martes, 30 de diciembre de 2008

Arquitectura templaria ¿Mito o realidad?

Pocas realidades históricas han acumulado tanta literatura legendaria y han sido asociadas con más fuerza al mundo del ocultismo, como la Orden de los Caballeros Templarios u Orden del Temple. Dejando aparte todo lo que aún no sabemos de ellos – que es mucho – y lo que sí atisbamos a vislumbrar, como ciertos flirteos de algunos caballeros o encomiendas con fenómenos místicos de carácter cognoscitivo como la Cábala o con corrientes filosóficas políticamente poco correctas de procedencia árabe, una de sus manifestaciones más controvertidas es sin duda la arquitectura; ¿Qué hay de cierto en todo lo que se afirma con relación a sus iglesias y templos? ¿Manejaban acaso un conocimiento de la arquitectura superlativo? ¿Es posible que sus construcciones tuvieran una función esotérica?

Un error interpretativo que ha perdurado hasta nuestros días es la atribución al Temple de los edificios religiosos de planta circular. Esta percepción equivocada tiene su origen en las teorías del Gran arquitecto francés Viollet-le-duc (1868), quien afirmó en una tesis universitaria que los caballeros templarios construían sus edificios con planta circular, tanto en Oriente como en Occidente, imitando y recordando la rotonda del Santo Sepulcro de Jerusalén. En su estudio, relacionaba las capillas francesas del Temple en París y en Laon con el valor simbólico del triángulo equilátero como representación de la perfección y su cuadrado, el número nueve, que coincide con el número de fundadores de la Orden del Temple.

Siguiendo esta tendencia, es común la asignación a los Templarios de edificios de procedencia más o menos desconocida, principalmente en los territorios que pertenecieron a la Corona de Castilla, de la que, curiosamente, se guarda mucha menos documentación que de su homóloga, la Corona de Aragón. El aura mitológica de la Orden ha hecho el resto; en consecuencia, es factible que si usted contrata a un constructor para hacer, digamos, un garaje y éste, además de darle planta circular olvida firmar las certificaciones, decenas de años más tarde encuentre quien defienda de forma vehemente su indiscutible origen templario.

Naturalmente, esto último es una exageración, pero no fue hasta que el historiador de arte Elie Lambert (1954) publicó un magnífico estudio, cuando por fin se pudo arrojar algo de luz sobre el controvertido tema. Resumiendo, Lambert documentó la planta de cerca de doscientas cincuenta construcciones de origen claramente templario y certificó que menos del cinco por ciento de las mismas tenían una planta circular, al menos, vagamente. En paralelo, estudió decenas de edificaciones no templarias de éste tipo y llegó a la conclusión de que la planta circular está más relacionada con manifestaciones funerarias que litúrgicas, imitando el monumento funerario por excelencia, el Sepulcro de Cristo en Jerusalén. En el caso particular español, el asunto se complica aún más porque no hay justificación histórica documental que avalen el origen templario de edificaciones tan representativas como las iglesias de Torres del Río o Eunate.



Iglesia de Torres del Río (Navarra)



Iglesia de Eunate (Navarra)


Por último Lambert demostró que, como es natural y casi consecuente, la arquitectura templaria acaba, en la mayoría de los casos, adoptando las formas y maneras típicas del país en la que se asientan, costumbre muy en consonancia con las maneras templarias: no hay que olvidar que una de las prácticas que más se les echaba en cara era su afán de manifestarse de acuerdo al territorio que les acogía, por ejemplo, en el uso de las lenguas romances en sustitución del latín, incluso con la celebración de misas excepcionales en el idioma local.

El caso particular de Castilla.

