. Equilibrio puro.
Y sí se desequilibra, porque hay que impulsar la economia, o sea sí pagas de hipoteca más de lo que puedes y te endeudas, tú o tus hijos las váis a pasar luego canutas.
Viene esto a cuento de que Carlos I/V y su hijo Felipe II gastaron en mantener su imperio tanto dinero que aún nos dura la "resaca".
No es que la Inversión y el Consumo se fueron a hacer puñetas, pues -excepto uns pocos- no teníamos dinero para invertir ní para consumir...
No es que las Américas no mandasen dineros, que mandaron lo que no se sabe..
No es que no mandásemos lana a los flamencos...
Y así..
No. Es que el Estado gastaba un "pastón" y a los españoles, y para los españoles, les quedó el aire puro de la sierra..
Pero lo malo no fué eso. No creo.
Lo malo es que se modificó la genética española y cuando "uno de aquí" MANDA, le entra "furor uterino" y gasta, "por la gloria de sus santos padres", todo lo que nunca tuvo ní tendrá, de forma que los demás no tenemos manera de invertir un real y modernizar el pais. Y no dudéis que un país se moderniza según cambie lo privado; quien no lo crea que se vaya a la URSS.
Y así, por pura necesidad, los españoles se volvieron ruínes..

Luis Caboblanco dijo...

Totalmente deacuerdo Turulato. Por romper una lanza en favor de nuestra clase política te diré que una amistad era jefe de un negociado del Ministerio de trabajo hace años, y se las ingenió para que yo pudiera pasar a comer a ese edificio con el consiguiente alivio de mi economía (se comía por dos euros). La mayoría de los dias Javier Arenas comía con el resto de funcionarios y en medio de amena conversación.

Pero sí, en la piel de toro somos más de pedir ¡qué quieres! nos han tratado como súbditos los últimos 1200 años... pues se nos han quedado eso de que "quien no llora no mama". Lástima que no hayamos tenido aquí un Oliver Cromwell...

Y en cuanto a los cálculos que echas, todos son acertados. El Estado no es más que una casa dónde debe entrar, al menos, el mismo dinero que el que se gasta. Y eso de la iniciativa privada es rigurosamente cierto, aunque... eso del estado del bienestar suena tan bien..

Anónimo dijo...

Esa frase la usaba mi abuelo! y que manera de saber su origen y de conocer como siempre por tus palabras...de disfrutar de estas tertulias entre turulato y tú todo un placer...

Bikiño :)

Anónimo dijo...

Al final del post surgió la explosión y se produjo un diálogo tan ameno, rápido y esclarecedor que ya no es posible decir nada más. Mis felicitaciones para Turulato y Caboblanco, me alegra haber podido asistir a este debate.
Un abrazo amiguinos por este buen momento.

almena dijo...

es curioso el origen de ese dicho que ha llegado a nuestros días.
En cualquier caso, algunos historiadores tildan a estas "cuentas" de apócrifas. Parece que el lenguaje que se utiliza en ellas no era el propio de la época.

Saludos cordiales!

Anónimo dijo...

Esta historia de las cuentas del gran Capitán le gustaba mucho a mi padre, no se por qué y me la contaba frecuentemente de pequeño.

Luis Caboblanco dijo...

¡Hola a todos!

En cuanto a las cuentas, la versión que circula ahora por libros y bibliotecas españolas es fruto de la fusión de tres documentos: La nómina de gastos de una de las unidades del Gran Capitán que se encuentra en el archivo de Simancas, un documento que se guarda en el Museo del Ejército y que data de mediados del XVIII y, por último, una versión de las cuentas, de mediados del XVI, que se guarda en el Tribunal... de CUENTAS..Je.. je.

Yo creo que son reales. La nómina coincide en un 50% con el texto aceptado para las cuentas y, además, están manuscritas y firmadas por el Gran Capitán. Además, hay varios cronistas que hacen referencia a este documento, durante los siglos XVI y XVII.

Un fuerte abrazo a todos y, especialmente, a TURULATO, socio más antiguo de este BLOG.

Anónimo dijo...

Muy interesante el artículo y más interesantes aún sus comentarios! ;)
Un saludo

Anónimo dijo...

Vale, entre turulato y caboblanco, me enseñan mucho sobre historia, muchas gracias a ambos.

Anónimo dijo...

Yo como antipolitica que soy
no entro en detalles que no me gustan, así que me dedicaré a comentarte las verdaderas perdidas
que son las humanas en el momento que caen bajo las garras de una guerra.
Un besito y perdona por salirme del contexto.

Raúl dijo...

Por los lados de latinoamérica, creo que heredamos mucho de esa forma de ver las cosas que veo aqueja a España. El problema es que no tenemos de donde mantener nuestros gastos. Ni los básicos, a veces.
Saludos,

Anónimo dijo...

¡Qué gran moraleja! Parece como si siempre hubiera que desperdiciar para saber ganar y para saber qué es lo que realmente vale cada cosa. Besos miles de Andrea

Anónimo dijo...

No lo sabia, ahora gracias a Turulato y a ti, Caboblanco, ya sé donde se encuentran.
Curioso como algunas frases acuñadas siglos atrás llegan hasta nuestros días y encajan en nuestra cultura perfectamente.
El Gran Capitán debió de ser todo un personaje y sí poseía buen humor infinitamente mejor.

Un abrazo

Anónimo dijo...

he seguido el texto y los comentarios estupendos