En Castilla, al contrario que en la Corona de Aragón, las órdenes religiosas estuvieron tremendamente controladas por la monarquía o, al menos, con una férrea supervisión en cuestiones financieras y relativas al funcionamiento. La explicación es clara: el esfuerzo reconquistador en la península – por momentos, exclusivamente castellano – exigía una integración total de todo aquel susceptible de combatir en la doctrina “oficial” del monarca del momento. Por ello se fomentaron en estos territorios las órdenes religiosas “propias” como las Órdenes de Calatrava o Alcántara y además, se restringieron los privilegios de aquellas a la hora de mandar dinero e incluso hombres a Tierra Santa. Éste control derivó en, primero, menor documentación propia y segundo, en un ámbito de actuación más reducido y en un menor número de manifestaciones arquitectónicas singulares.


Sin embargo, es precisamente una de ellas, situada en Segovia, la que suscita mayor número de interrogantes y cuestiones no resueltas: se trata de la Iglesia de la Vera Cruz. En primer lugar, está situada en un inhóspito lugar para una iglesia, separada del casco urbano y con un acceso, hasta hace años, no excesivamente cómodo. En segundo, su planta es tremendamente original puesto que consta de doce facetas o lados más un torreón que hace las veces de campanario. Su origen es totalmente incierto; atribuida en un primer momento a los templarios, es posible sin embargo admirar una lápida que contiene la siguiente inscripción: "Los fundadores de este templo sean colocados en la sede celestial, y los que se extraviaron les acompañen en la misma. Dedicación de la Iglesia del Santo Sepulcro. En los idus de abril, era de 1246 (nuestro 13 de abril de 1208)". De la mencionada inscripción es posible identificar que, efectivamente, la construcción se hallaba desde 1208 bajo la advocación del Santo Sepulcro, es decir, de sus caballeros, puesto que hablamos de una Orden al igual que en el caso de los caballeros del Temple. Entonces... ¿fue construida por templarios y “ganada” más tarde por sus rivales?



Nada se puede decir al respecto. Tan solo que, de la pura observación de la Iglesia para alguien con algún conocimiento, es posible advertir que el templo es seguramente de construcción anterior a esa fecha y, para complicarlo aún más, en 1531 la orden del Santo Sepulcro se unió – mejor decir, fue absorbida – a la de los Caballeros hospitalarios o de San Juan, los históricos rivales de los Templarios.

Sigamos... No hay en España – sí, sin embargo, en nuestro vecino Portugal – ningún otro ejemplo de iglesia de planta Dodecagonal. Y no deja de ser extraño en tanto son más o menos corrientes en otros lugares. El doce es un número sagrado para los cristianos, no solo porque coincidiera con el número de apóstoles sino porque en la revelación de San Juan, Jerusalén se representa como una ciudad provista de doce puertas... y la mencionada revelación es una metáfora de una expresión mística de la fuerza de la arquitectura celestial y puede que una construcción de semejantes características quiera mostrar esa conexión pero con el mundo terrenal. Para complicarlo aún más, cuando uno entra en la construcción tiene la impresión de estar en cualquier sitio menos en una Iglesia. En realidad, dentro de la estructura hay otra, más pequeña, delimitada de nuevo por doce lados y a un nivel más bajo que el del terreno y que se proyecta al exterior mediante una linterna o lucernario que hace que tenga una iluminación algo especial. La impresión que da, sin necesidad de prevaricar, es la de que nos hayamos en un lugar de recogimiento, si se quiere de penitencia pero no estrictamente litúrgico o de culto.

Ascendiendo hacia la bóveda es posible percibir una especie de cripta o al menos, de gran hendidura en la pared en la que sería posible colocar a un hombre adulto. No hay constancia de su utilidad pero es sabido que los Templarios manejaban ciertos ritos iniciáticos que no guardaban demasiado la ortodoxia de la iglesia cristiana y que, para ellos, el acto de tomar los hábitos tenía un fuerte de componente de renacimiento intelectual y moral, equivaliendo a una rotura sin fisuras con todo aquello que pudiera ligar aún al individuo con su vida anterior. ¿Se trata entonces de una cámara iniciática? ¿Se celebraba en la Iglesia, o en la construcción, algún rito de consagración para con los hermanos? ¿Tenía lugar en ella el tradicional “velado de armas” del aspirante a monje?

No es posible, por desgracia, afirmar o demostrar nada, ni tampoco, afortunadamente, dejar de hacerlo. Pero sería irresponsable y estúpido negar que la Iglesia de la Vera Cruz no es un Templo al uso; quizás puede que ni un templo siquiera. Es una maravillosa construcción que, sobre todo, es un ejemplo de un modo diferente y heterogéneo de percibir la realidad, de sentir curiosas e inexplicables sensaciones... Es, permitidme que así os lo manifieste, un teléfono directo... para hablar con uno mismo.

Intentad estar solos en ella un par de minutos.

Dedicado a http://lalinternadesegovia.blogspot.com

5 comentarios:

La Linterna de Segovia dijo...

Mil gracias...

No habría podido expresar mejor las dudas y los misterios que rondan la Vera Cruz...incluso las sensaciones.

Ayer mismo volví a visitarla y todo son preguntas. Cuando uno se planta allí delante y se imagina el templo original, sin la torre y los ábsides, que parecen pegados de mala manera con superglue, no puede más que pensar en lo exageradamente extraña que es y que tuvo que ser en su época.

La cripta de la que hablas, que tiene su correspondencia en el exterior y que parece un sarcófago de piedra, tuvo que ser una cámara ritual, porque si no no tiene ningún sentido -al menos para mi, y perdonad mi ignorancia si no es así.

Dicen que pudo crearse como homenaje tras la perdida Jerusalén, como símbolo de todo lo que se trajeron de allí y, por supuesto, como pequeño refugio espiritual a la medida de sus inquietudes.

Gracias de nuevo. Por el texto y por todo.

PD. Me quedo con una frase supuestamente atribuida a un templario: "las creencias de los paganos valen tanto como las nuestras". Una maravillosa paradoja para la época.

Lunarroja dijo...

He vivido experiencias particulares en dos templos de los que hablas: en la iglesia de la Vera Cruz y en la de Eunate.

Al templo navarro llegué realizando un documental sobre el Camino de Santiago: Mientras todo el equipo de grabación preparaba el material, tuve la oportunidad de estar sola en la iglesia durante bastantes minutos... hasta que llegó alguien para demostrarme el centro de energía que era aquel lugar.
Quizá sea difícil encontrar palabras que definan la magia que encontré en aquel lugar. Sin ser una persona que crea especialmente en todo aquello que se escapa de mi alcance, nunca olvidaré aquellas sensaciones...

A la iglesia segoviana de la Vera Cruz llegué para documentarme para una serie sobre los Templarios. Recuerdo que me contaron una leyenda sobre la muerte de un caballero de la Orden recién inaugurado el templo.
Lo mejor igualmente de aquella visita: los momentos de completa soledad.

Gracias por hacerme recordar.

Unknown dijo...

La espiritualidad y la arquitectura son dos asuntos que han estado muy unidos desde tiempos inmemoriales, unidos de algún modo por la geometría y por la música. Los templarios, los masones, los gnósticos, los pitagóricos, los egipcios, todos ellos al parecer han compartido algún secreto matemático de sabiduría. Puede que sea un mito o puede que solo se trate de algo que percibimos en algún entorno mágico.
Me ha gustado mucho este artículo.

Te deseo felicidad para el año que acabamos de empezar. Y que sigas escribiendo estos artículos tan interesantes y tan agradables de leer.

Alassie dijo...

interesantisima entrada!!!

yo estuve en una en segovia, y sera por la sujestion, pero sientes algo especial

Anónimo dijo...

De todas maneras lo más seguro es que sea un antiguo lugar pagano de adoración, luego los cristianos debieron haberlo ocupado quemando o matando a sus antiguos ocupantes, pero respetando su forma original. Debe ser la explicación más plausible.